/ martes 8 de octubre de 2019

“Todo cae por su propio peso”

Hace 89 años no se presentaba la renuncia a su cargo de un ministro. La dimisión de Eduardo Medina Mora es inédita y tiene relación con el combate a la impunidad que ha emprendido este gobierno desde su inicio y que pretende que los cargos públicos no sean empleados para enriquecerse.

En la campaña presidencial y de renovación del poder legislativo federal el compromiso fue el combate a la corrupción, y en un cambio de régimen se actúa, no se gobierna con palabrería. La investigación de la Unidad de Investigación Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público está cumpliendo con su función e investiga las transacciones que presumen lavado de dinero de quien tenía cuatro años como uno de los 11 integrantes del pleno de la Suprema Corte de Justicia.

El tema que se investiga, no son sólo los 102 millones de pesos de transacciones a Reino Unido y a los Estados Unidos, sino la estela de impunidad que cubre a Medina Mora, su ejercicio sesgado para favorecer a conocidos integrantes del grupo de Enrique Peña Nieto, además de descongelar cuentas de personajes dedicados al tráfico de personas y al narcotráfico, por un monto de 2 mil millones de pesos.

Medina Mora es un hombre de tempestades, rodeado por el escándalo, baste recordar cuando se hizo pública la Operación Limpieza, cuyo fondo real era el hecho de que una investigación periodística diera cuenta que en la entonces Subprocuraduría de Investigaciones Especializadas en Delincuencia Organizada de esa Procuraduría General de la República, encabezada por él existía una red para proteger al Cártel de Sinaloa.

Esos datos sobre el ministro que presentó, evidencian el por qué el expresidente Peña Nieto lejos de combatir la corrupción y castigar a los culpables, se escudaba en que la corrupción “es un gen de los mexicanos”, lo cual como siempre lo hemos dicho: Es falso.

Considero que el servicio público debe ser eso (servir a los ciudadanos), los poderes deben cumplir con sus funciones y quienes lleguen a cualquier cargo debieran actuar de forma honrada, por eso el actuar de este gobierno da cuenta de que no se permitirá la corrupción, sino que se combatirá de forma permanente. Como ya es dicho por todos: “Nada fuera de la ley y nadie por encima de la ley”

El caso del ministro quien renunció aunque faltaban 11 años para que terminara su encargo, es una muestra fehaciente de que los compromisos del presidente de combatir a quienes han cometido actos de corrupción, es una política que se aplica en los hechos.

La ciudadanía ha recibido con buen ánimo la dimisión del ministro, la confianza de que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador actúa con base en la transformación del país, es manifiesta.

A diferencia de los expresidentes Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, la impunidad y el influyentismo que tanto daño le hicieron a México, no son el sello de la casa, vamos por buen camino y aunque a muchos les pese las cosas se están haciendo bien. Ojalá que el ejemplo se siguiera en nuestro querido y aporreado Durango. Si los malhechores no han sido investigados, cuando menos no los dejáramos regresar al uso del poder para favorecer a sus grupos. Y aprovecho para aclarar: Morena en Durango no tiene dueño.

Hace 89 años no se presentaba la renuncia a su cargo de un ministro. La dimisión de Eduardo Medina Mora es inédita y tiene relación con el combate a la impunidad que ha emprendido este gobierno desde su inicio y que pretende que los cargos públicos no sean empleados para enriquecerse.

En la campaña presidencial y de renovación del poder legislativo federal el compromiso fue el combate a la corrupción, y en un cambio de régimen se actúa, no se gobierna con palabrería. La investigación de la Unidad de Investigación Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público está cumpliendo con su función e investiga las transacciones que presumen lavado de dinero de quien tenía cuatro años como uno de los 11 integrantes del pleno de la Suprema Corte de Justicia.

El tema que se investiga, no son sólo los 102 millones de pesos de transacciones a Reino Unido y a los Estados Unidos, sino la estela de impunidad que cubre a Medina Mora, su ejercicio sesgado para favorecer a conocidos integrantes del grupo de Enrique Peña Nieto, además de descongelar cuentas de personajes dedicados al tráfico de personas y al narcotráfico, por un monto de 2 mil millones de pesos.

Medina Mora es un hombre de tempestades, rodeado por el escándalo, baste recordar cuando se hizo pública la Operación Limpieza, cuyo fondo real era el hecho de que una investigación periodística diera cuenta que en la entonces Subprocuraduría de Investigaciones Especializadas en Delincuencia Organizada de esa Procuraduría General de la República, encabezada por él existía una red para proteger al Cártel de Sinaloa.

Esos datos sobre el ministro que presentó, evidencian el por qué el expresidente Peña Nieto lejos de combatir la corrupción y castigar a los culpables, se escudaba en que la corrupción “es un gen de los mexicanos”, lo cual como siempre lo hemos dicho: Es falso.

Considero que el servicio público debe ser eso (servir a los ciudadanos), los poderes deben cumplir con sus funciones y quienes lleguen a cualquier cargo debieran actuar de forma honrada, por eso el actuar de este gobierno da cuenta de que no se permitirá la corrupción, sino que se combatirá de forma permanente. Como ya es dicho por todos: “Nada fuera de la ley y nadie por encima de la ley”

El caso del ministro quien renunció aunque faltaban 11 años para que terminara su encargo, es una muestra fehaciente de que los compromisos del presidente de combatir a quienes han cometido actos de corrupción, es una política que se aplica en los hechos.

La ciudadanía ha recibido con buen ánimo la dimisión del ministro, la confianza de que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador actúa con base en la transformación del país, es manifiesta.

A diferencia de los expresidentes Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, la impunidad y el influyentismo que tanto daño le hicieron a México, no son el sello de la casa, vamos por buen camino y aunque a muchos les pese las cosas se están haciendo bien. Ojalá que el ejemplo se siguiera en nuestro querido y aporreado Durango. Si los malhechores no han sido investigados, cuando menos no los dejáramos regresar al uso del poder para favorecer a sus grupos. Y aprovecho para aclarar: Morena en Durango no tiene dueño.

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