Al Conmemorarse el Domingo de Ramos, el Arzobispo, Faustino Armendáris Jiménez, durante la homilía realizada en la Catedral Basílica menor de la Inmaculada Concepción, llamo a los duranguenses a seguir el camino del bien y de la esperanza. Oremos por la salud de aquellos que están hospitalizados o postrados en su hogar por algún padecimiento.

• Te recomendamos: Así se vivió Domingo de Ramos en Gómez Palacio

Desde muy temprano la Catedral Basílica Menor, fue abarrotada por los fieles católicos que acudieron con sus palmas y olivos para conmemorar la llegada triunfal de Jesús a Jerusalén, dando inicio a la Semana Santa.

El Arzobispo Faustino Armendáriz Jiménez, durante la eucaristía, destacó el inicio de la Semana Santa en la que se vive la pasión, muerte y la resurrección de Jesucristo.

Exhortó a los creyentes a vivir la Semana Santa como lo hizo el hijo de Dios, tenemos que vivir con esperanza. Hoy hemos vivido y traspasado con Jesús, ese puente de la alegría pero pronto para el viernes santo a travesaremos como parte del camino ese otro puente: del crucifícame, porque así somos los seres humanos en algún momento alabamos a Dios y en otro momento como Judas, como Pedro lo traicionamos y lo negamos.

Destacó que hoy es una es una oportunidad este tiempo de Semana Santa y lo fue el tiempo de Cuaresma para reconocer con humildad quiénes somos y quién soy yo como católico de manera muy personal.

Dios nos llamara a cuentas a unos antes que a otros, por eso hoy puede ser la última Semana Santa que nos permita vivir, por eso con el ánimo de fe y humildad le pedimos a Dios: “Señor queremos acompañarte hasta el final”.

Se ha proclamado las Pasión del Señor, como una meditación que nos ayuda a vivir esta Semana Santa.

El pastor de los católicos, pidió a los cristianos meditar en esta Semana Santa y les recordó aquellos momentos en los que Cristo va caminando confiado en aquellos que lo acompañan, pero también con tristeza vemos a un Judas y a un Pedro que lo traicionan, pero con alegría vemos a una mujer que sale a su encuentro para aliviar su dolor y darle consuelo, secar su sudor, lágrimas y su sangre; Vemos con tristeza como sus discípulos se alejan, pero también vemos con alegría que habrá alguien que los reconozca e incluso a su muerte, diciendo: “Este es el Hijo de Dios”.

Es tiempo de tomar partido y decir de qué lado nos movemos. “Los invito a ponernos del lado de Jesús; la vida es así: implica pasión, sufrimiento, pero también la vida cristiana opera el hombre y la mujer de fe tiene como horizonte la alegría de la resurrección”.

El Arzobispo les hizo saber a los presentes que el Domingo de Ramos no solo es venir por el pedazo de pan o del ramo para ponerlo afuera de la puerta, sino reunirnos para tener el corazón abierto y decirle a Jesucristo, señor hágase tu voluntad en mí vida. Tenemos que estar reunidos para poner en las manos del Dios, nuestro sufrimiento, nuestras esperanzas, a nuestros enfermos y a nuestros abandonados, dijo

Nos consuela el grito y vivencia dolorosa y triste de un hombre que había hecho el bien y que las autoridades religiosas le reclamaban a Jesús, quien a pesar de hacer mucho milagros decidieron matarlo. Hacer el bien representa muchos riesgos, dijo el Arzobispo.

Antes de concluir pidió a Dios que nos ayude a todos a seguir este camino tan complejo pero tan lleno de esperanza, un camino lleno de riesgos, pero también de frutos y de alegrías en el Señor.

Tenemos que vivir unidos a Jesús porque solos no podríamos a sobrevivir los momentos de crisis, enfermedades y angustias, finalizó el Sacerdote.