/ viernes 2 de octubre de 2020

Comerciantes del Parque Guadiana de Durango padecen crisis económica

Por la pandemia del Covid-19, los 206 comerciantes que se encontraban instalados en el Parque Guadiana permanecieron cerrados durante siete meses

Por la pandemia del Covid-19, los 206 comerciantes que se encontraban instalados en el Parque Guadiana permanecieron cerrados durante siete meses, tiempo en el que dejaron de percibir un ingreso diario para su familia. Fue el pasado 29 de septiembre que las autoridades permitieron la apertura provisional del parque, ya que los juegos y barras permanecen cerrados, pese a ello fue una buena noticia para quienes subsisten de la actividad comercial que ahí se da.

La mayoría de los locales que se encuentran en esta zona recreativa de la ciudad, son negocios familiares cuyos productos han vendido por más de 45 años y señalan que no recuerdan haber pasado una crisis económica como la que enfrentan ahora.

Foto: Miriam Ontiveros | El Sol de Durango

Jamás se esperaron que, en marzo, cuando les pidieron cerrar, iba a ser tanto tiempo, la mercancía que tenían para la venta pronto se les echó a perder, y para sobrellevar los meses de cierre tuvieron que buscar empleo en maquiladoras u otros lugares, pidieron préstamos a familiares y conocidos, además de empeñar sus pertenencias de valor, que hasta el momento siguen refrendando.

Aunque no pierden la esperanza de recuperar las ventas y levantar su local, tienen mucho dinero que pagar y se sienten abandonados por las autoridades, ya que en siete meses solo recibieron tres despensas, y no todos alcanzaron; muchos de ellos tampoco pudieron acceder a un crédito que se les ofreció de tres mil a cinco mil pesos.

La pandemia solo vino a ser la gota que derramó el vaso, pues su situación económica ya estaba deteriorada desde el año pasado, y es que cada vez que hay fuertes rachas de viento, las autoridades municipales deciden cerrar el lugar y no se les permite laborar.

Aunque ya con esta apertura empezaron a llegar las personas, no ha sido suficiente, pero no se les hace extraño porque es en fin de semana cuando acuden más personas a pasear, principalmente el domingo que lo consideran el mejor día. Confían que por fin puedan tener algo de ingreso.

Al informarles que de nuevo podían instalarse para hacer la venta de sus productos, además de felicidad, también sintieron estrés solo de pensar en que debían surtir mercancía y no estaban preparados para ello, por lo que de nuevo recurrieron a los prestamistas.

El señor Eugenio Joaquín se instaló en el Parque Guadiana desde 1975, nacido en el Estado de México, se quedó la ciudad de Durango y formó su familia, con la venta de frituras, aguas y dulces, lleva el ingreso a su hogar, pero en estos momentos, así como otros de sus vecinos comerciantes, se siente abandonado.

Asegura que ellos estuvieron cerrando antes de que empezara la pandemia, porque las autoridades les daban indicaciones de cerrar por cuestiones del clima, cuando hay viento, o cuando hay lluvia, aunque considera la medida un poco exagerada, sobre todo porque piensa en que ese día no llevará un ingreso completo a su hogar.

“A veces conseguimos dinero para poder surtir, sobre todo cuando las ventas han estado bajas, pero si no vendemos el producto, es pérdida, porque se nos echa a perder”, expresó.

Pese a ello prefiere no pedir nada a las autoridades, pues considera que no van a atender su necesidad, de ahí que solo espera que la gente acuda al parque y pueda hacer venta.

Otro de los locales, pertenece a la familia Martínez, quienes por varias generaciones llevan trabajando en ese puesto de frituras, ahora se encuentra la joven Karla Guadalupe Martínez, quien manifestó que fue su abuela una de las primeras en instalarse en el Parque y de ahí sacó los gastos de la familia. Le siguió su hija, la mamá de Karla, quien decidió abrir su propio local, y donde actualmente se encuentran.

Por el cierre de la pandemia tuvieron que buscar trabajo en las maquiladoras, en casas, o en donde pudieran, porque necesitaban tener dinero para poder sobrevivir, su abuela sigue en el parque y tiene su local frente al IMSS, ella no cerró y con eso les pudo apoyar un poco en los gastos.

La familia Martínez, también aprovechaba los eventos de fechas especiales como el día del grito, y la feria para vender sus productos, pero tampoco se dieron este año.

Más adelante, frente a la vía del trenesito que da vuelta a gran parte de las instalaciones del Parque Guadiana, se encuentra el local de la señora Blanca Estela Aguilar Granados, quién reiteró que no solo por la pandemia estuvieron cerrados y les afectó, sino por la situación intermitente de cierre que han tenido desde el año pasado o más, pues por cualquier situación del clima, les ordenan cerrar.

Dice que tiene 40 años ofreciendo sus productos en ese lugar, y por la contingencia, fue necesario solicitar un préstamo a una tienda comercial, además de familiares y también hizo algunos empeños, los cuales ha refrendado.

No recibió el préstamo que les habían ofrecido las autoridades, a pesar de haber llevado toda su papelería y documentos como su permiso vigente de venta.

Ella asegura que diciembre y las temporadas vacacionales, son muy buenas para los comerciantes del parque, pues muchas familias van de paseo, y con esas ventas se apoyan un poco para todo el año.

Tiene la esperanza de que a fin de año la gente pueda salir como antes, y hacer las ventas que no logró en todo el 2020, aunque de momento se conforma con que este domingo le llegue algo de ingreso, pues de ahí sobreviven ella, su hija y una nieta.

Ya casi frente al Lago de los patos, se encuentra un local de paletas, refrescos, aguas y botana, donde José Luis Aniceto trabaja con su familia, su esposa es la dueña del local y por el cierre tuvieron que buscar la manera de continuar con la venta de sus productos, ahora lo ofrecen por Facebook, aunque no es lo mismo para ellos.

Al igual que sus compañeros, señaló que nadie piensa en ellos, que viven al día y con el cierre que se dio, hubo mucha perdida de producto y de ingresos, que se llenaron de deudas, y que no pudieron apoyar tampoco a sus colaboradores, expresó “no entienden que aquí hay necesidad”, dijo indignado.

Aunque agradeció las despensas que se les entregaron, lo que realmente pide a las autoridades y sociedad, es ponerse en su lugar y quienes tiene su sueldo seguro cada quincena, les aconsejó ser agradecidos.

Espera también que en diciembre las cosas se den bien, y se les permitan tener abierto porque es cuando más gente acude y todo el día.

Por la pandemia del Covid-19, los 206 comerciantes que se encontraban instalados en el Parque Guadiana permanecieron cerrados durante siete meses, tiempo en el que dejaron de percibir un ingreso diario para su familia. Fue el pasado 29 de septiembre que las autoridades permitieron la apertura provisional del parque, ya que los juegos y barras permanecen cerrados, pese a ello fue una buena noticia para quienes subsisten de la actividad comercial que ahí se da.

La mayoría de los locales que se encuentran en esta zona recreativa de la ciudad, son negocios familiares cuyos productos han vendido por más de 45 años y señalan que no recuerdan haber pasado una crisis económica como la que enfrentan ahora.

Foto: Miriam Ontiveros | El Sol de Durango

Jamás se esperaron que, en marzo, cuando les pidieron cerrar, iba a ser tanto tiempo, la mercancía que tenían para la venta pronto se les echó a perder, y para sobrellevar los meses de cierre tuvieron que buscar empleo en maquiladoras u otros lugares, pidieron préstamos a familiares y conocidos, además de empeñar sus pertenencias de valor, que hasta el momento siguen refrendando.

Aunque no pierden la esperanza de recuperar las ventas y levantar su local, tienen mucho dinero que pagar y se sienten abandonados por las autoridades, ya que en siete meses solo recibieron tres despensas, y no todos alcanzaron; muchos de ellos tampoco pudieron acceder a un crédito que se les ofreció de tres mil a cinco mil pesos.

La pandemia solo vino a ser la gota que derramó el vaso, pues su situación económica ya estaba deteriorada desde el año pasado, y es que cada vez que hay fuertes rachas de viento, las autoridades municipales deciden cerrar el lugar y no se les permite laborar.

Aunque ya con esta apertura empezaron a llegar las personas, no ha sido suficiente, pero no se les hace extraño porque es en fin de semana cuando acuden más personas a pasear, principalmente el domingo que lo consideran el mejor día. Confían que por fin puedan tener algo de ingreso.

Al informarles que de nuevo podían instalarse para hacer la venta de sus productos, además de felicidad, también sintieron estrés solo de pensar en que debían surtir mercancía y no estaban preparados para ello, por lo que de nuevo recurrieron a los prestamistas.

El señor Eugenio Joaquín se instaló en el Parque Guadiana desde 1975, nacido en el Estado de México, se quedó la ciudad de Durango y formó su familia, con la venta de frituras, aguas y dulces, lleva el ingreso a su hogar, pero en estos momentos, así como otros de sus vecinos comerciantes, se siente abandonado.

Asegura que ellos estuvieron cerrando antes de que empezara la pandemia, porque las autoridades les daban indicaciones de cerrar por cuestiones del clima, cuando hay viento, o cuando hay lluvia, aunque considera la medida un poco exagerada, sobre todo porque piensa en que ese día no llevará un ingreso completo a su hogar.

“A veces conseguimos dinero para poder surtir, sobre todo cuando las ventas han estado bajas, pero si no vendemos el producto, es pérdida, porque se nos echa a perder”, expresó.

Pese a ello prefiere no pedir nada a las autoridades, pues considera que no van a atender su necesidad, de ahí que solo espera que la gente acuda al parque y pueda hacer venta.

Otro de los locales, pertenece a la familia Martínez, quienes por varias generaciones llevan trabajando en ese puesto de frituras, ahora se encuentra la joven Karla Guadalupe Martínez, quien manifestó que fue su abuela una de las primeras en instalarse en el Parque y de ahí sacó los gastos de la familia. Le siguió su hija, la mamá de Karla, quien decidió abrir su propio local, y donde actualmente se encuentran.

Por el cierre de la pandemia tuvieron que buscar trabajo en las maquiladoras, en casas, o en donde pudieran, porque necesitaban tener dinero para poder sobrevivir, su abuela sigue en el parque y tiene su local frente al IMSS, ella no cerró y con eso les pudo apoyar un poco en los gastos.

La familia Martínez, también aprovechaba los eventos de fechas especiales como el día del grito, y la feria para vender sus productos, pero tampoco se dieron este año.

Más adelante, frente a la vía del trenesito que da vuelta a gran parte de las instalaciones del Parque Guadiana, se encuentra el local de la señora Blanca Estela Aguilar Granados, quién reiteró que no solo por la pandemia estuvieron cerrados y les afectó, sino por la situación intermitente de cierre que han tenido desde el año pasado o más, pues por cualquier situación del clima, les ordenan cerrar.

Dice que tiene 40 años ofreciendo sus productos en ese lugar, y por la contingencia, fue necesario solicitar un préstamo a una tienda comercial, además de familiares y también hizo algunos empeños, los cuales ha refrendado.

No recibió el préstamo que les habían ofrecido las autoridades, a pesar de haber llevado toda su papelería y documentos como su permiso vigente de venta.

Ella asegura que diciembre y las temporadas vacacionales, son muy buenas para los comerciantes del parque, pues muchas familias van de paseo, y con esas ventas se apoyan un poco para todo el año.

Tiene la esperanza de que a fin de año la gente pueda salir como antes, y hacer las ventas que no logró en todo el 2020, aunque de momento se conforma con que este domingo le llegue algo de ingreso, pues de ahí sobreviven ella, su hija y una nieta.

Ya casi frente al Lago de los patos, se encuentra un local de paletas, refrescos, aguas y botana, donde José Luis Aniceto trabaja con su familia, su esposa es la dueña del local y por el cierre tuvieron que buscar la manera de continuar con la venta de sus productos, ahora lo ofrecen por Facebook, aunque no es lo mismo para ellos.

Al igual que sus compañeros, señaló que nadie piensa en ellos, que viven al día y con el cierre que se dio, hubo mucha perdida de producto y de ingresos, que se llenaron de deudas, y que no pudieron apoyar tampoco a sus colaboradores, expresó “no entienden que aquí hay necesidad”, dijo indignado.

Aunque agradeció las despensas que se les entregaron, lo que realmente pide a las autoridades y sociedad, es ponerse en su lugar y quienes tiene su sueldo seguro cada quincena, les aconsejó ser agradecidos.

Espera también que en diciembre las cosas se den bien, y se les permitan tener abierto porque es cuando más gente acude y todo el día.

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