/ martes 31 de octubre de 2023

Cientos de personas acuden a la festividad de La Cueva del Obispo

Con esta fiesta popular, promovida durante años por la Iglesia Católica y por vecinos del lugar, recuerda la presencia de José Antonio Laureano López de Zubiría y Escalante

CANATLÁN, Dgo. (OEM).- Cientos de personas se hicieron presentes en los parajes del ejido Benjamín Aranda, acudiendo a la celebración de la Cueva del Obispo, que tiene lugar cada domingo último de octubre, recordando la presencia del Obispo.

Con esta fiesta popular, promovida durante años por la Iglesia Católica y por vecinos del lugar, recuerda la presencia de José Antonio Laureano López de Zubiría y Escalante, Vigésimo tercer Obispo de Durango, quien murió en dicho lugar el día 27 de noviembre del año 1863 y que desde entonces se le conoce como La Cueva del Obispo.

En esta ocasión se dieron cita aproximadamente 700 personas, entre niños, jóvenes y adultos, de acuerdo a la información proporcionada por José Guadalupe Valenzuela y Armando Valenzuela, vecinos del poblado Benjamín Aranda, quienes año con año se hacen presentes en esta celebración popular.

Cientos de personas acuden a la festividad de La Cueva del Obispo./ Foto: Cortesía

En esta ocasión no hubo celebración religiosa pero sí esa alegría que manifiestan las personas y familias presentes, que aprovechan el recorrido para disfrutar un día de campo, en esta cordillera de la Sierra Madre Occidental.

Familias como la Aguirre Valenzuela, del vecino poblado Veintidós de Mayo, acudió llevando a sus niños a conocer la cueva del obispo, conociéndose que en esta jornada dominical se registró un accidente, al caer una niña del caballo que montaba.

Cada año, el último domingo del mes de octubre, habitantes de poblados como San Rafael, 22 de Mayo, Nicolás Bravo y la cabecera municipal, entre muchos más, acuden a la sierra, ubicada al poniente del ejido Benjamín Aranda, donde celebran la llamada “ Fiesta de la Cuevita”, discreto lugar que sirvió de escondite al Vigésimo tercer Obispo de Durango, José Antonio Laureano López de Zubiría y Escalante, quien murió en dicho lugar el día 27 de noviembre del año 1863 y que desde entonces se le conoce como La Cueva del Obispo.

Cientos de personas acuden a la festividad de La Cueva del Obispo./ Foto: Cortesía

Los informantes, vecinos de Benjamín Aranda (antes San Rafael), recuerdan que desde que tiene uso de razón existe la fiesta de La Cuevita, hasta donde acuden cientos de personas, en vehículo de motor o a lomo de caballo, en una visita que conjuga la devoción de acudir al lugar donde el Obispo López de Zubiría dio testimonio de su entereza y su férrea oposición a las Leyes de Reforma y también la oportunidad de pasar un buen día de campo.

Ubicada a cuatro Kilómetros del poblado, el viaje inicia al pasar el lienzo que divide los ejidos del 22 de Mayo y Benjamín Aranda y se llega a ella a través de una vereda, que serpentea a lo largo del Cañón de las Moras y caminando de manera paralela a un refrescante y siempre presente arroyo, se llega a una escondida cueva, que se detecta cuando se está a tan sólo escasos metros, cuando el viajero observa una imagen del Sagrado Corazón de Jesús en la parte frontal.

Cientos de personas acuden a la festividad de La Cueva del Obispo./ Foto: Cortesía

El segundo destierro, que lo hizo famoso, fue motivado por sus prédicas y oposición a las Leyes de Reforma, cuando tuvo que abandonar Durango para refugiarse en la hacienda de Cacaria, propiedad de personas de su familia, en donde se ocultaba en una cueva de la sierra cuando temía que se pudiera aprehender, donde falleció el día 27 de noviembre de 1863, luego de más de tres años en el destierro, trasladándose después sus restos a las criptas de la catedral. (Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico del Estado de Durango. Ing. Pastor Rouaix.).

Al acudir hay que hacerlo con el cuidado de no confundir el camino, ya que junto al cañón de las Moras está el cañón de Los Altares, el cual está cubierto por un tipo de hiedra, que pica y llena de ronchas a quien ose descuidarse, quien para curarse tendrá que bailarle y llevarle tamales de ceniza, así lo marca la tradicional oral que le da presencia a este bello encinar, donde se oculta la Cueva del Obispo, en el municipio de Canatlán.

CANATLÁN, Dgo. (OEM).- Cientos de personas se hicieron presentes en los parajes del ejido Benjamín Aranda, acudiendo a la celebración de la Cueva del Obispo, que tiene lugar cada domingo último de octubre, recordando la presencia del Obispo.

Con esta fiesta popular, promovida durante años por la Iglesia Católica y por vecinos del lugar, recuerda la presencia de José Antonio Laureano López de Zubiría y Escalante, Vigésimo tercer Obispo de Durango, quien murió en dicho lugar el día 27 de noviembre del año 1863 y que desde entonces se le conoce como La Cueva del Obispo.

En esta ocasión se dieron cita aproximadamente 700 personas, entre niños, jóvenes y adultos, de acuerdo a la información proporcionada por José Guadalupe Valenzuela y Armando Valenzuela, vecinos del poblado Benjamín Aranda, quienes año con año se hacen presentes en esta celebración popular.

Cientos de personas acuden a la festividad de La Cueva del Obispo./ Foto: Cortesía

En esta ocasión no hubo celebración religiosa pero sí esa alegría que manifiestan las personas y familias presentes, que aprovechan el recorrido para disfrutar un día de campo, en esta cordillera de la Sierra Madre Occidental.

Familias como la Aguirre Valenzuela, del vecino poblado Veintidós de Mayo, acudió llevando a sus niños a conocer la cueva del obispo, conociéndose que en esta jornada dominical se registró un accidente, al caer una niña del caballo que montaba.

Cada año, el último domingo del mes de octubre, habitantes de poblados como San Rafael, 22 de Mayo, Nicolás Bravo y la cabecera municipal, entre muchos más, acuden a la sierra, ubicada al poniente del ejido Benjamín Aranda, donde celebran la llamada “ Fiesta de la Cuevita”, discreto lugar que sirvió de escondite al Vigésimo tercer Obispo de Durango, José Antonio Laureano López de Zubiría y Escalante, quien murió en dicho lugar el día 27 de noviembre del año 1863 y que desde entonces se le conoce como La Cueva del Obispo.

Cientos de personas acuden a la festividad de La Cueva del Obispo./ Foto: Cortesía

Los informantes, vecinos de Benjamín Aranda (antes San Rafael), recuerdan que desde que tiene uso de razón existe la fiesta de La Cuevita, hasta donde acuden cientos de personas, en vehículo de motor o a lomo de caballo, en una visita que conjuga la devoción de acudir al lugar donde el Obispo López de Zubiría dio testimonio de su entereza y su férrea oposición a las Leyes de Reforma y también la oportunidad de pasar un buen día de campo.

Ubicada a cuatro Kilómetros del poblado, el viaje inicia al pasar el lienzo que divide los ejidos del 22 de Mayo y Benjamín Aranda y se llega a ella a través de una vereda, que serpentea a lo largo del Cañón de las Moras y caminando de manera paralela a un refrescante y siempre presente arroyo, se llega a una escondida cueva, que se detecta cuando se está a tan sólo escasos metros, cuando el viajero observa una imagen del Sagrado Corazón de Jesús en la parte frontal.

Cientos de personas acuden a la festividad de La Cueva del Obispo./ Foto: Cortesía

El segundo destierro, que lo hizo famoso, fue motivado por sus prédicas y oposición a las Leyes de Reforma, cuando tuvo que abandonar Durango para refugiarse en la hacienda de Cacaria, propiedad de personas de su familia, en donde se ocultaba en una cueva de la sierra cuando temía que se pudiera aprehender, donde falleció el día 27 de noviembre de 1863, luego de más de tres años en el destierro, trasladándose después sus restos a las criptas de la catedral. (Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico del Estado de Durango. Ing. Pastor Rouaix.).

Al acudir hay que hacerlo con el cuidado de no confundir el camino, ya que junto al cañón de las Moras está el cañón de Los Altares, el cual está cubierto por un tipo de hiedra, que pica y llena de ronchas a quien ose descuidarse, quien para curarse tendrá que bailarle y llevarle tamales de ceniza, así lo marca la tradicional oral que le da presencia a este bello encinar, donde se oculta la Cueva del Obispo, en el municipio de Canatlán.

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