De acuerdo a los datos del Censo de Población y Vivienda 2020 que presentó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en los últimos 10 años se incrementó casi al triple la población atea o que no profesa ninguna religión, al respecto el vocero de la Arquidiócesis en Durango el Padre Noé Soto señaló que no es motivo de alarma para la Iglesia, pero sí presenta un desafío, sobre todo para acercarse a las nuevas generaciones.
En el Censo del 2010 en México la población que se declaró católica fue del 85.9%, correspondiente a 84 millones 217 mil 138, mientras que en el 2020 disminuyó a un 83%, casi 90 millones de files, tomando en cuenta que la población se incrementó.
Dijo que la sociedad siempre va a necesitar de Dios y en estos tiempos más por cuestión de la pandemia, y aunque no se han podido hacer las celebraciones y eucaristías como las personas están acostumbradas, se ha detectado que han buscado más esa espiritualidad.
Aseguró que más gente se ha acercado a Dios por el cuidado de su salud espiritual, tal y como se cuida la salud del cuerpo, además de que se aprovecha la posibilidad de llegar a todos los fieles a través de las redes sociales y medios de comunicación, donde diariamente se reportan muchas personas que están al tanto de las publicaciones.
Reiteró que el gran desafío para la Iglesia es la evangelización de las nuevas generaciones, porque muchas veces la juventud presenta una etapa de desconcierto en su vida y un alejamiento de Dios, que afortunadamente no dura toda la vida, y vuelven a ese encuentro.
A diferencia de las distintas religiones que también disminuyeron su porcentaje de seguidores, la población protestante, cristiano o evangélico, paso de 6% en el 2010, a un 9.2% en el 2020.