/ domingo 27 de octubre de 2019

En Cartera

Camino Real de Tierra Adentro, Patrimonio de la Humanidad: Unesco

Las inmensidades norteñas estuvieron casi incomunicadas durante muchos años, y el aislamiento produjo un modo particular de vida del hombre de Durango. “Tierra Adentro” se decía de aquel baluarte que era Durango.

La incomunicación que gravitaba hizo fluir la esencial ternura de la solidaridad humana, de la cual, el estatuto de hospitalidad se mantiene todavía vivo entre nosotros, sin que los embates de la vida moderna consigan borrarlo de estas latitudes, por las que parece que debiera pasar el soplo de todos los vientos sanos de la tierra.

Pastor Rouaix afirma que el combate de 1616 que tuvo lugar en la llanura de Cacaria, “puso en peligro a la colonia”. Este político y escritor de claro estilo, nació en Tehuacán, Puebla, llegó a la ciudad de Durango en 1898 y permaneció aquí 16 años. Como Gobernador expidió en esta ciudad la primera Ley Agraria del país, el tres de octubre de 1913, para crear Villa Madero -Francisco I. Madero- en terrenos de la Hacienda de San Gabriel; y todavía son de obligada consulta sus libros: “Geografía de Durango” y el “Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico del Estado de Durango”.

En 1575 se fundó la primera parroquia; en 1595 el primer hospital; en 1610 la primera escuela de gramática y en 1620 el primer obispado. A los 66 años de la fundación de Durango, con la categoría de Villa, en 1629 por Real Orden del primero de abril se concedió el título de Ciudad con su respectivo Escudo de Armas. En el año de 1734, los actuales estados de Sonora y Sinaloa por Cédula Real, se separaron de la Nueva Vizcaya.

Lo mismo sucedió con fecha de nueve de diciembre de 1787, con la parte sur de Coahuila, que comprendía las ciudades de Saltillo y Parras. En junio de 1823 a nuestra entidad se le dio el nombre de Durango y después de consumada la Independencia nacional fue decretada la segregación del estado de Chihuahua.

En el siglo XVI, las ambiciones por encontrar riquezas y expandir sus dominios condujeron a los españoles a trazar una ruta de más de 2,500 km partiendo de la Ciudad de México hasta la Villa de Santa Fe, en el actual estado de Nuevo México, Estados Unidos. En ese arduo proceso de colonización y evangelización -con su consecuente impacto cultural- fundaron pueblos que hoy son grandes ciudades y levantaron edificaciones que aún se conservan como testimonio de aquella proeza histórica, misma que, por un gran valor cultural, ha sido declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

Además de Durango, la Ciudad de México y Nuevo México, el nombramiento de la Unesco incluye sitios del Estado de México, Querétaro, Guanajuato, Jalisco, Aguascalientes, San Luis Potosí, Chihuahua y Zacatecas.

La también llamada Ruta de Plata dejó en el estado de Durango el mayor legado, compuesto por 19 sitios, entre los que se hallan el Centro Histórico de la capital, la exhacienda de San Diego y el Puente del Diablo, en Navacoyán; los templos de Puente de Dios y los conjuntos arquitectónicos de Nazas y Mapimí. Su nombramiento, además de otorgarle a cada lugar una categoría universal, es una invitación para todos los mexicanos a reflexionar sobre el pasado que nos ha dado identidad; y para los visitantes a Durango, la oportunidad de conocer las razones que arraigan a sus habitantes, la Durangueñeidad. El Camino Real de Tierra Adentro comprende un recorrido por 11 estados, 48 municipios y 60 sitios históricos entre templos, haciendas y otros edificios.

La placa conmemorativa que se encuentra por la calle Constitución frente a Catedral, dice: “El Camino Real de Tierra Adentro ha sido inscrito en la lista del patrimonio mundial en virtud de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural. La inscripción en la lista consagra el valor universal excepcional del bien que represente al primer itinerario cultural terrestre trazado por los españoles en América siendo el Centro Histórico de la ciudad de Durango. 1º. de agosto de 2012”.

La Durangueñeidad es el concepto y tesis con que el maestro Héctor Palencia Alonso supo encapsular una hermosa filosofía del hombre y de la historia: como las pautas de la cultura históricamente obtenidas en una sociedad, que resultan varias, para nuestra más sana convivencia. Insistió siempre en la necesidad social de consolidar y transmitir una cultura propia, durangueña, nutrida en los valores regionales y nacionales, históricamente seleccionados. La Durangueñeidad y la Mexicanidad, la Historia como origen y símbolo. Qué bien que la revista de la Unión de Cronistas Municipales del Estado de Durango llevó el nombre de “Durangueñeidad”.

Bien por el rescate del Camino Real de Tierra Adentro, teniendo como base la doctrina de la Durangueñeidad, deben formar parte del cumplimiento de los objetivos de los ejes rectores de la política cultural de Durango. A vuela máquina, podemos citar eventos que se pueden considerar por su relevancia, de conformidad a un Programa Rector de Cultura por el Aniversario de la fundación de nuestra Ciudad: Convocar a los Juegos Florales Nacionales. Convocar al Concurso Nacional de Oratoria en coordinación con El Universal, diario que ha realizado los concursos nacionales de mayor trascendencia en México.

Convocar a un ciclo de conferencias “Francisco Zarco” con prestigiados escritores, periodistas y comentaristas. Convocar a un ciclo de conferencias “Silvestre Revueltas” con prestigiados musicólogos. Invitación a los países de mayor riqueza cultural para que presenten sus orquestas, ballets, artesanías y más. Emisión de la moneda conmemorativa en oro y plata, con la efigie de Francisco de Ibarra, por un lado, y el emblema representativo del aniversario de Durango, por el otro.

Igualmente, hacer los trámites ante la SCT para la emisión del timbre de conmemoración correspondiente. Invitar a que patrocinen un evento las casas trasnacionales y nacionales de mayor representación en nuestro país (las automotrices, de productos alimenticios, de servicios turísticos, de aerolíneas, hoteleras, Pemex, Telmex, CFE, cerveceras, sector salud, de computación, electrónica, agropecuarias, educativas, etc.).

Invitar a los gobiernos estatales con tradición cultural, para que presenten su mayor representatividad: Oaxaca, Chiapas, Estado de México, Veracruz, Distrito Federal, Jalisco, etc. Invitar a las instituciones y organismos de mayor prestigio en México: UNAM, INBA, Conaculta, con solicitudes específicas, de conformidad al programa anual, según lineamientos del programa sexenal.

Invitar a la Orquesta Sinfónica Nacional para que sea dirigida por la durangueña Alondra de la Parra con música de Silvestre Revueltas y Ricardo Castro. Invitar al tradicional Ballet Nacional del INBA que dirigió Amalia Hernández. Desarrollar un programa atractivo nacional e internacional en la Zona del Silencio, inclusive considerar la Reserva de la Biósfera así como Mapimí. Extender las atenciones como “invitados especiales” a todos los corresponsales extranjeros de los diversos medios de comunicación acreditados en México, para lograr una difusión y cobertura internacional.

En fin, la durangueñeidad y el Camino Real de Tierra Adentro, pueden fortalecer nuestra identidad y la cultura durangueña.

Camino Real de Tierra Adentro, Patrimonio de la Humanidad: Unesco

Las inmensidades norteñas estuvieron casi incomunicadas durante muchos años, y el aislamiento produjo un modo particular de vida del hombre de Durango. “Tierra Adentro” se decía de aquel baluarte que era Durango.

La incomunicación que gravitaba hizo fluir la esencial ternura de la solidaridad humana, de la cual, el estatuto de hospitalidad se mantiene todavía vivo entre nosotros, sin que los embates de la vida moderna consigan borrarlo de estas latitudes, por las que parece que debiera pasar el soplo de todos los vientos sanos de la tierra.

Pastor Rouaix afirma que el combate de 1616 que tuvo lugar en la llanura de Cacaria, “puso en peligro a la colonia”. Este político y escritor de claro estilo, nació en Tehuacán, Puebla, llegó a la ciudad de Durango en 1898 y permaneció aquí 16 años. Como Gobernador expidió en esta ciudad la primera Ley Agraria del país, el tres de octubre de 1913, para crear Villa Madero -Francisco I. Madero- en terrenos de la Hacienda de San Gabriel; y todavía son de obligada consulta sus libros: “Geografía de Durango” y el “Diccionario Geográfico, Histórico y Biográfico del Estado de Durango”.

En 1575 se fundó la primera parroquia; en 1595 el primer hospital; en 1610 la primera escuela de gramática y en 1620 el primer obispado. A los 66 años de la fundación de Durango, con la categoría de Villa, en 1629 por Real Orden del primero de abril se concedió el título de Ciudad con su respectivo Escudo de Armas. En el año de 1734, los actuales estados de Sonora y Sinaloa por Cédula Real, se separaron de la Nueva Vizcaya.

Lo mismo sucedió con fecha de nueve de diciembre de 1787, con la parte sur de Coahuila, que comprendía las ciudades de Saltillo y Parras. En junio de 1823 a nuestra entidad se le dio el nombre de Durango y después de consumada la Independencia nacional fue decretada la segregación del estado de Chihuahua.

En el siglo XVI, las ambiciones por encontrar riquezas y expandir sus dominios condujeron a los españoles a trazar una ruta de más de 2,500 km partiendo de la Ciudad de México hasta la Villa de Santa Fe, en el actual estado de Nuevo México, Estados Unidos. En ese arduo proceso de colonización y evangelización -con su consecuente impacto cultural- fundaron pueblos que hoy son grandes ciudades y levantaron edificaciones que aún se conservan como testimonio de aquella proeza histórica, misma que, por un gran valor cultural, ha sido declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

Además de Durango, la Ciudad de México y Nuevo México, el nombramiento de la Unesco incluye sitios del Estado de México, Querétaro, Guanajuato, Jalisco, Aguascalientes, San Luis Potosí, Chihuahua y Zacatecas.

La también llamada Ruta de Plata dejó en el estado de Durango el mayor legado, compuesto por 19 sitios, entre los que se hallan el Centro Histórico de la capital, la exhacienda de San Diego y el Puente del Diablo, en Navacoyán; los templos de Puente de Dios y los conjuntos arquitectónicos de Nazas y Mapimí. Su nombramiento, además de otorgarle a cada lugar una categoría universal, es una invitación para todos los mexicanos a reflexionar sobre el pasado que nos ha dado identidad; y para los visitantes a Durango, la oportunidad de conocer las razones que arraigan a sus habitantes, la Durangueñeidad. El Camino Real de Tierra Adentro comprende un recorrido por 11 estados, 48 municipios y 60 sitios históricos entre templos, haciendas y otros edificios.

La placa conmemorativa que se encuentra por la calle Constitución frente a Catedral, dice: “El Camino Real de Tierra Adentro ha sido inscrito en la lista del patrimonio mundial en virtud de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural. La inscripción en la lista consagra el valor universal excepcional del bien que represente al primer itinerario cultural terrestre trazado por los españoles en América siendo el Centro Histórico de la ciudad de Durango. 1º. de agosto de 2012”.

La Durangueñeidad es el concepto y tesis con que el maestro Héctor Palencia Alonso supo encapsular una hermosa filosofía del hombre y de la historia: como las pautas de la cultura históricamente obtenidas en una sociedad, que resultan varias, para nuestra más sana convivencia. Insistió siempre en la necesidad social de consolidar y transmitir una cultura propia, durangueña, nutrida en los valores regionales y nacionales, históricamente seleccionados. La Durangueñeidad y la Mexicanidad, la Historia como origen y símbolo. Qué bien que la revista de la Unión de Cronistas Municipales del Estado de Durango llevó el nombre de “Durangueñeidad”.

Bien por el rescate del Camino Real de Tierra Adentro, teniendo como base la doctrina de la Durangueñeidad, deben formar parte del cumplimiento de los objetivos de los ejes rectores de la política cultural de Durango. A vuela máquina, podemos citar eventos que se pueden considerar por su relevancia, de conformidad a un Programa Rector de Cultura por el Aniversario de la fundación de nuestra Ciudad: Convocar a los Juegos Florales Nacionales. Convocar al Concurso Nacional de Oratoria en coordinación con El Universal, diario que ha realizado los concursos nacionales de mayor trascendencia en México.

Convocar a un ciclo de conferencias “Francisco Zarco” con prestigiados escritores, periodistas y comentaristas. Convocar a un ciclo de conferencias “Silvestre Revueltas” con prestigiados musicólogos. Invitación a los países de mayor riqueza cultural para que presenten sus orquestas, ballets, artesanías y más. Emisión de la moneda conmemorativa en oro y plata, con la efigie de Francisco de Ibarra, por un lado, y el emblema representativo del aniversario de Durango, por el otro.

Igualmente, hacer los trámites ante la SCT para la emisión del timbre de conmemoración correspondiente. Invitar a que patrocinen un evento las casas trasnacionales y nacionales de mayor representación en nuestro país (las automotrices, de productos alimenticios, de servicios turísticos, de aerolíneas, hoteleras, Pemex, Telmex, CFE, cerveceras, sector salud, de computación, electrónica, agropecuarias, educativas, etc.).

Invitar a los gobiernos estatales con tradición cultural, para que presenten su mayor representatividad: Oaxaca, Chiapas, Estado de México, Veracruz, Distrito Federal, Jalisco, etc. Invitar a las instituciones y organismos de mayor prestigio en México: UNAM, INBA, Conaculta, con solicitudes específicas, de conformidad al programa anual, según lineamientos del programa sexenal.

Invitar a la Orquesta Sinfónica Nacional para que sea dirigida por la durangueña Alondra de la Parra con música de Silvestre Revueltas y Ricardo Castro. Invitar al tradicional Ballet Nacional del INBA que dirigió Amalia Hernández. Desarrollar un programa atractivo nacional e internacional en la Zona del Silencio, inclusive considerar la Reserva de la Biósfera así como Mapimí. Extender las atenciones como “invitados especiales” a todos los corresponsales extranjeros de los diversos medios de comunicación acreditados en México, para lograr una difusión y cobertura internacional.

En fin, la durangueñeidad y el Camino Real de Tierra Adentro, pueden fortalecer nuestra identidad y la cultura durangueña.

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