El viernes, la esfinge de La Villa, Rubén Solís, asumirá el cargo de Rector de la UJED.
Se hacen votos porque todo le salga bien, porque desde Martínez Ortiz, la situación de la Universidad ha sido inestable.
A recordar:
Ángel Rodríguez Solórzano, Carlos Galindo Martínez y José Hugo Martínez Ortiz, fueron rectores todos, sin mayores problemas.
En la elección a que convocó Martínez Ortiz, ganó el doctor más joven del mundo, Juan Francisco García Guerrero.
Su misma juventud quizá, lo llevó a problemas tan graves que lo destituyó el Consejo Universitario.
En la misma sesión del Consejo nombraron rector al galeno Jorge Ramírez Díaz.
El oftalmólogo la manejó bien y hasta su final no tuvo problemas.
Pero sí los tuvo cuando intentó imponer -impuso- a Juan Francisco Salazar Benítez, quien sufrió una acometida dura, encabezada entonces por un maestro dinámico, Rubén Vargas Quiñones.
En la llamada huelga de los 100 días que llevaron a Salazar Benítez a renunciar y lo sustituyó, con la anuencia de los universitarios, a quien el gobernador de entones, Maximiliano Silerio Esparza, designó: a José Ramón Hernández Meraz.
El simpático e inolvidable “Menón” terminó el periodo que le correspondió a Salazar y que se reeligió para otro que ganó de calle.
Desgraciadamente, su enemigo estaba en el cangrejo que lo llevó a la tumba a medio camino.
Lo sustituyó Rubén Calderón, que terminó el periodo y ganó el siguiente a Carlos Silerio en contienda de caballeros y no tan reñida.
Terminando su periodo, Calderón Luján intentó uno nuevo, ya andaba en plena campaña cuando le fincaron el golpe que lo destituyó y que llevó al asalto a la Universidad al que debe de decirse, se sometió al atraco y validaron una imposición en Patricia Herrera.
Ésta estuvo 15 días, renunció y nombraron al que era secretario general, Luis Tomás Castro Hidalgo.
Luis Tomás duró como cosa de dos años y sin decir agua va lo nombraron secretario de Educación y nombraron a Erasmo Návar García, a chaleco pero como en los otros, el Consejo de maestros lo validó.
Aunque fue espurio los maestros fueron cómplices y no defendieron la autonomía que pregonaban, salvo unos cuantos que se mantuvieron hasta estos días al frente de la defensa universitaria.
Así, cabe anotar, que Erasmo logró consolidarse si no como legitimado, sí como alguien que llevó buenos niveles a la Universidad y que finalmente salió a gritos y sombrerazos, pero renunció cuando se avecinaba la renovación.
El actual interino Édgar Alán Arroyo lució como no se esperaba, hizo un papel brillante que dejará huella.
Así pues, con estos antecedentes es de desearse que la UJED tome el rumbo que tuvo con Rodríguez Solórzano, Carlos Galindo y Martínez Ortiz, los tres de feliz memoria.
