/ domingo 27 de agosto de 2023

La danza lo llevó a encontrar su verdadero lugar

A los 14 años, Héctor Morán supo que la danza lo acompañaría en su camino por la vida

La danza ha llevado a Héctor Morán a romper barreras y a reencontrarse consigo mismo. Desde los 14 años, en su primer curso de jazz, supo que esta disciplina lo llevaría a recorrer caminos inesperados hasta encontrar su lugar.

A sus 29 años, el bailarín y coreógrafo ha llevado a escena 19 obras. Su sueño inició cuando ingresó a la Casa de la Cultura sin saber que el jazz se convertiría en su estilo de vida, pues le brindó la posibilidad de conocer su cuerpo a través de los movimientos generados al ritmo de la música y con ello sacar esa sensibilidad reprimida que finalmente lo llevó a ese lugar de plenitud.

La danza lo llevó a encontrar su verdadero lugar / Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

En el año 2012 ingresó a la Escuela Superior de Danza de Sinaloa, lo que traería consigo la realización de diferentes proyectos junto a grandes exponentes de talla nacional. El estudio de la danza también le abrió las puertas al mundo del circo y la dramaturgia, “supe ahí que la danza es un arte que convive con otras y no es una expresión aislada con la cual muy poca gente se relaciona”, dijo el artista.

Aunque se desarrolla en diversas áreas como el diseño de arte, la gestión cultural, además de la poesía y dramaturgia; Héctor considera que su meta está fija en continuar con su formación en la danza.



¿Cómo te ves a tus 29 años?

Tengo menos límites y obstáculos de los que tenía hace unos años, cuento con 19 producciones entre pequeños formatos (seis a 15 minutos) y mayor formato de 30 a una hora.

La danza lo llevó a encontrar su verdadero lugar / Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

El Idiota, fue la primera coreografía que Héctor montó en el 2013, la unipersonal habla sobre él y sus sentimientos, sus cuestionamientos en torno a los esquemas establecidos en la sociedad y la danza, pues fue una época en la que se sentía incómodo con el entorno. A la fecha la sigue presentando debido a que es una puesta que conecta con el personaje y hace reflexionar al espectador.



¿Qué prefieres bailar o dirigir?

Me gusta más dirigir actualmente, pero la danza es un medio de expresión y he sido más bailarín, digamos que en 14 de mis 19 obras siempre bailo.

La danza lo llevó a encontrar su verdadero lugar / Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

Héctor Morán es el mayor de dos hermanos, nació en Durango y vivió su infancia en la colonia División del Norte al lado de su mamá y su abuela, “hay mucha tradición oral, en todas la fiestas se cuentan historias, además de una herencia cardenchera fuerte, pues mi abuela cantaba alabanzas y hacía rosarios en la casa, así que tengo esa herencia dolorosa, sentimental y emotiva, que se ha reflejado mayormente en mis coreografías”, dijo a describir a su familia como una apasionada de las historias.

Añadió que al hablar de esa exposición a la vulnerabilidad, al dolor y la empatía para conectar con otros lo aprendió a través de su abuela y hoy “Dolores silentes”, una de sus más recientes obras lo refleja a la perfección.

La danza lo llevó a encontrar su verdadero lugar / Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

Héctor llegó a la danza bajó muchas carencias desde la económica, hasta la emocional. Fue a través del conocimiento del cuerpo y la expresión, que la sensibilidad surgió de a poco en su vida, hoy en día está convencido de haber encontrado su lugar, luego de afrontar retos que ha superado tanto en escena, como en la vida misma.



¿Cómo te ha ayudado la danza?

La danza te ayuda para abrir caminos y te relacionas con el exterior y contigo mismo, encuentras tu voz y entiendes quién eres, cómo eres y cómo te relacionas. No hay límites, no te encasilles en algo.



¿Faltan en Durango espacios para la danza?

Falta formación, es algo vital pues desde que inicié no hay un programa que dé seguimiento a la cuestión formativa, ya que no solo es para el cuerpo, sino para la mente y entender que no es solo estar en el escenario y verte bonito, sino que es un ejercicio que va más allá, desde nutrir el cuerpo, la escena y la búsqueda interna a través de un discurso que se brinda a las personas.

La danza lo llevó a encontrar su verdadero lugar / Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

“De Louvre” es el taller que el coreógrafo está por impartir en espacios culturales independientes de Durango con el objetivo de generar un movimiento alterno al que ofertan las instituciones públicas, y brindar herramientas a los bailarines emergentes sobre diseño espacial y visual, además de composición coreográfica y patrones de ritmo, color, profundidad y texturas.

Será en Centro Cultural Espacio, ubicado en calle Zaragoza 101 A norte donde martes, jueves y sábados, donde Héctor imparta la cátedra a partir del 29 de agosto.

La danza lo llevó a encontrar su verdadero lugar / Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

A la par trabaja su próxima puesta en escena titulada “Ahua, aquí había un árbol“, que se presentará en la próxima edición del Festival Revueltas y hablará sobre la deforestación local bajo una severa crítica al consumo que funge como el peor enemigo del medio ambiente y afecta a todos.

La igualdad de género y los derechos humanos, son parte de los discursos que Héctor presenta en sus coreografías, los cuales trasladará a la creación de teatro, mismo que actualmente pule a través de un texto dramático que habla sobre el abuso infantil, el cual espera esté listo para el próximo año.

Héctor tiene muy presentes sus primeras vivencias, esas que pasó en la colonia División del Norte al lado de su familia y primeros amigos, es un lugar que está en su corazón, por ello busca llevar no solo la danza a este lugar icónico de Durango, sino el canto.

La danza lo llevó a encontrar su verdadero lugar / Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

“Cuando vivía ahí me sentía parte de algo, es una colonia muy grande donde todos se conocen y hay muchas historias que te conectan con los otros, por eso quiero impartir un taller de canto, primero se buscarían historias y las convertiremos en canto y así generar m un semillero de memorias, pues la voz la tenemos todos y nos ayuda a conectar sin limitaciones”.

Entre el conocimiento del cuerpo a través de la música, el canto profundo que cuente historias, poesía y causas sociales, este duranguense ha encontrado un camino en la danza y el arte, el cual hoy pretende llevar a la vida de todos aquellos que estén dispuestos a descubrir su potencial.

La danza ha llevado a Héctor Morán a romper barreras y a reencontrarse consigo mismo. Desde los 14 años, en su primer curso de jazz, supo que esta disciplina lo llevaría a recorrer caminos inesperados hasta encontrar su lugar.

A sus 29 años, el bailarín y coreógrafo ha llevado a escena 19 obras. Su sueño inició cuando ingresó a la Casa de la Cultura sin saber que el jazz se convertiría en su estilo de vida, pues le brindó la posibilidad de conocer su cuerpo a través de los movimientos generados al ritmo de la música y con ello sacar esa sensibilidad reprimida que finalmente lo llevó a ese lugar de plenitud.

La danza lo llevó a encontrar su verdadero lugar / Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

En el año 2012 ingresó a la Escuela Superior de Danza de Sinaloa, lo que traería consigo la realización de diferentes proyectos junto a grandes exponentes de talla nacional. El estudio de la danza también le abrió las puertas al mundo del circo y la dramaturgia, “supe ahí que la danza es un arte que convive con otras y no es una expresión aislada con la cual muy poca gente se relaciona”, dijo el artista.

Aunque se desarrolla en diversas áreas como el diseño de arte, la gestión cultural, además de la poesía y dramaturgia; Héctor considera que su meta está fija en continuar con su formación en la danza.



¿Cómo te ves a tus 29 años?

Tengo menos límites y obstáculos de los que tenía hace unos años, cuento con 19 producciones entre pequeños formatos (seis a 15 minutos) y mayor formato de 30 a una hora.

La danza lo llevó a encontrar su verdadero lugar / Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

El Idiota, fue la primera coreografía que Héctor montó en el 2013, la unipersonal habla sobre él y sus sentimientos, sus cuestionamientos en torno a los esquemas establecidos en la sociedad y la danza, pues fue una época en la que se sentía incómodo con el entorno. A la fecha la sigue presentando debido a que es una puesta que conecta con el personaje y hace reflexionar al espectador.



¿Qué prefieres bailar o dirigir?

Me gusta más dirigir actualmente, pero la danza es un medio de expresión y he sido más bailarín, digamos que en 14 de mis 19 obras siempre bailo.

La danza lo llevó a encontrar su verdadero lugar / Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

Héctor Morán es el mayor de dos hermanos, nació en Durango y vivió su infancia en la colonia División del Norte al lado de su mamá y su abuela, “hay mucha tradición oral, en todas la fiestas se cuentan historias, además de una herencia cardenchera fuerte, pues mi abuela cantaba alabanzas y hacía rosarios en la casa, así que tengo esa herencia dolorosa, sentimental y emotiva, que se ha reflejado mayormente en mis coreografías”, dijo a describir a su familia como una apasionada de las historias.

Añadió que al hablar de esa exposición a la vulnerabilidad, al dolor y la empatía para conectar con otros lo aprendió a través de su abuela y hoy “Dolores silentes”, una de sus más recientes obras lo refleja a la perfección.

La danza lo llevó a encontrar su verdadero lugar / Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

Héctor llegó a la danza bajó muchas carencias desde la económica, hasta la emocional. Fue a través del conocimiento del cuerpo y la expresión, que la sensibilidad surgió de a poco en su vida, hoy en día está convencido de haber encontrado su lugar, luego de afrontar retos que ha superado tanto en escena, como en la vida misma.



¿Cómo te ha ayudado la danza?

La danza te ayuda para abrir caminos y te relacionas con el exterior y contigo mismo, encuentras tu voz y entiendes quién eres, cómo eres y cómo te relacionas. No hay límites, no te encasilles en algo.



¿Faltan en Durango espacios para la danza?

Falta formación, es algo vital pues desde que inicié no hay un programa que dé seguimiento a la cuestión formativa, ya que no solo es para el cuerpo, sino para la mente y entender que no es solo estar en el escenario y verte bonito, sino que es un ejercicio que va más allá, desde nutrir el cuerpo, la escena y la búsqueda interna a través de un discurso que se brinda a las personas.

La danza lo llevó a encontrar su verdadero lugar / Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

“De Louvre” es el taller que el coreógrafo está por impartir en espacios culturales independientes de Durango con el objetivo de generar un movimiento alterno al que ofertan las instituciones públicas, y brindar herramientas a los bailarines emergentes sobre diseño espacial y visual, además de composición coreográfica y patrones de ritmo, color, profundidad y texturas.

Será en Centro Cultural Espacio, ubicado en calle Zaragoza 101 A norte donde martes, jueves y sábados, donde Héctor imparta la cátedra a partir del 29 de agosto.

La danza lo llevó a encontrar su verdadero lugar / Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

A la par trabaja su próxima puesta en escena titulada “Ahua, aquí había un árbol“, que se presentará en la próxima edición del Festival Revueltas y hablará sobre la deforestación local bajo una severa crítica al consumo que funge como el peor enemigo del medio ambiente y afecta a todos.

La igualdad de género y los derechos humanos, son parte de los discursos que Héctor presenta en sus coreografías, los cuales trasladará a la creación de teatro, mismo que actualmente pule a través de un texto dramático que habla sobre el abuso infantil, el cual espera esté listo para el próximo año.

Héctor tiene muy presentes sus primeras vivencias, esas que pasó en la colonia División del Norte al lado de su familia y primeros amigos, es un lugar que está en su corazón, por ello busca llevar no solo la danza a este lugar icónico de Durango, sino el canto.

La danza lo llevó a encontrar su verdadero lugar / Foto: Lulú Murillo | El Sol de Durango

“Cuando vivía ahí me sentía parte de algo, es una colonia muy grande donde todos se conocen y hay muchas historias que te conectan con los otros, por eso quiero impartir un taller de canto, primero se buscarían historias y las convertiremos en canto y así generar m un semillero de memorias, pues la voz la tenemos todos y nos ayuda a conectar sin limitaciones”.

Entre el conocimiento del cuerpo a través de la música, el canto profundo que cuente historias, poesía y causas sociales, este duranguense ha encontrado un camino en la danza y el arte, el cual hoy pretende llevar a la vida de todos aquellos que estén dispuestos a descubrir su potencial.

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