José Bravo Sánchez ha pasado gran parte de su vida recorriendo campos de beisbol, como promotor deportivo ha visto siempre por el bien de los jóvenes y niños que al rey de los deportes.
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Llegó a Durango hace ya 30 años y desde entonces decidió que México sería su casa, por eso “el Cubano” como es conocido por su lugar de origen, fue homenajeado en el treceavo torneo de las Ligas Unidas Infantiles de la ABED AC; un reconocimiento que lo llena tanto de orgullo que durante la inauguración a la que decidieron bautizarla con su nombre, le brotaron lágrimas de agradecimiento por tomarlo en cuenta.
Como si los astros se alinearan, José Bravo Sánchez vino al mundo un 16 de septiembre de 1948; y siguiendo el dicho de Chabela Vargas “los mexicanos nacemos donde nos da la gana”, fue la Habana, Cuba el lugar que lo vio nacer, justo el día de la independencia de México, su destino estaba escrito.
Llevó a cabo sus estudios en la Escuela de Educación Física de la Provincia de Olguín, donde cursó la licenciatura en Cultura Física y Deporte en 1985.
“El Cubano” quien conserva con mucho orgullo el acento tan característico de los oriundos de la isla, hace 30 años contrajo nupcias con la señora Francisca Herrera Zapata, con quien ha formado una familia numerosa de hijos, nietos e incluso bisnietos.
“Todos ellos, mis hijos, nietos y bisnietos, me han hecho sentirme bien en México, sobre todo en este estado de Durango, al igual que los amigos a lo largo de los años que se han convertido en hermanos de corazón, junto con el deporte”, expresó José Bravo, quien tiene a su cargo la Liga Municipal de Softbol Femenil.
Su llegada a México
Fue en 1992 cuando llegó a México procedente de Cuba debido a un convenio deportivo, arribó a Durango para trabajar en el beisbol infantil, en el entrenamiento de niños menores de 12 años; lo hizo al lado de sus amigos Garibay y Camacho, con ellos tuvo su primer evento nacional en donde obtuvo la segunda posición en Tampico, Tamaulipas.
En 1993 la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), lo invitó a formar parte de su plantilla de entrenadores en la rama del softbol femenil y beisbol, esto con el proyecto Escuela de Softbol Universitario.
El proyecto en mención se quedó inconcluso, ya que fue a finales de ese mismo año cuando regresar a Cuba y para 1994 tuvo que realizar varias gestiones y solo de esta manera retornar a Durango y retomar el proyecto universitario de softbol femenil, el cual logró mantener activo durante 29 años, y le ha dado infinitas satisfacciones, puesto que las distintas generaciones de jugadoras han obtenido diferentes campeonatos regionales, nacionales y universitarios.
De 1994 a 1997 logró concretar la Liga Ranchera, de la mano con Eva Patricia Rosales quien le fue de gran ayuda para seguir en desarrollo, además de estar con diferentes ligas de volibol, beisbol, baloncesto, entre otros.
Una vez que Liliana Juárez, tomó la dirección del Instituto Municipal del Deporte (Inmude), el profesor Walis, conocido por encabezar el proyecto de beisbol en niños menores de 12 años en Red Sox, ya no pudo continuar con el mismo, por lo que José Bravo se hizo cargo del programa durante cinco meses.
A raíz de esto, el entusiasmo regresó a su vida, tanto que a la fecha cuenta con ocho niños entre ellos sus nietos y bisnieto: Ángel, Aarón y Jhony; a quienes entrena en la Escuela de Beisbol de Puebla, lugar donde se preparan para jugar beisbol profesional.
Su paso por el softbol femenil
En el softbol femenil, fue en el 2002 que se consiguió un campeonato nacional de menores de 25, dicho equipo eran exuniversitarias y acababan de participar en el Nacional Súper Master que se realizó en Culiacán, Sinaloa.
Fue el propio “Cubano” que finalizó: “quiero agradecer a todas las personas que han contribuido a que siga en Durango, familiares, amigos, alumnos, compañeros de trabajo, pero en especial al Pototo quien con mucho entusiasmo no decae al pasar de los años y siempre trabajando con los niños”.