Como lo marca la tradición el 2 de noviembre es la fecha para celebrar a quienes partieron del mundo terrenal y en Durango no es la excepción, el emblemático Panteón de Oriente, abrió sus puertas de par en par, los ríos de gente inundaron el camposanto.
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“¡Se limpian tumbas!”, grita una pequeña niña de ojos almendrados, mientras empieza la misa de medio día, para recordar a quienes según lo marca la tradición, tienen permiso de visitar el mundo de los vivos durante este día.
Muy al estilo norteño, desde temprana hora cientos de familias duranguenses llegaron al panteón con sombrillas de colores para resguardarse del intenso sol que desde la mañana apareció para calentar la brisa que dejó la madrugada, además de comida y utensilios de limpieza.
El lavado de tumbas es la primera acción a realizar, pues una ligera capa de polvo marrón cubría las lápidas donde se puede leer quien yace en el lugar. Luego se adorna con flores, el amarillo del cempasúchil, el morado del terciopelo, el blanco del crisantemo y la nube, pintan de colores un lugar que en apariencia suele ser calificado como sombrío.
En días como estos, las oraciones no pueden faltar, hay quienes incluso encienden veladoras blancas para, tal como dicta la tradición, alumbrar el camino de quienes nos visitan, mientras las familias recuerdan anécdotas vividas con el ser querido que dejó el mundo de los vivos.
Como también es tradición, a temprana hora autoridades estatales y municipales llevaron a cabo el acto cívico en la Rotonda de los hombres ilustres, lugar donde los restos de 43 personajes que sobresalieron en alguno de los ámbitos ya sea político, cultural o social duranguense, permanecen ahí sepultados, tal es el caso de la artista Fanny Anitua, o de los luchadores sociales Domingo Arrieta y Felipe Pescador.
El aroma a cempasúchil cubre el camposanto más antiguo de la ciudad de Durango, ese que ha inspirado leyendas a lo largo de la historia y que en la actualidad, cada año es amenizado con el sonido del acordeón y toloache, cuyos acordes dan vida a esta festividad surgida de nuestros ancestros.
Por eso la música norteña no pudo faltar en esta ocasión y entre llanto, risa y celebración, en un recinto donde cerca de 150 mil duranguenses acudieron este 2023 para honrar a sus muertos.
Panteón histórico
Fue en 1860 cuando el Panteón de Oriente se fundó, poco tiempo después de que el Presidente Benito Juárez, promulgó las Leyes de Reforma, es uno de los pocos panteones que a nivel nacional cuenta con un museo de Arte Funerario llamado “Benigno Montoya” y que es el orgullo de los duranguenses.
Benigno Montoya Muñoz, nacido en el año 1865 en la Hacienda de Trancoso, Zacatecas, entre 1898 y 1929, labró en cantera para el Panteón de Durango, cruces que están dispuestas sobre pedestales adornados con vegetación, palomas agonizantes, capillas de estilo neoclásico y neogótico, un relieve que reproduce la escena de la pasión de Cristo y otro que recrea una musa del periodo clásico, además de dos magníficos monumentos de dolientes en tamaño natural, pero lo más importante de su obra funeraria radica en la escultura de ángeles, que en el arte funerario representan el alma.
