Son muchas las personas que han escuchado hablar del Niño Fidencio, e incluso, en lo que compete a Durango, hay personas que se adjudican ese nombre, ¿por qué?, ¿quién es él?. Hay mucho que contar de él, datos que son parte de la historia, y otros tantos que han ido de boca en boca.
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De acuerdo a la historia, su nombre completo fue José Fidencio de Jesús Síntora Constantino, mejor conocido como el Niño Fidencio, un taumaturgo en México, el cual se volvió famoso derivado de sus curas que eran consideradas por la misma gente, como milagrosas, y es que aseguraban que era sanador.
Recurrían a él con mucha fe y esperanza de recibir la salvación por diversas situaciones; a lo largo del tiempo le adjudicaron la posibilidad de extirpar tumores con vidrios de botella, amputaba miembros con serrucho, hacía gritar a los mudos encerrándolos en una jaula con un tigre sin garras ni colmillos, y también hacía caminar a los paralíticos, columpiándolos tan fuerte que salían disparados y aterrizaban de pie.
En la actualidad su nombre sigue vigente, y es que se le reconoce como un famoso curandero mexicano, venerado por la Iglesia Fidencista Cristiana, pese a que cabe precisar que la Iglesia Católica no le reconoce bajo la figura de Santo.
Al ser un personaje sanador, el nombre de Niño Fidencio comenzó a cobrar buena popularidad, así que al pasó de los años hubo quienes recobraron un estilo de curas y sanación, y enseguida se hicieron llamar así.
En Durango, por ejemplo, hay varias personas reconocidas por la propia ciudadanía como Niño Fidencio. E incluso hay quienes aseguran haber sido curados por ellos.
Pero, no hay manera de confirmar si alguno de ellos, o de los que dicen ser Niño Fidencio en otros estados de México, pudieran tener el mismo "don" de sanar, como es creencia con él.
Habría curado a Plutarco Elías Calles con tan solo untarle miel
El presidente Plutarco Elías Calles, según dice la historia, habría sido curado por el Niño Fidencio, precisamente el 8 de febrero de 1928; aquel día, llegó a bordo del tren El Olivo a la estación Espinazo, una comunidad cercana a Monterrey, Nuevo León.
El propio Niño Fidencio recibió al ejecutivo, donde cabe precisar que lo saludó de mano, se dieron un abrazo y luego desaparecieron entre la multitud de personas.
“El niño le untó miel de abeja, lo dejó en un cuarto. El presidente, incrédulo, le dijo que había viajado desde muy lejos como para que solo le pusieran miel. Pero después de unas horas ya estaba curado”, señala David, un creyente del Niño Fidencio para un documental realizado en 2014 sobre la figura de este curandero.
Es importante mencionar que aunque son muchas las personas que mantienen la fe y esperanza en ellos, hay otro porcentaje de la población que se mantiene escéptica; es una decisión propia, y según los ideales, en quienes se fija determinada creencia.