/ sábado 13 de noviembre de 2021

Conociendo palabras

La Real Academia Española no limita el crecimiento de palabras de nuestro idioma, y últimamente ha aprobado para ingresar al castellano más de 2 mil por año de ellas. En lo que va del presente año, se menciona que han aceptado por razón de la pandemia del “Covid-19”, una multitud de palabras con esta relación. Pero siempre la RAE, lleva a cabo una clasificación eligiendo “su palabra del año”. En 2013 la palabra del año fue “escrache”; en 2014 “selfi”; en 2015 “refugiado”; en 2016 “populismo”; en 2017 “aporofobia”; en 2018 “microplástico”; en 2019 “emojis”.

Como en varios países se habla nuestro idioma, en algunos se popularizan más algunas palabras, mientras que en otros países se desconocen, tal es el caso de:

Escrache, que en nuestro país es una palabra desconocida, no así en Argentina, España, Paraguay, Uruguay y Venezuela, en donde se usa para referir a un tipo de manifestación generalmente de la política o de la administración, que se realiza frente al domicilio o en el lugar de trabajo de la persona contra quien se protesta.

Otra de ellas fue “aporofobia” que fuera acuñada en los años de 1990 por la filósofa Adela Cortina de la Universidad de Valencia, España con lo cual se quiere significar el miedo y rechazo hacia la pobreza y los personajes indigentes.

“Emoji”, se trata de las imágenes que se ponen en los textos, y se señala que no deben ser confundidos con los emotíconos, que son los que expresan alegría u otras emociones positivas se clasifican normalmente como sonrisas.

Para los años cincuenta en nuestro país era de lujo el “afrancesarse”, por hacerse notar o por sentirse de clase algo superior y poco a poco, se fueron incorporando algunas palabras francesas a nuestro idioma, tales como: Amateur, ballet, beige, boutique, broche, bulevar, cabaret, carné, chalet, champiñón, chef, chofer, cliché, collage, complot, corsé, debut, etc.

Pero los pochismos siempre han tenido lugar en nuestro hablar, y de la gran mayoría de ellos desconocemos sus orígenes; en varias ocasiones vemos a alguien y le decimos que viene “pípiris nais, que proviene de “people is nice”.

Seguido escuchamos que a los perros se les dice “firulais” palabra que proviene de “free of lice”, que significa “libre de pulgas”. Overol , “over all, “encima de todo”. Caifán, surgió de jóvenes mexicanos habitantes de El Paso, Texas, entre 1930 y el fin de la guerra, y se trata de alguien que “cae fine”, es decir, alguien que “cae bien”.

La porra de la UNAM, ¡Goya, goya, cachún cachún ra ra…!, que emana de una porra de un colegio de Pennsylvania, EE. UU., “Go yeah! Go yeah! Catch on, catch on (de catch, “atrapar” en referencia a atrapar el balón), Run, run! (corre, corre), Catch on, catch on, run run, ¡go yeah! Pennsylvania state!.”

En la actualidad no se queda atrás una serie de personas que rallan en lo “mamilas” al señalar, sobre todo en conferencias o asambleas, que se dará un tiempo para el “coffee break”. En congresos y algunos otros similares, en los que es necesario dejar el alojamiento, en forma algo fantoche se les manifiesta que: Les darán oportunidad para que hagan el “Check out”. O bien, una palabra que ya ha sido aceptada por la RAE, que es Twitter, no falta el “mamilas” que por hacerse más lo pronuncie “Twirer”.

Si bien, existen palabras que va adoptando la RAE, para no limitar el crecimiento del idioma castellano, existen las palabras y vicios inaceptables, como el político que, por seguir la equidad de género, engloban el masculino y femenino, a tal grado que, no tardan en decir: “duranguenses y duranguensas”. Y errores mayúsculos como crear verbos imposibles de aceptar como: “Aperturar”, “legitimizar”, “direccionar”, “textear”, “recepcionar”, “emproblemar”, “obstruccionar”, “antagonizar”, etc.

La Real Academia Española no limita el crecimiento de palabras de nuestro idioma, y últimamente ha aprobado para ingresar al castellano más de 2 mil por año de ellas. En lo que va del presente año, se menciona que han aceptado por razón de la pandemia del “Covid-19”, una multitud de palabras con esta relación. Pero siempre la RAE, lleva a cabo una clasificación eligiendo “su palabra del año”. En 2013 la palabra del año fue “escrache”; en 2014 “selfi”; en 2015 “refugiado”; en 2016 “populismo”; en 2017 “aporofobia”; en 2018 “microplástico”; en 2019 “emojis”.

Como en varios países se habla nuestro idioma, en algunos se popularizan más algunas palabras, mientras que en otros países se desconocen, tal es el caso de:

Escrache, que en nuestro país es una palabra desconocida, no así en Argentina, España, Paraguay, Uruguay y Venezuela, en donde se usa para referir a un tipo de manifestación generalmente de la política o de la administración, que se realiza frente al domicilio o en el lugar de trabajo de la persona contra quien se protesta.

Otra de ellas fue “aporofobia” que fuera acuñada en los años de 1990 por la filósofa Adela Cortina de la Universidad de Valencia, España con lo cual se quiere significar el miedo y rechazo hacia la pobreza y los personajes indigentes.

“Emoji”, se trata de las imágenes que se ponen en los textos, y se señala que no deben ser confundidos con los emotíconos, que son los que expresan alegría u otras emociones positivas se clasifican normalmente como sonrisas.

Para los años cincuenta en nuestro país era de lujo el “afrancesarse”, por hacerse notar o por sentirse de clase algo superior y poco a poco, se fueron incorporando algunas palabras francesas a nuestro idioma, tales como: Amateur, ballet, beige, boutique, broche, bulevar, cabaret, carné, chalet, champiñón, chef, chofer, cliché, collage, complot, corsé, debut, etc.

Pero los pochismos siempre han tenido lugar en nuestro hablar, y de la gran mayoría de ellos desconocemos sus orígenes; en varias ocasiones vemos a alguien y le decimos que viene “pípiris nais, que proviene de “people is nice”.

Seguido escuchamos que a los perros se les dice “firulais” palabra que proviene de “free of lice”, que significa “libre de pulgas”. Overol , “over all, “encima de todo”. Caifán, surgió de jóvenes mexicanos habitantes de El Paso, Texas, entre 1930 y el fin de la guerra, y se trata de alguien que “cae fine”, es decir, alguien que “cae bien”.

La porra de la UNAM, ¡Goya, goya, cachún cachún ra ra…!, que emana de una porra de un colegio de Pennsylvania, EE. UU., “Go yeah! Go yeah! Catch on, catch on (de catch, “atrapar” en referencia a atrapar el balón), Run, run! (corre, corre), Catch on, catch on, run run, ¡go yeah! Pennsylvania state!.”

En la actualidad no se queda atrás una serie de personas que rallan en lo “mamilas” al señalar, sobre todo en conferencias o asambleas, que se dará un tiempo para el “coffee break”. En congresos y algunos otros similares, en los que es necesario dejar el alojamiento, en forma algo fantoche se les manifiesta que: Les darán oportunidad para que hagan el “Check out”. O bien, una palabra que ya ha sido aceptada por la RAE, que es Twitter, no falta el “mamilas” que por hacerse más lo pronuncie “Twirer”.

Si bien, existen palabras que va adoptando la RAE, para no limitar el crecimiento del idioma castellano, existen las palabras y vicios inaceptables, como el político que, por seguir la equidad de género, engloban el masculino y femenino, a tal grado que, no tardan en decir: “duranguenses y duranguensas”. Y errores mayúsculos como crear verbos imposibles de aceptar como: “Aperturar”, “legitimizar”, “direccionar”, “textear”, “recepcionar”, “emproblemar”, “obstruccionar”, “antagonizar”, etc.