/ viernes 19 de noviembre de 2021

En cartera

Requerimos de un nuevo orden social


Mucha tinta se ha empleado con la propuesta del presidente de los mexicanos Andrés Manuel López Obrador que realizara en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Señaló que a nivel mundial 750 millones de personas viven con menos de dos dólares al día.

Por supuesto, que otros muchos millones más, viven con ingresos apenas por encima de esa cifra. Esta pobreza abismal es –dijo- causada por la corrupción. Y por otro lado, tenemos la concentración de la riqueza en muy pocas manos, debido al neoliberalismo.

Hoy, “el modelo neoliberal que socializa pérdidas, privatiza ganancias y alienta el saqueo de los recursos naturales y de los bienes de pueblos y naciones” ha extendido el malestar y mal humor social. La globalidad inició con grandes expectativas, hoy las realidades lacerantes la cuestionan. Tan sólo en nuestro país más de la mitad de su población vive en la pobreza.

El neoliberalismo está demostrado que es un sistema que garantiza hacer al pobre más pobre y al rico más rico. Y se pronuncian triunfalismos: Se viven más años… pero no mejores. Hoy en día la pobreza es un tema obligado en todo discurso político, social y gubernamental, así como en materia de investigación científica. La pobreza es la condición de vida que más lastima a la sociedad, de ahí el reto de recomponer los mecanismos que garanticen la equidad y la justicia que el presidente denominó el “Plan de fraternidad y bienestar”.

El reto es avanzar en la elaboración de esquemas, modelos y políticas públicas que realmente superen los rezagos, que brinden la atención con un proceso que considere las herramientas para superar la pobreza, la marginación, la desigualdad, el injusto reparto de la riqueza, la inequidad, la injusticia, la corrupción. Necesitamos una nueva y verdadera alianza a favor de quienes viven en condiciones de pobreza y en circunstancias de vulnerabilidad social, se trata de una acción concertada que potencie las tareas, que precise la coordinación interinstitucional, las acciones y el discurso. Para ello deben conjuntar sus esfuerzos la ONU, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, los gobiernos, las empresas trasnacionales y nacionales, los inversionistas, los académicos e investigadores.

Es un hecho, que en los ambientes de pobreza también se generan y presentan con mayor intensidad las situaciones de vulnerabilidad: el abandono, la soledad, la marginación, la orfandad, las discapacidades, la violencia, la discriminación, el maltrato intrafamiliar y la desprotección. La agenda de la vulnerabilidad social es múltiple al igual que la de la pobreza. La indigencia, la desprotección jurídica, la vida en las calles, los abusos y los diferentes tipos de discapacidad son apenas unas líneas de la vida cotidiana de millones de personas.

Vulnerable, que quede asentado, no es sólo aquel que vive en condiciones de pobreza económica; vulnerable es toda persona y grupo en estado de indefensión, que por distintas circunstancias no disponen de los medios para hacer frente a las hostilidades del entorno. Las personas y los grupos vulnerables deben ser asistidos por ese organismo mundial que lleve a cabo el plan de fraternidad y bienestar y se convierta en el “más noble benefactor de los pobres de la Tierra”.

La pobreza se reproduce en las familias en clave de vulnerabilidad sea por exclusión, abandono, maltrato, violencia, desigualdad, expulsión o indefensión. La pobreza y el ambiente familiar constituyen un binomio que encierra ominosas y complejas relaciones. La debilidad de la integración familiar tiene en la pobreza una causa concurrente y no pocas veces decisiva.

La política social y la política asistencial deben ir al encuentro de un desarrollo público, orgánico, complejo y multidimensional que incida en la condición de vida de las personas y sus familias. La familia es un eje para pensar el futuro, hacia una sociedad justa, hacia una economía que sirva a las personas y hacia una distribución equitativa de los beneficios y las tareas sociales. Ese debe ser nuestro modelo económico, social y político.

En el proceso de transformación de las administraciones nacionales del mundo, en no pocas ocasiones se descuida el lado humano, esto es, los contenidos de las políticas. Ante la vorágine y la opresión del mercado, la política social debe ser el área de atención prioritaria del Estado. En esa dinámica, transformar la política social, y dentro de ésta la asistencia social, requiere nuevas políticas, cambios jurídicos y voluntades.

A través de un cambio de modelo económico es como podamos abatir las cuentas pendientes de la agenda social, porque el neoliberalismo impuesto hace más de 30 años, sólo registró año tras año, más pobreza para los pobres y mayor riqueza para los ricos, y el rezago social se siguió incrementando año con año, no obstante que se aumentaran los presupuestos en programas sociales, en educación, en salud y vivienda. Año con año fue más evidente la distribución injusta de la riqueza, y una mayor brecha entre ricos y pobres.

La debilidad de la integración familiar tiene en la pobreza una causa concurrente y no pocas veces decisiva.

Requerimos de un nuevo orden social


Mucha tinta se ha empleado con la propuesta del presidente de los mexicanos Andrés Manuel López Obrador que realizara en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Señaló que a nivel mundial 750 millones de personas viven con menos de dos dólares al día.

Por supuesto, que otros muchos millones más, viven con ingresos apenas por encima de esa cifra. Esta pobreza abismal es –dijo- causada por la corrupción. Y por otro lado, tenemos la concentración de la riqueza en muy pocas manos, debido al neoliberalismo.

Hoy, “el modelo neoliberal que socializa pérdidas, privatiza ganancias y alienta el saqueo de los recursos naturales y de los bienes de pueblos y naciones” ha extendido el malestar y mal humor social. La globalidad inició con grandes expectativas, hoy las realidades lacerantes la cuestionan. Tan sólo en nuestro país más de la mitad de su población vive en la pobreza.

El neoliberalismo está demostrado que es un sistema que garantiza hacer al pobre más pobre y al rico más rico. Y se pronuncian triunfalismos: Se viven más años… pero no mejores. Hoy en día la pobreza es un tema obligado en todo discurso político, social y gubernamental, así como en materia de investigación científica. La pobreza es la condición de vida que más lastima a la sociedad, de ahí el reto de recomponer los mecanismos que garanticen la equidad y la justicia que el presidente denominó el “Plan de fraternidad y bienestar”.

El reto es avanzar en la elaboración de esquemas, modelos y políticas públicas que realmente superen los rezagos, que brinden la atención con un proceso que considere las herramientas para superar la pobreza, la marginación, la desigualdad, el injusto reparto de la riqueza, la inequidad, la injusticia, la corrupción. Necesitamos una nueva y verdadera alianza a favor de quienes viven en condiciones de pobreza y en circunstancias de vulnerabilidad social, se trata de una acción concertada que potencie las tareas, que precise la coordinación interinstitucional, las acciones y el discurso. Para ello deben conjuntar sus esfuerzos la ONU, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, los gobiernos, las empresas trasnacionales y nacionales, los inversionistas, los académicos e investigadores.

Es un hecho, que en los ambientes de pobreza también se generan y presentan con mayor intensidad las situaciones de vulnerabilidad: el abandono, la soledad, la marginación, la orfandad, las discapacidades, la violencia, la discriminación, el maltrato intrafamiliar y la desprotección. La agenda de la vulnerabilidad social es múltiple al igual que la de la pobreza. La indigencia, la desprotección jurídica, la vida en las calles, los abusos y los diferentes tipos de discapacidad son apenas unas líneas de la vida cotidiana de millones de personas.

Vulnerable, que quede asentado, no es sólo aquel que vive en condiciones de pobreza económica; vulnerable es toda persona y grupo en estado de indefensión, que por distintas circunstancias no disponen de los medios para hacer frente a las hostilidades del entorno. Las personas y los grupos vulnerables deben ser asistidos por ese organismo mundial que lleve a cabo el plan de fraternidad y bienestar y se convierta en el “más noble benefactor de los pobres de la Tierra”.

La pobreza se reproduce en las familias en clave de vulnerabilidad sea por exclusión, abandono, maltrato, violencia, desigualdad, expulsión o indefensión. La pobreza y el ambiente familiar constituyen un binomio que encierra ominosas y complejas relaciones. La debilidad de la integración familiar tiene en la pobreza una causa concurrente y no pocas veces decisiva.

La política social y la política asistencial deben ir al encuentro de un desarrollo público, orgánico, complejo y multidimensional que incida en la condición de vida de las personas y sus familias. La familia es un eje para pensar el futuro, hacia una sociedad justa, hacia una economía que sirva a las personas y hacia una distribución equitativa de los beneficios y las tareas sociales. Ese debe ser nuestro modelo económico, social y político.

En el proceso de transformación de las administraciones nacionales del mundo, en no pocas ocasiones se descuida el lado humano, esto es, los contenidos de las políticas. Ante la vorágine y la opresión del mercado, la política social debe ser el área de atención prioritaria del Estado. En esa dinámica, transformar la política social, y dentro de ésta la asistencia social, requiere nuevas políticas, cambios jurídicos y voluntades.

A través de un cambio de modelo económico es como podamos abatir las cuentas pendientes de la agenda social, porque el neoliberalismo impuesto hace más de 30 años, sólo registró año tras año, más pobreza para los pobres y mayor riqueza para los ricos, y el rezago social se siguió incrementando año con año, no obstante que se aumentaran los presupuestos en programas sociales, en educación, en salud y vivienda. Año con año fue más evidente la distribución injusta de la riqueza, y una mayor brecha entre ricos y pobres.

La debilidad de la integración familiar tiene en la pobreza una causa concurrente y no pocas veces decisiva.

ÚLTIMASCOLUMNAS
viernes 26 de abril de 2024

En Cartera

Las campañas políticas y la violencia

Víctor Samuel Palencia Alonso

viernes 22 de marzo de 2024

En Cartera

154 Aniversario de la Fundación de la ByCENED

Víctor Samuel Palencia Alonso

viernes 15 de marzo de 2024

En Cartera

CCXVIII (218) Aniversario del natalicio de Benito Pablo Juárez García (1/2)

Víctor Samuel Palencia Alonso

viernes 01 de marzo de 2024

En cartera

A las urnas… a votar libremente por su candidato y partido(s)

Víctor Samuel Palencia Alonso

viernes 16 de febrero de 2024

En cartera

13 de Febrero: Día Mundial de la Radio

Víctor Samuel Palencia Alonso

viernes 09 de febrero de 2024

En cartera

14 de Febrero: Día del Amor y la Amistad

Víctor Samuel Palencia Alonso

viernes 02 de febrero de 2024

En cartera

A 58 Años en las Páginas de El Sol de Durango y 54 en la Literatura (2/2)

Víctor Samuel Palencia Alonso

Cargar Más