/ sábado 12 de septiembre de 2020

La novela “Bernabé” de Leticia Salazar, uno de los buenos libros que no sueltas

Empecé a leer “Bernabé” y no pude soltarla porque Leticia Salazar es una de las buenas novelistas que tenemos en Durango, y no con cualquier novela te sucede que la agarras y no puedes dejar de leerla de un tirón. Como en todos los países al mismo tiempo conviven varios mundos, el libro que estoy citando sucede en el medio rural, o sea que tiene más qué ver con Juan Rulfo que con Carlos Fuentes.

Ya que Leticia nació en Fco. I. Madero, sus personajes nunca dejan esa región, y son ajenos completamente a lo que está pasando en la Ciudad de México, que es lo que cuenta Fuentes en su novela “La región más transparente”, todo lo que representó la presidencia de Miguel Alemán.

En lo que el DF se está convirtiendo en una de las grandes ciudades del mundo, dice la autora que “Bernabé” se levantaba a las cinco de la mañana a ordeñar las vacas, y luego todo el día le ayudaba a su mamá en otras labores, y de esta forma es descrita en el primer pequeño párrafo de la novela: “Sí que es bonita mi prima Bernabé, a pesar de la cicatriz que tenía en el chamorro de la pierna derecha; a nadie le dejaba ver esa marca, la cubría siempre con medias de popotillo; yo se la conocía porque dormíamos en el mismo cuarto y, algunas veces en tiempo se calor, al acostarse se quitaba las medias”.

Pero le andaba costando caro a la prima “Bernabé” ser tan bonita y tan lista, y haberse ido de su casa a los quince años con un joven que dijo que se casaría con ella, pero a la mera hora dijo que no, que porque no era virgen, y la golpeaba seguido, por lo que mejor regresó con su familia.

Primero no la dejaban salir y cuando por fin se fue con su prima a una fiesta, resultó que hasta bonito sabía cantar, y al ir teniendo un amor tras otro, con ninguno se acomodaba, por un machismo que me temo que todavía sigue. Sin embargo el lector no puede dejar la novela porque Leticia mantuvo la intensidad de la primera a la última página.

Entre tragedia y humor, trabajo sin fin, hasta que “Bernabé” se casa con uno que tenía un negocio pero no lo atendía bien por la tomadera, y ella se encargaba y acaba de dueña, no sueltas el libro, y ahorita escribiendo pensé que a ella le tocó la peor de las cinco plagas que le tocaron a “Macondo” en “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, la del amor, y aunque en esa misma época andaba Marilyn Monroe empezando a trabajar en Hollywood y obviamente no se conocieron, “Bernabé” empezó también a hacer dinero con su cuerpo, porque como Marilyn se dio cuenta que los hombres querían sexo, y eso les daban, pero a ellas les interesaba el amor. “Bernabé” tuvo un hijo y se hizo la casa más bonita del pueblo, y cuando la prima regresa de visita, en el pueblo donde el negocio de “Bernabé” se llamaba “El convento”, ya había hospital, teléfono y televisión.

La novela había estado entre las ganadoras estatales, cuando en el ICED de Ismael Hernández Deras decidimos reeditarla, cuando Fernando Andrade cuidaba las ediciones, quien por cierto tiene una miniautobiografía que es una obra maestra. Pero regresando a la escritora Leticia Salazar Castañeda, también ganó los premios de cuento y de poesía, creo revistas modestas, hasta que fue fundadora de “Contraseña” y luego ha sido importante colaboradora de “Cantaletras” y su taller de literatura de la Casa de la Cultura ya cumplió sus veinte años, y ahora que vuelva la normalidad solicitaré mi ingreso, o si se están juntando no dejen de avisar.

Entre tragedia y humor, trabajo sin fin, hasta que “Bernabé” se casa con uno que tenía un negocio pero no lo atendía bien por la tomadera, y ella se encargaba y acaba de dueña, no sueltas el libro, y ahorita escribiendo pensé que a ella le tocó la peor de las cinco plagas que le tocaron a “Macondo” en “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, la del amor, y aunque en esa misma época andaba Marilyn Monroe empezando a trabajar en Hollywood y obviamente no se conocieron.

Empecé a leer “Bernabé” y no pude soltarla porque Leticia Salazar es una de las buenas novelistas que tenemos en Durango, y no con cualquier novela te sucede que la agarras y no puedes dejar de leerla de un tirón. Como en todos los países al mismo tiempo conviven varios mundos, el libro que estoy citando sucede en el medio rural, o sea que tiene más qué ver con Juan Rulfo que con Carlos Fuentes.

Ya que Leticia nació en Fco. I. Madero, sus personajes nunca dejan esa región, y son ajenos completamente a lo que está pasando en la Ciudad de México, que es lo que cuenta Fuentes en su novela “La región más transparente”, todo lo que representó la presidencia de Miguel Alemán.

En lo que el DF se está convirtiendo en una de las grandes ciudades del mundo, dice la autora que “Bernabé” se levantaba a las cinco de la mañana a ordeñar las vacas, y luego todo el día le ayudaba a su mamá en otras labores, y de esta forma es descrita en el primer pequeño párrafo de la novela: “Sí que es bonita mi prima Bernabé, a pesar de la cicatriz que tenía en el chamorro de la pierna derecha; a nadie le dejaba ver esa marca, la cubría siempre con medias de popotillo; yo se la conocía porque dormíamos en el mismo cuarto y, algunas veces en tiempo se calor, al acostarse se quitaba las medias”.

Pero le andaba costando caro a la prima “Bernabé” ser tan bonita y tan lista, y haberse ido de su casa a los quince años con un joven que dijo que se casaría con ella, pero a la mera hora dijo que no, que porque no era virgen, y la golpeaba seguido, por lo que mejor regresó con su familia.

Primero no la dejaban salir y cuando por fin se fue con su prima a una fiesta, resultó que hasta bonito sabía cantar, y al ir teniendo un amor tras otro, con ninguno se acomodaba, por un machismo que me temo que todavía sigue. Sin embargo el lector no puede dejar la novela porque Leticia mantuvo la intensidad de la primera a la última página.

Entre tragedia y humor, trabajo sin fin, hasta que “Bernabé” se casa con uno que tenía un negocio pero no lo atendía bien por la tomadera, y ella se encargaba y acaba de dueña, no sueltas el libro, y ahorita escribiendo pensé que a ella le tocó la peor de las cinco plagas que le tocaron a “Macondo” en “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, la del amor, y aunque en esa misma época andaba Marilyn Monroe empezando a trabajar en Hollywood y obviamente no se conocieron, “Bernabé” empezó también a hacer dinero con su cuerpo, porque como Marilyn se dio cuenta que los hombres querían sexo, y eso les daban, pero a ellas les interesaba el amor. “Bernabé” tuvo un hijo y se hizo la casa más bonita del pueblo, y cuando la prima regresa de visita, en el pueblo donde el negocio de “Bernabé” se llamaba “El convento”, ya había hospital, teléfono y televisión.

La novela había estado entre las ganadoras estatales, cuando en el ICED de Ismael Hernández Deras decidimos reeditarla, cuando Fernando Andrade cuidaba las ediciones, quien por cierto tiene una miniautobiografía que es una obra maestra. Pero regresando a la escritora Leticia Salazar Castañeda, también ganó los premios de cuento y de poesía, creo revistas modestas, hasta que fue fundadora de “Contraseña” y luego ha sido importante colaboradora de “Cantaletras” y su taller de literatura de la Casa de la Cultura ya cumplió sus veinte años, y ahora que vuelva la normalidad solicitaré mi ingreso, o si se están juntando no dejen de avisar.

Entre tragedia y humor, trabajo sin fin, hasta que “Bernabé” se casa con uno que tenía un negocio pero no lo atendía bien por la tomadera, y ella se encargaba y acaba de dueña, no sueltas el libro, y ahorita escribiendo pensé que a ella le tocó la peor de las cinco plagas que le tocaron a “Macondo” en “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, la del amor, y aunque en esa misma época andaba Marilyn Monroe empezando a trabajar en Hollywood y obviamente no se conocieron.