/ sábado 29 de junio de 2019

México en el grupo de los veinte países importantes del mundo

Le tocó a Marcelo Ebrard ir a la reunión del G 20 para seguir con las pláticas para sacar adelante el Tratado de Libre Comercio y saludar a Donald Trump, que sigue con su postura de que “Me gusta México y me agrada su nuevo líder; un poco diferente a nosotros; creo que me va mejor que con el capitalista; él sabe que México necesita a los Estados Unidos”.

Aunque luego nos agrede, porque lo mismo dice una cosa que luego otra, ya que es multipolar, y nos usa en sus campañas políticas, pero sabe que su país también nos necesita.

Ante la agresividad de Donald Trump, Andrés Manuel López Obrador ha preferido una postura prudente y no de enfrentamiento sino de acuerdos, aunque con ajustes a su Plan Nacional de Desarrollo, abierto a las inversiones y manteniendo en lo posible sus planes de campaña, que necesitan a los empresarios mexicanos con los que no pierda la comunicación.

Él sabe que las estadísticas indican que los inmigrantes mexicanos sí se han aculturado a los Estados Unidos más o menos al mismo ritmo que los alemanes, irlandeses, judíos e italianos que llegaron con anterioridad, y que al igual que todos, por otra parte, han mantenido rasgos de su identidad cultural.

Lo que pasa es que la campaña del 2016 le demostró que atacar a México era una fórmula exitosa de ganar votos, y eso lo va a repetir en la del 2020.

Andrés Manuel prefiere seguir en contacto con los ciudadanos de todos los partidos que salir a reuniones en las que no se logrará gran cosa, ya que los Estados Unidos dominan las agendas, y los grandes conflictos internacionales dominan las agendas de los medios.

Aquí lo importante será presentar atención al primer informe de Andrés Manuel López Obrador y sacar adelante sus principales políticas, como la de una inversión conjunta en Centroamérica para el desarrollo de la región, que no puede ser responsabilidad únicamente de México.

La mayoría de los problemas del mundo son internacionales, no de un solo país, y se necesitan nuevas políticas de inversiones conjuntas y de solidaridad para enfrentarlas, más allá de las posturas de los distintos partidos políticos y de los distintos gobiernos.

Sin embargo valdrá la pena estar atentos a las conclusiones de esta magna reunión.

Le tocó a Marcelo Ebrard ir a la reunión del G 20 para seguir con las pláticas para sacar adelante el Tratado de Libre Comercio y saludar a Donald Trump, que sigue con su postura de que “Me gusta México y me agrada su nuevo líder; un poco diferente a nosotros; creo que me va mejor que con el capitalista; él sabe que México necesita a los Estados Unidos”.

Aunque luego nos agrede, porque lo mismo dice una cosa que luego otra, ya que es multipolar, y nos usa en sus campañas políticas, pero sabe que su país también nos necesita.

Ante la agresividad de Donald Trump, Andrés Manuel López Obrador ha preferido una postura prudente y no de enfrentamiento sino de acuerdos, aunque con ajustes a su Plan Nacional de Desarrollo, abierto a las inversiones y manteniendo en lo posible sus planes de campaña, que necesitan a los empresarios mexicanos con los que no pierda la comunicación.

Él sabe que las estadísticas indican que los inmigrantes mexicanos sí se han aculturado a los Estados Unidos más o menos al mismo ritmo que los alemanes, irlandeses, judíos e italianos que llegaron con anterioridad, y que al igual que todos, por otra parte, han mantenido rasgos de su identidad cultural.

Lo que pasa es que la campaña del 2016 le demostró que atacar a México era una fórmula exitosa de ganar votos, y eso lo va a repetir en la del 2020.

Andrés Manuel prefiere seguir en contacto con los ciudadanos de todos los partidos que salir a reuniones en las que no se logrará gran cosa, ya que los Estados Unidos dominan las agendas, y los grandes conflictos internacionales dominan las agendas de los medios.

Aquí lo importante será presentar atención al primer informe de Andrés Manuel López Obrador y sacar adelante sus principales políticas, como la de una inversión conjunta en Centroamérica para el desarrollo de la región, que no puede ser responsabilidad únicamente de México.

La mayoría de los problemas del mundo son internacionales, no de un solo país, y se necesitan nuevas políticas de inversiones conjuntas y de solidaridad para enfrentarlas, más allá de las posturas de los distintos partidos políticos y de los distintos gobiernos.

Sin embargo valdrá la pena estar atentos a las conclusiones de esta magna reunión.