/ sábado 24 de noviembre de 2018

Pasar a la política

De una manera analítica, incluso delicada podríamos decir, plantea Enrique Krauze que los académicos, los intelectuales, los llamados “comentócratas” se ven cada vez más inclinados y obligados a entrar a la política, no nada más escribir sobre los distintos temas que tratan.

Y en uno de los mejores programas de entrevistas de la Cadena CNN en español, que pasan de lunes a viernes a las ocho de la tarde noche, titulado “Kamilo”, y que la semana pasada estuvo dedicado a escritores de América Latina, un peruano dio una opinión mucho más violenta al respecto al afirmar, que en el Perú ya llevaban más de veinte años pensando que las cosas iban a cambiar y al final nunca sucedían los cambios, si no que inventaban nuevas formas de corrupción, y dijo que había sido un error dejarle la política a las “ratas”.

Esa situación de haberle dejado la política a las “ratas” se aplica no nada más a las dictaduras, donde se cae abiertamente en el asesinato, sino que le queda perfectamente a un país como México con todo y Morena.

El deterioro y el desdibujamiento del PRI afectaron a todos los partidos, hasta que la política en México se volvió en una caricatura, es decir, en simplemente parte de la corrupción que ha impedido el desarrollo de las capacidades del país y de sus habitantes.

Con diferentes justificaciones las alianzas que se realizaron en las elecciones del 2018, reflejaron el afán de intentar ganar o de sobrevivir a toda costa, pero de ninguna manera se trató de un ejemplo constructivo.

De manera que la reconstrucción del país pasa por la de la política, de ahí que Morena que haya decidido en su paulatina transformación en partido político, aunque tal vez continúe siendo un movimiento ciudadano, en dedicar la mitad de su presupuesto al funcionamiento del Instituto Nacional de Formación Política.

Que la política sea manejada por las “ratas” es una de las peores tragedias de la humanidad, uno de los más graves aspectos de la crisis de valores que vive el mundo, junto con el de otros sectores.

Tiene que haber tanto el relevo de los intelectuales que plantea Krauze, como el de los jóvenes que propone el escritor peruano.



De una manera analítica, incluso delicada podríamos decir, plantea Enrique Krauze que los académicos, los intelectuales, los llamados “comentócratas” se ven cada vez más inclinados y obligados a entrar a la política, no nada más escribir sobre los distintos temas que tratan.

Y en uno de los mejores programas de entrevistas de la Cadena CNN en español, que pasan de lunes a viernes a las ocho de la tarde noche, titulado “Kamilo”, y que la semana pasada estuvo dedicado a escritores de América Latina, un peruano dio una opinión mucho más violenta al respecto al afirmar, que en el Perú ya llevaban más de veinte años pensando que las cosas iban a cambiar y al final nunca sucedían los cambios, si no que inventaban nuevas formas de corrupción, y dijo que había sido un error dejarle la política a las “ratas”.

Esa situación de haberle dejado la política a las “ratas” se aplica no nada más a las dictaduras, donde se cae abiertamente en el asesinato, sino que le queda perfectamente a un país como México con todo y Morena.

El deterioro y el desdibujamiento del PRI afectaron a todos los partidos, hasta que la política en México se volvió en una caricatura, es decir, en simplemente parte de la corrupción que ha impedido el desarrollo de las capacidades del país y de sus habitantes.

Con diferentes justificaciones las alianzas que se realizaron en las elecciones del 2018, reflejaron el afán de intentar ganar o de sobrevivir a toda costa, pero de ninguna manera se trató de un ejemplo constructivo.

De manera que la reconstrucción del país pasa por la de la política, de ahí que Morena que haya decidido en su paulatina transformación en partido político, aunque tal vez continúe siendo un movimiento ciudadano, en dedicar la mitad de su presupuesto al funcionamiento del Instituto Nacional de Formación Política.

Que la política sea manejada por las “ratas” es una de las peores tragedias de la humanidad, uno de los más graves aspectos de la crisis de valores que vive el mundo, junto con el de otros sectores.

Tiene que haber tanto el relevo de los intelectuales que plantea Krauze, como el de los jóvenes que propone el escritor peruano.