/ domingo 20 de octubre de 2019

Si deseas vivir en paz fórjala con valor y bravura

Tal vez, hayamos escuchado la frase: “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, originalmente escrita en latín: “Si vis pacem bellum para”, que se atribuye al escritor romano Publius Flavius Vegetius Renatus, que reza en libro III de su obra Epitoma Rei Militaris, posiblemente escrito en el año 390 de nuestra era.

Esta frase se ha interpretado de dos maneras: La primera se refiere a que, si una sociedad desea la paz, debe poseer suficiente fuerza militar como para disuadir a sus enemigos potenciales. Y la segunda a que, si una sociedad en guerra desea llegar a la paz con su adversario, debe fortalecer su aparato militar de modo que aquel adversario se vea más inclinado a considerar una negociación.

Los escritos de Vegetius tuvieron poca influencia en los líderes militares de su época, pero hubo un interés particular en sus trabajos más tarde en Europa, según nos cuentan las enciclopedias. Ya que fue el primer cristiano romano en escribir sobre asuntos militares, su trabajo fue considerado, durante siglos, la “biblia militar de Europa”. Y se ha mencionado que George Washington tenía una copia de este tratado.

Con el tiempo, muchos pensadores militares han modificado las ideas de Vegetius en diferentes épocas, como la expresión más corta “haz la paz a través de la fuerza”.

En los Estados Unidos, el presidente Roosevelt acuñó la frase “Habla en voz baja y lleva una vara grande”, parafraseando la frase original. Más tarde, Bernard Baruch, quien aconsejó al presidente Roosevelt durante la Segunda Guerra Mundial, escribió un libro titulado “Paz a través de la fuerza” sobre un plan de defensa.

La frase se usó con bastante frecuencia a partir de los años setenta, de tal manera que Ronald Reagan, en los años ochenta señaló: “Sabemos que la paz es la condición bajo la cual la humanidad debía florecer. Sin embargo, la paz no existe por su propia voluntad. Depende de nosotros, de nuestro coraje para construirla, protegerla y transmitirla a las generaciones futuras”.

Nos hemos dado cuenta que a muchos necios, no les ha gustado alguna declaración de guerra hecha a los delincuentes, tal vez por las negociaciones que con ellos habían tenido, y no se han dado cuenta que la paz no puede existir por sí sola, sino que es necesario construirla, aplicando la ley con todo tipo de medidas para protegerla, y en los últimos meses, la delincuencia organizada ha multiplicado sus acciones, y se tiene conocimiento que, a los mandos de la policía y los militares, se les ha dado instrucciones de no responder a las agresiones, o bien no se les aporta el armamento adecuado, pues es menester gastar lo que sea en las próximas contiendas electorales para seguir manteniendo el poder, aunque los guardianes del orden sufran cruentas humillaciones y sólo se les ha ordenado que diciéndoles: “Fuchi, guácala, al carajo con la delincuencia, o acusándolos con sus mamacitas” lograrán la paz deseada en nuestra sociedad.

El mismo Maquiavelo, a quien tanto ponderan dividiendo para lograr vencer, pronunció esta frase “El que tolera el desorden para evitar la guerra, tiene primero el desorden y después la guerra”.

Entonces se trata de un combate irregular. Y no considero que ningún sabio de los que trataban con delincuentes, negociando con ellos plazas o dinero, o contratándolos como guaruras, pueda señalar que no se trata de una guerra, pues lo estamos constatando. Y esto, es muy preocupante para el pueblo en general, pues la delincuencia ha tomado la ventaja, ya que por mucho tiempo solamente se le ha alimentado y fortalecido y tiene al pueblo aturdido con asaltos, robos, y todo tipo de vejaciones, aunque en algunos lugares, también son cometidos por los guardianes del orden y en contra de la sociedad.

Ante el temor que muestra la autoridad para combatir la delincuencia, se constata que lo que se desea es continuar la negociación con ellos, pero desgraciadamente los cárteles se han multiplicado y cada vez representa mayor dificultad para concertar acuerdos con un frente de tan altas dimensiones, y la paz en el pueblo ya no existe. Winston Churchill, nos legó esta frase: “El que se arrodilla para conseguir la paz, se queda con la humillación y con la guerra”.

Si no les gusta la palabra guerra, no se preparen para la guerra, pero sí para el combate contra la delincuencia, (que viene a ser lo mismo, no sean necios), pero en forma congruente, pues la obtención de la paz deseada por todos los ciudadanos, sabemos que no fue posible obtenerla con las palabras mágicas y las acusaciones a sus madrecitas y abuelitas, pero sí depende del coraje de todos nosotros para construirla, dotando a las fuerzas públicas de CAPACIDAD y armamento adecuado con el cual puedan combatir a los transgresores del orden, y que, nos dejemos de fantochadas de palabras mágicas y de quejas a sus madrecitas, pero si anhelamos que no exista la delincuencia y podamos vivir en paz, preparemos de inmediato para la ofensiva con la cual el coraje del pueblo se manifieste y pueda someter al orden y disciplina a todos los transgresores.

Tal vez, hayamos escuchado la frase: “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, originalmente escrita en latín: “Si vis pacem bellum para”, que se atribuye al escritor romano Publius Flavius Vegetius Renatus, que reza en libro III de su obra Epitoma Rei Militaris, posiblemente escrito en el año 390 de nuestra era.

Esta frase se ha interpretado de dos maneras: La primera se refiere a que, si una sociedad desea la paz, debe poseer suficiente fuerza militar como para disuadir a sus enemigos potenciales. Y la segunda a que, si una sociedad en guerra desea llegar a la paz con su adversario, debe fortalecer su aparato militar de modo que aquel adversario se vea más inclinado a considerar una negociación.

Los escritos de Vegetius tuvieron poca influencia en los líderes militares de su época, pero hubo un interés particular en sus trabajos más tarde en Europa, según nos cuentan las enciclopedias. Ya que fue el primer cristiano romano en escribir sobre asuntos militares, su trabajo fue considerado, durante siglos, la “biblia militar de Europa”. Y se ha mencionado que George Washington tenía una copia de este tratado.

Con el tiempo, muchos pensadores militares han modificado las ideas de Vegetius en diferentes épocas, como la expresión más corta “haz la paz a través de la fuerza”.

En los Estados Unidos, el presidente Roosevelt acuñó la frase “Habla en voz baja y lleva una vara grande”, parafraseando la frase original. Más tarde, Bernard Baruch, quien aconsejó al presidente Roosevelt durante la Segunda Guerra Mundial, escribió un libro titulado “Paz a través de la fuerza” sobre un plan de defensa.

La frase se usó con bastante frecuencia a partir de los años setenta, de tal manera que Ronald Reagan, en los años ochenta señaló: “Sabemos que la paz es la condición bajo la cual la humanidad debía florecer. Sin embargo, la paz no existe por su propia voluntad. Depende de nosotros, de nuestro coraje para construirla, protegerla y transmitirla a las generaciones futuras”.

Nos hemos dado cuenta que a muchos necios, no les ha gustado alguna declaración de guerra hecha a los delincuentes, tal vez por las negociaciones que con ellos habían tenido, y no se han dado cuenta que la paz no puede existir por sí sola, sino que es necesario construirla, aplicando la ley con todo tipo de medidas para protegerla, y en los últimos meses, la delincuencia organizada ha multiplicado sus acciones, y se tiene conocimiento que, a los mandos de la policía y los militares, se les ha dado instrucciones de no responder a las agresiones, o bien no se les aporta el armamento adecuado, pues es menester gastar lo que sea en las próximas contiendas electorales para seguir manteniendo el poder, aunque los guardianes del orden sufran cruentas humillaciones y sólo se les ha ordenado que diciéndoles: “Fuchi, guácala, al carajo con la delincuencia, o acusándolos con sus mamacitas” lograrán la paz deseada en nuestra sociedad.

El mismo Maquiavelo, a quien tanto ponderan dividiendo para lograr vencer, pronunció esta frase “El que tolera el desorden para evitar la guerra, tiene primero el desorden y después la guerra”.

Entonces se trata de un combate irregular. Y no considero que ningún sabio de los que trataban con delincuentes, negociando con ellos plazas o dinero, o contratándolos como guaruras, pueda señalar que no se trata de una guerra, pues lo estamos constatando. Y esto, es muy preocupante para el pueblo en general, pues la delincuencia ha tomado la ventaja, ya que por mucho tiempo solamente se le ha alimentado y fortalecido y tiene al pueblo aturdido con asaltos, robos, y todo tipo de vejaciones, aunque en algunos lugares, también son cometidos por los guardianes del orden y en contra de la sociedad.

Ante el temor que muestra la autoridad para combatir la delincuencia, se constata que lo que se desea es continuar la negociación con ellos, pero desgraciadamente los cárteles se han multiplicado y cada vez representa mayor dificultad para concertar acuerdos con un frente de tan altas dimensiones, y la paz en el pueblo ya no existe. Winston Churchill, nos legó esta frase: “El que se arrodilla para conseguir la paz, se queda con la humillación y con la guerra”.

Si no les gusta la palabra guerra, no se preparen para la guerra, pero sí para el combate contra la delincuencia, (que viene a ser lo mismo, no sean necios), pero en forma congruente, pues la obtención de la paz deseada por todos los ciudadanos, sabemos que no fue posible obtenerla con las palabras mágicas y las acusaciones a sus madrecitas y abuelitas, pero sí depende del coraje de todos nosotros para construirla, dotando a las fuerzas públicas de CAPACIDAD y armamento adecuado con el cual puedan combatir a los transgresores del orden, y que, nos dejemos de fantochadas de palabras mágicas y de quejas a sus madrecitas, pero si anhelamos que no exista la delincuencia y podamos vivir en paz, preparemos de inmediato para la ofensiva con la cual el coraje del pueblo se manifieste y pueda someter al orden y disciplina a todos los transgresores.