/ sábado 6 de enero de 2018

Cargados de ilusiones, los Reyes Magos repartieron buenos deseos

Melchor, Gaspar y Baltazar llegaron a ESTO donde compartieron la rosca con los integrantes de la redacción y de web

Cuenta la tradición cristiana que aquella terna de reyes sabios vio aparecer una estrella por el Oeste y la siguieron sin dudar hasta que los condujo a su destino: un pesebre donde había nacido un niño que habría de salvar a la humanidad.

2018 años después de aquél hecho, en el mundo continúa conmemorándose la tradición de los Tres Reyes Magos, por lo cual, hay quienes se caracterizan como esos personajes bíblicos que llevaron oro, mirra e incienso para el humilde y divino que es el Rey de Reyes. Los portadores de los regalos fueron Melchor, Gaspar y Baltasar, que en Noche de Reyes llegaron a ESTO donde compartieron la rosca con los integrantes de la redacción y de web de esta casa editorial.

Caracterizados de dichos personajes se hicieron presentes tres toreros de la baraja taurina mexicana; por delante partió plaza Ernesto Javier Tapia “El Calita”; seguido por César Ibelles y para cerrar la terna, Juan Luis Silis.

Su ruta previa arrancó por la avenida Insurgentes. Les llamó su atención visitar primero uno de los sitios emblemáticos de la Ciudad de México: el Monumento a la Revolución, por lo que se dieron tiempo para recorrer esa explanada y hacer la delicia de los niños que se encontraban por ahí en compañía de sus padres.

¿ZAPATO O GLOBO?

 La emoción se reflejó en los ojos de los chiquillos que al observar a estos espigados y bien parecidos Reyes Magos; les resplandecía la mirada; les saltaba una espontánea y amplia sonrisa y dejaban lo que estaban haciendo para correr a la vera de “Los Santos Reyes” pues querían estrechar su mano y escuchar su voz. Aunque hubo otros niños -los menos-, que se mostraron tímidos y aunque sin acercarse, no dejaron de expresar su emoción.

Ahí surgió la magia. Sigue siendo la misma y en este siglo XXI tan cargado de tecnología, temas digitales, tabletas y teléfonos móvil, los infantes se olvidaron de esas cosas, las dejaron de lado para lanzarse a abrazar a los personajes míticos que una vez por año, visitan a los mortales para renovarles la ilusión, la alegría, llenarles de buenos deseos y en especial de juguetes.

-¿Cómo te portaste este año?- preguntó Baltasar (Silis).

 -Bien, le respondían los niños.

-¿Ya nos escribiste la carta?- apostilló Melchor (“Calita”)

-Sí, desde temprano.

-¿La vas a dejar en el szapato o la mandarás en globo?-cuestionó Gaspar (Ibelles).

-Por las dos partes, dijo el más listo con cara de pícaro.

-Ja, ja, ja! coincidieron todos.

Melchor (“Calita”), en todo momento portó su capote de brega con orgullo y tras la emotiva convivencia con los infantes, se puso a practicar el toreo de salón. Más adelante,  lo facilitó a los otros “Reyes Magos Toreros” para que juntos realizaran lances al aire que dejaron constancia de su paso por este lugar, que desde las alturas era custodiado por un helicóptero de la policía metropolitana.

EN RUTA

Cuando caía la tarde enfilaron de nueva cuenta hacia Guillermo Prieto número 7, la casa del ESTO. Fueron directo al primer piso donde ya los esperaba nuestro director, Salvador Aguilera. Sobre la mesa de redacción estaban las enormes y deliciosas roscas. Las partieron al estilo taurino, es decir, cuadrando la muleta, perfilándose y citando al serio ejemplar para luego volcarse sobre el morrillo para sepultar el estoque hasta la empuñadura.

AL AGUA

¡Empezó el festín con la Rosca de Reyes! Nuestros animados compañeros partieron “su rebanadita” y a comer. La mayoría cortó otro pedazo. Aprovechando que el capote de Calita estaba ahí, algunos lo tomaron para hacer unos lances y se sorprendieron con el peso del mismo.  Luego se echaron al agua para dar unos lances. Otro colega les hizo el toro. Por instantes, algunos reporteros sacaron a relucir el niño que todos llevamos dentro y que cada Noche de Reyes espera con mucha ilusión su juguete preferido.

La alegría llenó el lugar y no faltó quien gritó: ¡Torero, Torero!

En minutos quedó cerrado el compromiso para el 2 de febrero, Día de la Candelaria, para compartir los tamales en otra de las fiestas taurinas más importantes del calendario en nuestro país.

A todos los niños y niñas aficionados a la Fiesta Brava, les deseamos lo mejor y qué disfruten en este día, como nosotros lo hicimos con Melchor, Gaspar y Baltasar, en la persona de los matadores Ernesto Javier Tapia “El Calita”, César Ibelles y Juan Luis Silis a quienes les agradecemos el hermoso detalle que tuvieron para con esta casa editorial.

Cuenta la tradición cristiana que aquella terna de reyes sabios vio aparecer una estrella por el Oeste y la siguieron sin dudar hasta que los condujo a su destino: un pesebre donde había nacido un niño que habría de salvar a la humanidad.

2018 años después de aquél hecho, en el mundo continúa conmemorándose la tradición de los Tres Reyes Magos, por lo cual, hay quienes se caracterizan como esos personajes bíblicos que llevaron oro, mirra e incienso para el humilde y divino que es el Rey de Reyes. Los portadores de los regalos fueron Melchor, Gaspar y Baltasar, que en Noche de Reyes llegaron a ESTO donde compartieron la rosca con los integrantes de la redacción y de web de esta casa editorial.

Caracterizados de dichos personajes se hicieron presentes tres toreros de la baraja taurina mexicana; por delante partió plaza Ernesto Javier Tapia “El Calita”; seguido por César Ibelles y para cerrar la terna, Juan Luis Silis.

Su ruta previa arrancó por la avenida Insurgentes. Les llamó su atención visitar primero uno de los sitios emblemáticos de la Ciudad de México: el Monumento a la Revolución, por lo que se dieron tiempo para recorrer esa explanada y hacer la delicia de los niños que se encontraban por ahí en compañía de sus padres.

¿ZAPATO O GLOBO?

 La emoción se reflejó en los ojos de los chiquillos que al observar a estos espigados y bien parecidos Reyes Magos; les resplandecía la mirada; les saltaba una espontánea y amplia sonrisa y dejaban lo que estaban haciendo para correr a la vera de “Los Santos Reyes” pues querían estrechar su mano y escuchar su voz. Aunque hubo otros niños -los menos-, que se mostraron tímidos y aunque sin acercarse, no dejaron de expresar su emoción.

Ahí surgió la magia. Sigue siendo la misma y en este siglo XXI tan cargado de tecnología, temas digitales, tabletas y teléfonos móvil, los infantes se olvidaron de esas cosas, las dejaron de lado para lanzarse a abrazar a los personajes míticos que una vez por año, visitan a los mortales para renovarles la ilusión, la alegría, llenarles de buenos deseos y en especial de juguetes.

-¿Cómo te portaste este año?- preguntó Baltasar (Silis).

 -Bien, le respondían los niños.

-¿Ya nos escribiste la carta?- apostilló Melchor (“Calita”)

-Sí, desde temprano.

-¿La vas a dejar en el szapato o la mandarás en globo?-cuestionó Gaspar (Ibelles).

-Por las dos partes, dijo el más listo con cara de pícaro.

-Ja, ja, ja! coincidieron todos.

Melchor (“Calita”), en todo momento portó su capote de brega con orgullo y tras la emotiva convivencia con los infantes, se puso a practicar el toreo de salón. Más adelante,  lo facilitó a los otros “Reyes Magos Toreros” para que juntos realizaran lances al aire que dejaron constancia de su paso por este lugar, que desde las alturas era custodiado por un helicóptero de la policía metropolitana.

EN RUTA

Cuando caía la tarde enfilaron de nueva cuenta hacia Guillermo Prieto número 7, la casa del ESTO. Fueron directo al primer piso donde ya los esperaba nuestro director, Salvador Aguilera. Sobre la mesa de redacción estaban las enormes y deliciosas roscas. Las partieron al estilo taurino, es decir, cuadrando la muleta, perfilándose y citando al serio ejemplar para luego volcarse sobre el morrillo para sepultar el estoque hasta la empuñadura.

AL AGUA

¡Empezó el festín con la Rosca de Reyes! Nuestros animados compañeros partieron “su rebanadita” y a comer. La mayoría cortó otro pedazo. Aprovechando que el capote de Calita estaba ahí, algunos lo tomaron para hacer unos lances y se sorprendieron con el peso del mismo.  Luego se echaron al agua para dar unos lances. Otro colega les hizo el toro. Por instantes, algunos reporteros sacaron a relucir el niño que todos llevamos dentro y que cada Noche de Reyes espera con mucha ilusión su juguete preferido.

La alegría llenó el lugar y no faltó quien gritó: ¡Torero, Torero!

En minutos quedó cerrado el compromiso para el 2 de febrero, Día de la Candelaria, para compartir los tamales en otra de las fiestas taurinas más importantes del calendario en nuestro país.

A todos los niños y niñas aficionados a la Fiesta Brava, les deseamos lo mejor y qué disfruten en este día, como nosotros lo hicimos con Melchor, Gaspar y Baltasar, en la persona de los matadores Ernesto Javier Tapia “El Calita”, César Ibelles y Juan Luis Silis a quienes les agradecemos el hermoso detalle que tuvieron para con esta casa editorial.

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