En el Centro Histórico de Durango, sobre la calle Hidalgo, entre 5 de Febrero y avenida 20 de Noviembre, se encuentra la casa donde nació la famosa actriz, María de los Dolores Asúnsolo y López Negrete, conocida como Dolores del Río, vivienda que data de alrededor del año 1880, de finales del siglo XIX. Se trata de un inmueble que desafortunadamente está en ruinas, de acuerdo a lo informado por el historiador y cronista, Javier Guerrero Romero.
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“Se ha quedado en el abandono, no está habitable, está en ruinas, de hecho se le acaban de caer dos techos. Se le han caído varios, y se le acaban de caer dos más (…) lamentablemente está en ruinas, cada vez está más en ruinas”, dijo.
Fue durante el sexenio priista de Jorge Herrera Caldera que se buscó la manera de comprar esta vivienda con la intención de hacerla museo dedicado a la actriz, sin embargo, no se logró llegar a un acuerdo.
“La realidad es que la encarecieron mucho…y no se pudo concretar la adquisición. Él, Jorge Herrera Caldera, tenía la intención de adquirirla para convertirla en el museo de Dolores del Río, pero no se pudo, no hubo las condiciones con la familia propietaria de esta casa”.
En tanto, cabe hacer mención que durante muchos años la rentó el Gobierno para oficinas, por ejemplo, ahí fue el Instituto Nacional Indigenista (INI), que hoy se trata de la Comisión Nacional de los Pueblos Indígenas.
Para ese entonces ya estaba en malas condiciones la vivienda del Centro Histórico de Durango capital. Abundó Guerrero Romero que son los dueños actuales de este inmueble los encargados de hacer las labores necesarias para preservarlo, al ser considerado un monumento histórico.
Pero, si bien esto no pasa, “siendo un monumento histórico, lo que debe suceder, ojalá, es que cuando los dueños quieran intervenirla, no les autoricen demolerla”, como el problema actual con la casa donde nació Fanny Anitúa. Entonces, lo viable sería, que si la quieren intervenir, tienen que reconstruirla.
Seguramente dejan hacer algunos arreglos y adaptaciones modernas, finalmente el edificio tiene que reconstruirse, dejando su estructura actual.
Valor arquitectónico muy grande
Esta vivienda, a decir del historiador, tiene un valor arquitectónico muy grande, importante, a comparación de la de Fanny Anitúa.
“La de Fanny Anitúa era una casa de contexto, de arquitectura popular. Y ésta de Dolores del Río es de buena factura, con tallas, bien hecha. El interior, en el patio, tiene columnas de acero, en vez de tenerlas de cantera, como se utilizaba mucho en Durango. Son columnas delgaditas”.
Esta casa fue propiedad de los familiares de Dolores del Río, la familia Asúnsolo, la cual se va de Durango en el 1913, con la Revolución. “Venden sus propiedades y ya no regresan a Durango, y una de sus propiedades era esa, que ya ha pasado por varios dueños”.
Quienes son dueños actuales tienen la oportunidad de hacerla museo, comercio, o lo que quieran, pues se trata de una propiedad privada; pero, siempre y cuando se les dé el permiso y el inmueble se pueda adecuar con las funciones que deseen.