/ sábado 9 de enero de 2021

Jóvenes volver a pensar

Este 6 de enero de este novel 2021, fuimos testigos de un golpe certero a la orgullosa democracia estadunidense; una horda de anarquistas tomó el Congreso en plena sesión ungido como colegio electoral, para interrumpirla y tratar de revertir los resultados de los pasados comicios de noviembre, todo fraguado por el aún presidente Donald Trump. Se está transformando la imagen de país demócrata de los Estados Unidos de América, por culpa de un hombre enfermo de poder, narcisista, sociópata.

Las calumnias destruyen naciones; las palabras sí hacen daño. En una escena notable que evoca golpes de estado y levantamientos en países autoritarios de todo el mundo, una turba rompió las barricadas de seguridad, rompió ventanas y entró en tropel por el Capitolio, mientras los legisladores huían. Los agentes de policía lanzaron gases lacrimógenos dentro del recinto de la democracia estadounidense y sacaron armas para proteger la Cámara en un enfrentamiento armado, que inclusive ya tomó una vida humana de una mujer.

La invasión del Capitolio se produjo poco después de que Trump incitó a sus admiradores en un mitin a marchar a la sede del Congreso para protestar por su aceptación de los resultados de las elecciones que perdió, sugiriendo incluso que se uniría a ellos, aunque no. Si bien no los instó explícitamente a entrar por la fuerza en el edificio, les dijo que le estaban robando la presidencia y que nadie debería tolerarlo, lo que enardeció pasiones que estallaron poco después en el otro extremo de la avenida Pennsylvania.

El vicepresidente Pence, en un acto de constitucionalidad, refuta la teoría del FRAUDE ELECTORAL, y refiere que su lealtad es a la Constitución y no a Trump. Es lo correcto.

Si bien Washington ha visto muchas protestas a lo largo de los años, incluidas algunas que se volvieron violentas, la convulsión del miércoles fue diferente a todo lo que la capital ha visto durante una transición de poder en los tiempos modernos, interrumpiendo literalmente la aceptación constitucional de la victoria electoral de Biden. Una presidencia que ha provocado hostilidad y divisiones durante cuatro años parecía terminar en una explosión de ira, desorden y violencia… Latet anguis in herba. La serpiente está oculta en la hierba.

Correo electrónico: tomymx@hotmail.com

Este 6 de enero de este novel 2021, fuimos testigos de un golpe certero a la orgullosa democracia estadunidense; una horda de anarquistas tomó el Congreso en plena sesión ungido como colegio electoral, para interrumpirla y tratar de revertir los resultados de los pasados comicios de noviembre, todo fraguado por el aún presidente Donald Trump. Se está transformando la imagen de país demócrata de los Estados Unidos de América, por culpa de un hombre enfermo de poder, narcisista, sociópata.

Las calumnias destruyen naciones; las palabras sí hacen daño. En una escena notable que evoca golpes de estado y levantamientos en países autoritarios de todo el mundo, una turba rompió las barricadas de seguridad, rompió ventanas y entró en tropel por el Capitolio, mientras los legisladores huían. Los agentes de policía lanzaron gases lacrimógenos dentro del recinto de la democracia estadounidense y sacaron armas para proteger la Cámara en un enfrentamiento armado, que inclusive ya tomó una vida humana de una mujer.

La invasión del Capitolio se produjo poco después de que Trump incitó a sus admiradores en un mitin a marchar a la sede del Congreso para protestar por su aceptación de los resultados de las elecciones que perdió, sugiriendo incluso que se uniría a ellos, aunque no. Si bien no los instó explícitamente a entrar por la fuerza en el edificio, les dijo que le estaban robando la presidencia y que nadie debería tolerarlo, lo que enardeció pasiones que estallaron poco después en el otro extremo de la avenida Pennsylvania.

El vicepresidente Pence, en un acto de constitucionalidad, refuta la teoría del FRAUDE ELECTORAL, y refiere que su lealtad es a la Constitución y no a Trump. Es lo correcto.

Si bien Washington ha visto muchas protestas a lo largo de los años, incluidas algunas que se volvieron violentas, la convulsión del miércoles fue diferente a todo lo que la capital ha visto durante una transición de poder en los tiempos modernos, interrumpiendo literalmente la aceptación constitucional de la victoria electoral de Biden. Una presidencia que ha provocado hostilidad y divisiones durante cuatro años parecía terminar en una explosión de ira, desorden y violencia… Latet anguis in herba. La serpiente está oculta en la hierba.

Correo electrónico: tomymx@hotmail.com