/ sábado 21 de mayo de 2022

Jóvenes volver a pensar

A la hora de abstenerse o de votar sepamos diferenciar a quienes defienden el fraudulento concepto de “interés general” frente al clásico de bien común. Sólo hay “voto útil” cuando se contribuye a proyectos que propugnan el bien común.

Al hacerse uno esta pregunta puede pasar por la mente las posiciones dicotómicas mantenidas por la izquierda populista promesas de pensiones, mejoras salud y de infraestructuras, incremento o mantenimiento de los supuestos acabar con la corrupción, impunidad, inseguridad, al plantearse votar se pueden recordar históricos de corrupción política, históricos de mejor o peor gestión económica, educativa, sanitaria…

Pero también podrían solaparse en nuestra cabeza conceptos filosóficos generales como la diferencia entre el interés general (idea que nos venden la totalidad de los políticos de máximo predicamento) y el bien común que se invocaba antaño.

Podría consistir el proyecto de organización en un ejercicio continuado de sensatez y de buena voluntad para alumbrar en la sociedad la verdad que conviene a la inteligencia y facilitar el bien que conviene a la voluntad. ¿Cuál es la diferencia gráfica? Permítanos una analogía matemática.

De pequeños nos enseñaron a distinguir la media aritmética y la media aritmética ponderada. (Refrescando la memoria, si queremos saber el valor medio de los coches que se encuentran en el almacén de un fabricante partiendo de que la marca A vale 6.000 pesos, la B vale 18.000 y la C vale 50.000, tendremos que preguntar cuántos coches hay de cada modelo, no valdría con sumar los tres importes y dividir entre 3. No se debe estudiar una variable con distribución de frecuencias no unitarias sin ponderar la frecuencia para cada valor de la variable.

El resultado está claro: Distorsionaríamos por completo el valor. Puede que el día 5 de junio sea muy propicio para preguntarse si existe alguna formación política que presente candidaturas. Sólo un detalle: Recuerde la inseguridad, la impunidad, la corrupción galopante, el desabasto de medicamentos para el tratamiento del cáncer de los niños, el desmantelamiento del sistema de salud pública, entre ellos el Seguro Popular, cualquiera tendría muy claro a qué dedicarse un domingo en el que abren las puertas de las casillas electorales un sin fin de promesas políticas que durante 60 días escupen eslóganes y musiquillas machaconas, que un día se alimentan de papel y que todo su desarrollo mecánico lo dedican a lo largo de 6 largos años a producir ingentes cantidades de un sórdido excremento.

Es preferible empezar a poner piezas para construir mañana que afanarnos en sumirlo todo hoy en una fosa séptica. ¡Ya basta de falsos Mesías y aprendices de Pitonisas! Por México y Durango. Credo quia absurdum. Lo creo porque es absurdo.

A la hora de abstenerse o de votar sepamos diferenciar a quienes defienden el fraudulento concepto de “interés general” frente al clásico de bien común. Sólo hay “voto útil” cuando se contribuye a proyectos que propugnan el bien común.

Al hacerse uno esta pregunta puede pasar por la mente las posiciones dicotómicas mantenidas por la izquierda populista promesas de pensiones, mejoras salud y de infraestructuras, incremento o mantenimiento de los supuestos acabar con la corrupción, impunidad, inseguridad, al plantearse votar se pueden recordar históricos de corrupción política, históricos de mejor o peor gestión económica, educativa, sanitaria…

Pero también podrían solaparse en nuestra cabeza conceptos filosóficos generales como la diferencia entre el interés general (idea que nos venden la totalidad de los políticos de máximo predicamento) y el bien común que se invocaba antaño.

Podría consistir el proyecto de organización en un ejercicio continuado de sensatez y de buena voluntad para alumbrar en la sociedad la verdad que conviene a la inteligencia y facilitar el bien que conviene a la voluntad. ¿Cuál es la diferencia gráfica? Permítanos una analogía matemática.

De pequeños nos enseñaron a distinguir la media aritmética y la media aritmética ponderada. (Refrescando la memoria, si queremos saber el valor medio de los coches que se encuentran en el almacén de un fabricante partiendo de que la marca A vale 6.000 pesos, la B vale 18.000 y la C vale 50.000, tendremos que preguntar cuántos coches hay de cada modelo, no valdría con sumar los tres importes y dividir entre 3. No se debe estudiar una variable con distribución de frecuencias no unitarias sin ponderar la frecuencia para cada valor de la variable.

El resultado está claro: Distorsionaríamos por completo el valor. Puede que el día 5 de junio sea muy propicio para preguntarse si existe alguna formación política que presente candidaturas. Sólo un detalle: Recuerde la inseguridad, la impunidad, la corrupción galopante, el desabasto de medicamentos para el tratamiento del cáncer de los niños, el desmantelamiento del sistema de salud pública, entre ellos el Seguro Popular, cualquiera tendría muy claro a qué dedicarse un domingo en el que abren las puertas de las casillas electorales un sin fin de promesas políticas que durante 60 días escupen eslóganes y musiquillas machaconas, que un día se alimentan de papel y que todo su desarrollo mecánico lo dedican a lo largo de 6 largos años a producir ingentes cantidades de un sórdido excremento.

Es preferible empezar a poner piezas para construir mañana que afanarnos en sumirlo todo hoy en una fosa séptica. ¡Ya basta de falsos Mesías y aprendices de Pitonisas! Por México y Durango. Credo quia absurdum. Lo creo porque es absurdo.