/ viernes 16 de febrero de 2024

La guerra sucia en las campañas electorales

Estimado lector, inminentemente la guerra sucia dominará el escenario de la arena política en la magna contienda electoral del cercano domingo 2 de junio del 2024, donde de una población de 134 millones de habitantes, 97 millones que están registrados, potencialmente una gran parte de ellos asistirán a sufragar su voto. Justo este es el tema que abordo, la guerra sucia en las campañas electorales.

¿Cuál es el objetivo de los electores? Tener como Presidenta o Presidente de la República Mexicana, Jefatura de Gobierno, Gubernaturas, Senadurías, Diputaciones Federales, Congresos Locales, Ayuntamientos, Alcaldías y Juntas Municipales, a las mejores personas con propuestas que resuelvan verdaderamente las necesidades de la sociedad.

¿Cuál es el objetivo de los candidatos? Ganar las elecciones para conservar el poder político o llegar a él, con las mejores soluciones para resolver las necesidades de la sociedad a través de sus propuestas.

Para los electores, no hay opción. Primero votar y después esperar que gane su candidato y luego conservar la esperanza de que quien gane, cumpla con la oferta política de su propuesta.

Para los ganadores, tampoco hay opción. Primero ganar, legitimarse y luego resolver las necesidades de la sociedad de acuerdo con las condiciones que prevalezcan una vez pasadas las elecciones.

Pero entre la nitidez de estos objetivos, entre el inicio de las campañas y hasta el final de le elección y su legitimación… hay mucho trecho.

En este trecho, ya están más allá de los barruntos de tormenta, las campañas sucias. De tal manera que nos espera una buena cantidad de tiempo de declaraciones, encuentros y acciones negativas que sin duda agotarán mentalmente al electorado. Creo, que la autoridad, electoral, poco podrá hacer al respecto.

Andrés Valdez Zepeda, en su libro “La guerra sucia en campañas electorales”, cito, “Las campañas negativas, cuyo objetivo central es vencer a los opositores, se han convertido en prácticas privilegiadas de los partidos y candidatos que se disputan un cargo de elección popular, a pesar de las restricciones normativas. Este tipo de campañas adquieren el adjetivo de negativas porque se centran en hablar del adversario, generalmente en contra, en lugar de hablar sobre las fortalezas o propuestas propias”.

Esto sucede en casi todas las campañas electorales del mundo como Estados Unidos, en América Latina, Europa y por supuesto en las

elecciones de México. Permean dos puntos esenciales, el ataque a través de las declaraciones, descalificaciones y la estrategia del miedo.

De modo que preparémonos para leer, escuchar y ver ataques personales, descalificaciones, insultos, peleas y propaganda. Preparémonos para ver redes sociales plagadas de guerra negativa. Ciertamente, las redes sociales es una variable relativamente nueva en las campañas electorales, pero no cabe duda que han penetrado de manera muy importante en todos los estratos de la sociedad.

En este mismo contexto, surge preocupación en Estados Unidos sobre el uso de inteligencia artificial en la publicidad política y su capacidad para propagar información errónea. Se anticipa que esta dinámica también se presente en la campaña electoral de México.

No cabe duda de que la guerra sucia en las campañas electorales tiene impacto en los votantes. Lo cierto es que, de una manera u otra, las campañas negativas tienen dividendos favorables o desfavorables para su causa.

Sin embargo, con la guerra negativa, hay una línea muy fina que si se rompe, puede tener una desventura política con resultados desastrosos.

Estimado lector, inminentemente la guerra sucia dominará el escenario de la arena política en la magna contienda electoral del cercano domingo 2 de junio del 2024, donde de una población de 134 millones de habitantes, 97 millones que están registrados, potencialmente una gran parte de ellos asistirán a sufragar su voto. Justo este es el tema que abordo, la guerra sucia en las campañas electorales.

¿Cuál es el objetivo de los electores? Tener como Presidenta o Presidente de la República Mexicana, Jefatura de Gobierno, Gubernaturas, Senadurías, Diputaciones Federales, Congresos Locales, Ayuntamientos, Alcaldías y Juntas Municipales, a las mejores personas con propuestas que resuelvan verdaderamente las necesidades de la sociedad.

¿Cuál es el objetivo de los candidatos? Ganar las elecciones para conservar el poder político o llegar a él, con las mejores soluciones para resolver las necesidades de la sociedad a través de sus propuestas.

Para los electores, no hay opción. Primero votar y después esperar que gane su candidato y luego conservar la esperanza de que quien gane, cumpla con la oferta política de su propuesta.

Para los ganadores, tampoco hay opción. Primero ganar, legitimarse y luego resolver las necesidades de la sociedad de acuerdo con las condiciones que prevalezcan una vez pasadas las elecciones.

Pero entre la nitidez de estos objetivos, entre el inicio de las campañas y hasta el final de le elección y su legitimación… hay mucho trecho.

En este trecho, ya están más allá de los barruntos de tormenta, las campañas sucias. De tal manera que nos espera una buena cantidad de tiempo de declaraciones, encuentros y acciones negativas que sin duda agotarán mentalmente al electorado. Creo, que la autoridad, electoral, poco podrá hacer al respecto.

Andrés Valdez Zepeda, en su libro “La guerra sucia en campañas electorales”, cito, “Las campañas negativas, cuyo objetivo central es vencer a los opositores, se han convertido en prácticas privilegiadas de los partidos y candidatos que se disputan un cargo de elección popular, a pesar de las restricciones normativas. Este tipo de campañas adquieren el adjetivo de negativas porque se centran en hablar del adversario, generalmente en contra, en lugar de hablar sobre las fortalezas o propuestas propias”.

Esto sucede en casi todas las campañas electorales del mundo como Estados Unidos, en América Latina, Europa y por supuesto en las

elecciones de México. Permean dos puntos esenciales, el ataque a través de las declaraciones, descalificaciones y la estrategia del miedo.

De modo que preparémonos para leer, escuchar y ver ataques personales, descalificaciones, insultos, peleas y propaganda. Preparémonos para ver redes sociales plagadas de guerra negativa. Ciertamente, las redes sociales es una variable relativamente nueva en las campañas electorales, pero no cabe duda que han penetrado de manera muy importante en todos los estratos de la sociedad.

En este mismo contexto, surge preocupación en Estados Unidos sobre el uso de inteligencia artificial en la publicidad política y su capacidad para propagar información errónea. Se anticipa que esta dinámica también se presente en la campaña electoral de México.

No cabe duda de que la guerra sucia en las campañas electorales tiene impacto en los votantes. Lo cierto es que, de una manera u otra, las campañas negativas tienen dividendos favorables o desfavorables para su causa.

Sin embargo, con la guerra negativa, hay una línea muy fina que si se rompe, puede tener una desventura política con resultados desastrosos.