/ martes 31 de octubre de 2023

La hipocresía de la oposición

El espíritu carroñero de la oposición no tiene nombre, cuando culpa y lincha al presidente del resultado desastroso, ocasionado por el huracán, como si en el pasado que gobernaron hubieran sido el símbolo divino de la protección, de la que deliberadamente a su suerte abandonaron la tragedia de Pasta de Conchos, de Paulina y de Gilberto, donde los gobiernos se catapultaron por su indolencia y ahora le echan bola a AMLO por el desmadre de OTIS.

Pero pasemos de la tragedia a la comedia que a diario se vive en la Cámara Alta, donde no puedo dejar de asombrarme lo que pude ver y escuchar el 25 de octubre, nada más y nada menos que la pérdida del juicio de dos senadoras del PAN, cuyos dislates deshonran hasta el suelo que pisan, ya que con la locura a flor de piel, han convertido el Senado en un manicomio de orates cretinos y sin remedio.

El cuento viene a colación a raíz de que las senadoras Téllez y Rabadán, en el discurso se desgañitan exponiendo sus preocupaciones por el pueblo; pero cuando se trata de poner en práctica alguna ayuda a favor de éste, se escudan y evaden, señalando al culpable del huracán, que en el caso no podía ser otro, más que el presidente, a quien la jauría mediática mordería enseguida.

Pero la mohína de las capitanas de la oposición, reventó grotescamente, ante la propuesta de aportar cinco días de dieta para los damnificados del estado de Guerrero, argumentando ruin y calumniosamente que “lo hicieran los que se robaron el Fonden”.

Con dicha cantaleta se solazaron en la satisfacción que su negativa les brindaba, al exhibirse tal cual son y ya con las máscaras de la hipocresía por los suelos, el dolor del pueblo era motivo de festejo en el Senado, donde Rabadán y Xóchitl se embarraban el rostro de pastel; mientras el presidente de lodo se embarraba los zapatos, lo que motivó juicios frívolos de la bola.

No habiendo así, necesidad de que externen más su vileza, porque sus hechos por sí mismos aplauden y agradecen a la naturaleza el desastre que ha ocasionado el meteoro y que mezquinamente han capitalizado para golpear al presidente, fingiendo que les puede lo que no les duele.

Sin duda que esta clase de personas son ejemplo de un mundo al revés, donde le apuestan a destruir al presidente con la desgracia de sus semejantes, a quien en tiempo de elecciones estimulan con la algarabía infernal de sus ladridos, pero ya en el poder como es el caso de estas pseudo senadoras, no se miden en arrojarles el escupitajo del odio y el desprecio.

No es la primera vez que los embates naturales hacen víctimas a nuestros hermanos, a los que jamás les ha hecho falta la ayuda de los miserables, que se unen como buitres para sacar raja política de la tragedia y hacer negocio del dolor humano. Y ahí está la bajeza que distingue a su partido, el cual esta vez ha dado pruebas en la voz de un par de desquiciadas, que desafortunadamente han hecho del Senado, una carpa de circo barato y un nicho de terapias para busca bullas, desde el que cínicamente se atreven a lucrar con el dolor ajeno.

Ante la ruindad panadera, el llamado a la solidaridad ha fracasado. La empatía ante el sufrimiento se ha clausurado, bajo el pretexto tramposo de la desaparición del Fonden, el que a discreción utilizaban ellos y que bajo una operatividad escandalosamente opaca, ahora reclaman a grito abierto la aparición y transparencia de lo que ellos se robaban a montones y hacían llegar sólo migajas a los afectados. Y ahí está la contradicción y doble moral: Arropando la hipocresía en el manto de la pureza y dejando al descubierto las garras para seguir atiborrándose de carroña hasta reventar

Como mexicanos bien nacidos, debemos de permanecer alertas y jamás volver a darle entrada a la hipocresía de la oposición, que ahora con una mona de circo graciosa y risueña nos quieren seducir. Pero no van a tener tiro, porque el blanco de nuestra atención a futuro ya está en otro lado y la del presente va dirigida a nuestros hermanos con dignidad y generosidad, para demostrarles con creces lo que dice nuestro presidente: “El pueblo es mucha pieza”.

El espíritu carroñero de la oposición no tiene nombre, cuando culpa y lincha al presidente del resultado desastroso, ocasionado por el huracán, como si en el pasado que gobernaron hubieran sido el símbolo divino de la protección, de la que deliberadamente a su suerte abandonaron la tragedia de Pasta de Conchos, de Paulina y de Gilberto, donde los gobiernos se catapultaron por su indolencia y ahora le echan bola a AMLO por el desmadre de OTIS.

Pero pasemos de la tragedia a la comedia que a diario se vive en la Cámara Alta, donde no puedo dejar de asombrarme lo que pude ver y escuchar el 25 de octubre, nada más y nada menos que la pérdida del juicio de dos senadoras del PAN, cuyos dislates deshonran hasta el suelo que pisan, ya que con la locura a flor de piel, han convertido el Senado en un manicomio de orates cretinos y sin remedio.

El cuento viene a colación a raíz de que las senadoras Téllez y Rabadán, en el discurso se desgañitan exponiendo sus preocupaciones por el pueblo; pero cuando se trata de poner en práctica alguna ayuda a favor de éste, se escudan y evaden, señalando al culpable del huracán, que en el caso no podía ser otro, más que el presidente, a quien la jauría mediática mordería enseguida.

Pero la mohína de las capitanas de la oposición, reventó grotescamente, ante la propuesta de aportar cinco días de dieta para los damnificados del estado de Guerrero, argumentando ruin y calumniosamente que “lo hicieran los que se robaron el Fonden”.

Con dicha cantaleta se solazaron en la satisfacción que su negativa les brindaba, al exhibirse tal cual son y ya con las máscaras de la hipocresía por los suelos, el dolor del pueblo era motivo de festejo en el Senado, donde Rabadán y Xóchitl se embarraban el rostro de pastel; mientras el presidente de lodo se embarraba los zapatos, lo que motivó juicios frívolos de la bola.

No habiendo así, necesidad de que externen más su vileza, porque sus hechos por sí mismos aplauden y agradecen a la naturaleza el desastre que ha ocasionado el meteoro y que mezquinamente han capitalizado para golpear al presidente, fingiendo que les puede lo que no les duele.

Sin duda que esta clase de personas son ejemplo de un mundo al revés, donde le apuestan a destruir al presidente con la desgracia de sus semejantes, a quien en tiempo de elecciones estimulan con la algarabía infernal de sus ladridos, pero ya en el poder como es el caso de estas pseudo senadoras, no se miden en arrojarles el escupitajo del odio y el desprecio.

No es la primera vez que los embates naturales hacen víctimas a nuestros hermanos, a los que jamás les ha hecho falta la ayuda de los miserables, que se unen como buitres para sacar raja política de la tragedia y hacer negocio del dolor humano. Y ahí está la bajeza que distingue a su partido, el cual esta vez ha dado pruebas en la voz de un par de desquiciadas, que desafortunadamente han hecho del Senado, una carpa de circo barato y un nicho de terapias para busca bullas, desde el que cínicamente se atreven a lucrar con el dolor ajeno.

Ante la ruindad panadera, el llamado a la solidaridad ha fracasado. La empatía ante el sufrimiento se ha clausurado, bajo el pretexto tramposo de la desaparición del Fonden, el que a discreción utilizaban ellos y que bajo una operatividad escandalosamente opaca, ahora reclaman a grito abierto la aparición y transparencia de lo que ellos se robaban a montones y hacían llegar sólo migajas a los afectados. Y ahí está la contradicción y doble moral: Arropando la hipocresía en el manto de la pureza y dejando al descubierto las garras para seguir atiborrándose de carroña hasta reventar

Como mexicanos bien nacidos, debemos de permanecer alertas y jamás volver a darle entrada a la hipocresía de la oposición, que ahora con una mona de circo graciosa y risueña nos quieren seducir. Pero no van a tener tiro, porque el blanco de nuestra atención a futuro ya está en otro lado y la del presente va dirigida a nuestros hermanos con dignidad y generosidad, para demostrarles con creces lo que dice nuestro presidente: “El pueblo es mucha pieza”.