/ miércoles 29 de abril de 2020

La masonería en Durango: Un recuento a través de su historia

Por tradición, la fraternidad masónica exalta la memoria a Benito Juárez García, un ilustre masón iniciado en el Rito Nacional Mexicano. La masonería en Durango cuenta con una larga tradición que data desde antes de la etapa independentista, según se consigna en los escritos de Fernando Ramírez.

Éste señala que el senador Jesús María Mena encabezaba a los masones escoceses, mientras que Santiago Baca Ortiz representaba a los masones yorkinos; ambos ritos con una enorme presencia, no obstante, las frecuentes disputas que se generaron, lo anterior, no disminuyó la influencia que desarrollaron dentro de la sociedad duranguense de aquellos tiempos.

Durante la Reforma, las diferencias entre los masones de Durango no cambiaron y continuaron las pugnas entre ellos, sirva como ejemplo el conflicto entre José María Patoni y los liberales Francisco O. Arce y Miguel Cruz Aedo, que terminara en trágicos resultados el 18 de agosto de 1868 con la muerte de Patoni.

El 26 de diciembre de 1866, el masón Benito Juárez García determinó que fuera la capital duranguense donde se estableciera su gobierno itinerante hasta el día 14 de enero de 1867, dedicando gran parte de su tiempo a la masonería, mediante encuentros reservados con ilustres masones de la entidad, entre ellos Francisco Gómez Palacio y Silvestre Aranda, para conocer de la situación de la orden masónica.

La logia “Estrella Polar” fue constituida en Durango a fines del siglo XIX por el general guerrerense Francisco O. Arce y conforme a la tradición oral dicha logia realizaba sus trabajos en la Capilla de Tercer Orden anexo al Convento de San Francisco, donde actualmente se ubica el Multifamiliar en el centro histórico de la ciudad de Durango.

Entre los miembros de “Estrella Polar” figuró el general Florentino Carrillo, gobernador del Estado de Durango, quien bajo su mandato decretó el 5 de agosto de 1872 que el Instituto del Estado cambiara el nombre por el de Instituto Juárez, merced a los grandes beneficios del presidente Benito Juárez, quien falleciera meses antes del decreto en referencia.

En el devenir del siglo XX, queda marcada como fecha importante para la Fraternidad Masónica, el 26 de noviembre de 1912, con la fundación de la Logia Simbólica “Francisco Zarco”, reconocida por la sociedad de Durango, por su fecunda labor social realizada por los masones duranguenses.

En su momento la creación de la Logia Simbólica “Francisco Zarco”, desató la ofensiva de la Iglesia Católica, que entre otras cosas afirmaba la existencia de un supuesto decreto masónico sancionado en París en 1876 por la Asamblea General de las logias francesas, que señalaba que la misión de dicha orden era descristianizar al pueblo por todos los medios, utilizando leyes contra el clero, de tal modo que dentro de pocos años y mediante la enseñanza laica, se tendría una generación atea calificando a los masones durangueños como “adoradores de Satanás”.

Esta situación y la convicción del Gobierno del Estado, provocó que el 3 de febrero de 1914, el gobernador Pastor Rouaix librara una orden de expulsión para que los clérigos jesuitas abandonaran la entidad duranguense en el término de 24 horas.

En consecuencia de esto, el gobernador Rouaix, con fecha 29 de julio de 1914, decretó que los bienes y capitales que pertenecían al clero católico, pasarían al poder del Estado, lo que representaba una situación histórica que 55 años antes, Benito Juárez como presidente de la República, quien en su momento protagonizó el decretar de la nacionalización de los bienes eclesiásticos, acciones que vieron reflejados los ideales de la masonería duranguense.

Por tradición, la fraternidad masónica exalta la memoria a Benito Juárez García, un ilustre masón iniciado en el Rito Nacional Mexicano. La masonería en Durango cuenta con una larga tradición que data desde antes de la etapa independentista, según se consigna en los escritos de Fernando Ramírez.

Éste señala que el senador Jesús María Mena encabezaba a los masones escoceses, mientras que Santiago Baca Ortiz representaba a los masones yorkinos; ambos ritos con una enorme presencia, no obstante, las frecuentes disputas que se generaron, lo anterior, no disminuyó la influencia que desarrollaron dentro de la sociedad duranguense de aquellos tiempos.

Durante la Reforma, las diferencias entre los masones de Durango no cambiaron y continuaron las pugnas entre ellos, sirva como ejemplo el conflicto entre José María Patoni y los liberales Francisco O. Arce y Miguel Cruz Aedo, que terminara en trágicos resultados el 18 de agosto de 1868 con la muerte de Patoni.

El 26 de diciembre de 1866, el masón Benito Juárez García determinó que fuera la capital duranguense donde se estableciera su gobierno itinerante hasta el día 14 de enero de 1867, dedicando gran parte de su tiempo a la masonería, mediante encuentros reservados con ilustres masones de la entidad, entre ellos Francisco Gómez Palacio y Silvestre Aranda, para conocer de la situación de la orden masónica.

La logia “Estrella Polar” fue constituida en Durango a fines del siglo XIX por el general guerrerense Francisco O. Arce y conforme a la tradición oral dicha logia realizaba sus trabajos en la Capilla de Tercer Orden anexo al Convento de San Francisco, donde actualmente se ubica el Multifamiliar en el centro histórico de la ciudad de Durango.

Entre los miembros de “Estrella Polar” figuró el general Florentino Carrillo, gobernador del Estado de Durango, quien bajo su mandato decretó el 5 de agosto de 1872 que el Instituto del Estado cambiara el nombre por el de Instituto Juárez, merced a los grandes beneficios del presidente Benito Juárez, quien falleciera meses antes del decreto en referencia.

En el devenir del siglo XX, queda marcada como fecha importante para la Fraternidad Masónica, el 26 de noviembre de 1912, con la fundación de la Logia Simbólica “Francisco Zarco”, reconocida por la sociedad de Durango, por su fecunda labor social realizada por los masones duranguenses.

En su momento la creación de la Logia Simbólica “Francisco Zarco”, desató la ofensiva de la Iglesia Católica, que entre otras cosas afirmaba la existencia de un supuesto decreto masónico sancionado en París en 1876 por la Asamblea General de las logias francesas, que señalaba que la misión de dicha orden era descristianizar al pueblo por todos los medios, utilizando leyes contra el clero, de tal modo que dentro de pocos años y mediante la enseñanza laica, se tendría una generación atea calificando a los masones durangueños como “adoradores de Satanás”.

Esta situación y la convicción del Gobierno del Estado, provocó que el 3 de febrero de 1914, el gobernador Pastor Rouaix librara una orden de expulsión para que los clérigos jesuitas abandonaran la entidad duranguense en el término de 24 horas.

En consecuencia de esto, el gobernador Rouaix, con fecha 29 de julio de 1914, decretó que los bienes y capitales que pertenecían al clero católico, pasarían al poder del Estado, lo que representaba una situación histórica que 55 años antes, Benito Juárez como presidente de la República, quien en su momento protagonizó el decretar de la nacionalización de los bienes eclesiásticos, acciones que vieron reflejados los ideales de la masonería duranguense.