En la Zona Centro de Durango, sobre bulevar Dolores del Río, se encuentra la popular Plazuela Baca Ortiz, espacio donde confluyen los autobuses de ruta y regionales, lo que la hacen un lugar de gran afluencia. Y aunque en la actualidad cientos de personas pasan por este lugar diariamente, se trata de un espacio público con un pasado oscuro.
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Hace muchos años a este espacio se le llamaba Plazuela del Terror, porque ahí se hacían los juicios públicos y escarnios de la gente procesada por la Santa Inquisición, informó el historiador y cronista, Javier Guerrero Romero, quien explicó además que se trata de un lugar en el cual fue construido un quemadero.
Aunque cabe hacer mención que no hay datos oficiales ni expedientes respecto a que ahí hayan quemado a alguna persona. A dos cuadras de esta plazuela estaba el Convento de San Francisco -que ya desapareció y hoy en día ahí se encuentra el Multifamiliar-, y eran los franciscanos quienes hacían la función de inquisidores en ausencia de dominicos en Durango.
La orden de Santo Domingo era la responsable de la Santa Inquisición y todo lo que ello implicaba, pero en su ausencia, eran los franciscanos quienes tomaron esas funciones.
Así, en el Convento de San Francisco funcionaba el tribunal de la Santa Inquisición, mientras que los escarnios públicos y sanciones que se hacían a quienes eran procesados, ocurrían en la Plazuela del Terror, a dos cuadras.
“…ahí se construyó en 1792 un quemadero, pero no hay noticias ni expedientes que hablen que hayan quemado a alguna persona. De que se construyó, se construyó, está el expediente de construcción del quemadero y quién lo hizo. Por eso le llamaban Plazuela del Terror (…) Era suficiente para que gente la llamara así, ahora no tenían que matar gente para que fuera un acto terrorífico, los actos de escarnios eran terroríficos”.
Narra que era poner a los acusados en un cepo, e iba toda la gente a gritarle cosas, los insultaban, les aventaban de todo, como basura, de todo lo que se podía, “era un acto terrorífico”.
Los instrumentos de tortura se hacían para amedrentar a la gente, y no cometieran algún delito, la intención era generar miedo. Aunque, el hecho que ahí hubiera un quemadero, sí hizo que durante mediados del siglo XIX, finales y todo el siglo XX y la época actual, se dijera que ahí quemaban brujas y otros mitos más.
Abundó Guerrero Romero que la inmensa mayoría de los expedientes de la Santa inquisición se concentraron en el archivo de la Ciudad de México.
De acuerdo a la historia, esta plazuela se convirtió en un parque público al inicio de la vida independiente, siendo una prolongación de La Alameda, cuando se llegan a conocer La Alameda grande y la chica.
“Se hizo para dotar a la ciudadanía de un parque público, no tenía parques la ciudad, fue el primero. Era La Alameda el único paseo que tenía la ciudad”.
El licenciado Santiago Baca Ortiz fue quien ordenó que se hiciera la ampliación de La Alameda, pero después de la intervención francesa en 1867, el gobernador Fernando Ortiz de Zarate, instruye que se haga un parque, con pasillos, bancas, y que se construya una columna para recordar a los que lucharon contra la independencia de los franceses.
En ese momento se le pone el nombre de Parque Ortiz de Zarate a este lugar, pero la gente lo conoce como Plazuela Baca Ortiz, por el licenciado.
“Todo mundo le decimos Plazuela Baca Ortiz, pero su nombre oficial es Parque Ortíz de Zarate por quien la construyó”.