/ domingo 23 de diciembre de 2018

Cobrar por varias plazas es la corrupción, no los altos salarios

En el sector salud hay médicos que desempeñan funciones en la SSA, pero además devengan sueldos de plazas laborales en el IMSS e ISSSTE, son maestros frente a grupo, y todavía se dan el lujo de ofrecer consultas a particulares.

El meollo del asunto no son los altos salarios que devengan servidores públicos de primero, segundo y hasta tercer nivel, ya que lo más sencillo es aplicar reducciones, y anunciarlo a los cuatro vientos para manifestarse en sintonía con la austeridad republicana que pregona la Cuarta Transformación.

Tras la fachada de los funcionarios que se rasgan las vestiduras por atender a las clases vulnerables del país, está el verdadero problema con aquellos que sin escrúpulos, cobran en tres o más plazas del servicio público, con horarios que de cumplirse no les alcanzaría con las 24 horas de cada día.

Hay ejemplos que se han socializado, pero que son de total impunidad: En el sector salud hay médicos que desempeñan funciones en la SSA, pero además devengan sueldos de plazas laborales en el IMSS e ISSSTE, son maestros frente a grupo, y todavía se dan el lujo de ofrecer consultas a particulares.

Se dice de abogados que tienen su bufete para litigar, que cobran en el Poder Judicial, son asesores y/o representantes jurídicos de entes públicos y privados, y son docentes de tiempo completo.

Lo mismo sucede con algunos arquitectos e ingenieros, que son catedráticos, en dos o más escuelas, y al mismo tiempo cobran por un mando directivo en dependencias del cualquiera de los tres órdenes de gobierno.

Lo cuestionable y criticable de este tipo de situaciones, es que no pidan licencias sin goce de sueldo, para ser parte del aparato burocrático. Porque posiblemente las plazas que ostentan estén justificadas en trayectoria, capacidad y profesionalismo. Pero se convierte en corrupción desde el momento en que no cumplen con la presencia en los centros de trabajo.

Y lo peor es que los mandos superiores se los permitan. Y como lo establece el refranero popular “tanto peca el que mata la vaca, como el que detiene la pata”.

También se dan casos en que los titulares de los espacios laborales, piden permiso, y los jefes los mantienen vigente en la nómina.

Ahí es donde radica una parte de la corrupción vinculada con los salarios, ya que además lo más fácil para los servidores es bajarse lo que devengan en la nómina, y recurrir a otros rubros para recuperar lo perdido, como son los viáticos por servicios personales, y hasta hay quienes disponen de recursos materiales.

Por eso la esperanza de las familias de cientos de personas que no han podido acceder a alguna de las plazas en poder de quien no desquita sus emolumentos, es que con la Cuarta Transformación se terminen este tipo de irregularidades, por llamarlas de alguna forma menos aparatosa, y haya los espacios disponibles para ocuparlos por quienes cubran los requisitos de oposición que se aplica para ofertar los puestos de trabajo en el sector público. Siempre y cuando no persista el nepotismo.

En la mayoría de los casos, incluidos miembros del magisterio que cobran por dos plazas frente a grupo, otra administrativa y acceden a cargos gubernamentales, originalmente pudieron justificarse en bajos salarios. Pero después ya es corrupción porque obtienen dividendos económicos por todos los cargos. E incluso, cuando no han podido “esconder” tales prerrogativas, las sub arrendan lo que también les deja dinero.

El INAI a nivel nacional, y el IDAIP localmente, son organismos creados para que la sociedad se entere de toda la información que se maneja en el sector público. Y aunque se han limitado a responder solicitudes específicas, tal vez debieran seguir de oficio las anomalías antes mencionadas, con lo cual justificarían ante los ojos del presidente de la República, su funcionalidad, luego de que junto con otras instituciones de las llamadas autónomas, están en la mira de la Cuarta Transformación para desaparecerlas.

Ya se vio con los magistrados del Poder Judicial cómo se ampararon para que no se les aplique la Ley de Remuneraciones de los Servidores Públicos con el fin de reducirles los salarios para quedar por debajo de lo que percibe el jefe de la nación.

Hay resistencias, que en algunos casos pudieran estar justificadas, pero si en verdad se quieren terminar con las inequidades e injusticias salariales, que a todas luces se reflejan en corrupción, hay que destapar la cloaca de funcionarios que “trabajan” hasta en cuatro dependencias públicas,

Aunque también está el lado opuesto, cuando de manera arbitraria y unilateral, los nuevos funcionarios, al amparo de los vaivenes de la política que significa la alternancia gubernamental, cometen injusticias con el despido de verdaderos profesionales del servicio público, que nada tienen que ver con los partidos políticos, y a los que se les corta de tajo la carrera civil realizada a través de los años.

En el sector salud hay médicos que desempeñan funciones en la SSA, pero además devengan sueldos de plazas laborales en el IMSS e ISSSTE, son maestros frente a grupo, y todavía se dan el lujo de ofrecer consultas a particulares.

El meollo del asunto no son los altos salarios que devengan servidores públicos de primero, segundo y hasta tercer nivel, ya que lo más sencillo es aplicar reducciones, y anunciarlo a los cuatro vientos para manifestarse en sintonía con la austeridad republicana que pregona la Cuarta Transformación.

Tras la fachada de los funcionarios que se rasgan las vestiduras por atender a las clases vulnerables del país, está el verdadero problema con aquellos que sin escrúpulos, cobran en tres o más plazas del servicio público, con horarios que de cumplirse no les alcanzaría con las 24 horas de cada día.

Hay ejemplos que se han socializado, pero que son de total impunidad: En el sector salud hay médicos que desempeñan funciones en la SSA, pero además devengan sueldos de plazas laborales en el IMSS e ISSSTE, son maestros frente a grupo, y todavía se dan el lujo de ofrecer consultas a particulares.

Se dice de abogados que tienen su bufete para litigar, que cobran en el Poder Judicial, son asesores y/o representantes jurídicos de entes públicos y privados, y son docentes de tiempo completo.

Lo mismo sucede con algunos arquitectos e ingenieros, que son catedráticos, en dos o más escuelas, y al mismo tiempo cobran por un mando directivo en dependencias del cualquiera de los tres órdenes de gobierno.

Lo cuestionable y criticable de este tipo de situaciones, es que no pidan licencias sin goce de sueldo, para ser parte del aparato burocrático. Porque posiblemente las plazas que ostentan estén justificadas en trayectoria, capacidad y profesionalismo. Pero se convierte en corrupción desde el momento en que no cumplen con la presencia en los centros de trabajo.

Y lo peor es que los mandos superiores se los permitan. Y como lo establece el refranero popular “tanto peca el que mata la vaca, como el que detiene la pata”.

También se dan casos en que los titulares de los espacios laborales, piden permiso, y los jefes los mantienen vigente en la nómina.

Ahí es donde radica una parte de la corrupción vinculada con los salarios, ya que además lo más fácil para los servidores es bajarse lo que devengan en la nómina, y recurrir a otros rubros para recuperar lo perdido, como son los viáticos por servicios personales, y hasta hay quienes disponen de recursos materiales.

Por eso la esperanza de las familias de cientos de personas que no han podido acceder a alguna de las plazas en poder de quien no desquita sus emolumentos, es que con la Cuarta Transformación se terminen este tipo de irregularidades, por llamarlas de alguna forma menos aparatosa, y haya los espacios disponibles para ocuparlos por quienes cubran los requisitos de oposición que se aplica para ofertar los puestos de trabajo en el sector público. Siempre y cuando no persista el nepotismo.

En la mayoría de los casos, incluidos miembros del magisterio que cobran por dos plazas frente a grupo, otra administrativa y acceden a cargos gubernamentales, originalmente pudieron justificarse en bajos salarios. Pero después ya es corrupción porque obtienen dividendos económicos por todos los cargos. E incluso, cuando no han podido “esconder” tales prerrogativas, las sub arrendan lo que también les deja dinero.

El INAI a nivel nacional, y el IDAIP localmente, son organismos creados para que la sociedad se entere de toda la información que se maneja en el sector público. Y aunque se han limitado a responder solicitudes específicas, tal vez debieran seguir de oficio las anomalías antes mencionadas, con lo cual justificarían ante los ojos del presidente de la República, su funcionalidad, luego de que junto con otras instituciones de las llamadas autónomas, están en la mira de la Cuarta Transformación para desaparecerlas.

Ya se vio con los magistrados del Poder Judicial cómo se ampararon para que no se les aplique la Ley de Remuneraciones de los Servidores Públicos con el fin de reducirles los salarios para quedar por debajo de lo que percibe el jefe de la nación.

Hay resistencias, que en algunos casos pudieran estar justificadas, pero si en verdad se quieren terminar con las inequidades e injusticias salariales, que a todas luces se reflejan en corrupción, hay que destapar la cloaca de funcionarios que “trabajan” hasta en cuatro dependencias públicas,

Aunque también está el lado opuesto, cuando de manera arbitraria y unilateral, los nuevos funcionarios, al amparo de los vaivenes de la política que significa la alternancia gubernamental, cometen injusticias con el despido de verdaderos profesionales del servicio público, que nada tienen que ver con los partidos políticos, y a los que se les corta de tajo la carrera civil realizada a través de los años.