/ domingo 7 de julio de 2019

Federación y Morena se olvidan de Durango

Tal parece que al gobierno federal no le importa lo que sucede en Durango, y lo que más inquieta, es que el Partido en el poder, Morena, al menos sus personajes centrales y directivos nacionales, tampoco muestran interés por la pugna que se traen los morenistas locales, ahora en el contexto de la renovación de la dirigencia estatal.

Tal escenario es motivo de reflexión y análisis en la clase política duranguense, a través de radio pasillo y en los cafés donde suelen reunirse con los politólogos y especialistas en prospectiva político-electoral, ya que todo lo que sucede se enfila, según dicen, hacia el 2021, como antesala del siguiente año en que terminará el sexenio de la actual gubernatura.

Dos indicadores son los que alientan a generar perspectivas medio nebulosas, desde visiones diversas, con variables y sobre todo actores políticos pasados, no tan pasados, y los que levantan la mano para decir aquí estamos, “ahora nos toca a nosotros”:

Para nadie es un secreto que la mayoría de las delegaciones federales están acéfalas, y además con circunstancias en que se despidió a personal, sin que haya quien responda a las inconformidades y manifestaciones de los afectados.

Enrique Novelo, el “súper delegado”, está convaleciente en la CDMX de un accidente del cual no se ha podido recuperar. No hay un funcionario o figura que represente a las instancias federales para atender las demandas de quienes fueron separados de sus cargos, ni para bajar los programas y recursos que se comprometieron. Y sin embargo, eso no parece importarles en Palacio Nacional.

El único que ha salido a los medios de comunicación, y eso cuando le conviene, cual viejo lobo de mar en manipular la información, es Gustavo Pedro Cortés, con un cargo secundario en la Secretaría de Bienestar, pero que a su forma de actuar, evidencia que lo pretende es quedarse con la súper delegación.

El coordinador nacional de los “súper delegados”, Gabriel García Hernández, está terco en esperar que se recupere Novelo, y mientras tanto crece en Durango la inconformidad por la ausencia de alguien que atienda los problemas de todas las delegaciones, y tome decisiones que eviten que las molestias se desarrollen y lleguen a otros ámbitos.

A la par con tal situación, la efervescencia por ocupar el espacio de Novelo, va en aumento, y entre los miembros de Morena en Durango, se afirma que son varios los aspirantes que mueven “sus influencias en la Ciudad de México” para llegar: Héctor Vela, Iván Ramírez, Otniel García, Ignacio Aguado, y el mismo Gustado Pedro. Pero “espérese”, se barajan otros nombres de priistas que quieren, pero que dado su protagonismo, es mejor dejar que hagan su trabajo.

Pero lo que preocupa, es que tampoco los encumbrados y directivos del Partido que ostenta el poder federal, “se acuerden lo que pasa en Durango”, situación que ha creado un panorama tenso, ya que después de la debacle electoral de junio pasado, nadie es responsable, no hay liderazgos, Rosendo Salgado desapareció, y Armando Navarro, ha salido a dar unas declaraciones, pero hasta ahí. Cuándo se pierde, nadie se acuerda ni sabe nada.

O sea, dicen “los fifís” que saben, que si al gobierno federal no le importa Durango, por lo que representa al tener que subsidiarlo más del 90 por ciento de su presupuesto, al Partido Morena, al menos al dueño y a sus personajes centrales y dirigentes, tampoco les mueve voltear a un estado que en votos apenas les significa el uno al dos por ciento.

Tanto lo del Gobierno Federal como del partido nacional, si dejan a la ligera lo que sucede en Durango, ojalá después no tengan que lamentarlo, porque en el caso de las delegaciones federales, la inconformidad se eleva por los despidos, y no hay quién resuelva las demandas ciudadanas. Y lo peor no hay quién baje los programas y recursos comprometidos por AMLO:

Mientras que en el Partido, la ausencia de liderazgos que aglutinen e impongan paz, se puede reflejar en una lucha fraterna en que el objetivo sea “destrozar” al adversario, y los militantes cada vez se decepcionan de lo que sucede, y que es de lo que huyeron o rengaron de otros partidos, como el PRI.

En el Partido de Morena en Durango hay una correlación de fuerzas desatada, por lo que se requiere un proceso de institucionalidad que solamente lo podrá generar un liderazgo con autoridad moral. Aldo Pacheco, un ex de Rosendo, y Armando Navarro, pelean por quedarse con el cargo directivo, cuyo proceso se llevará a cabo de manera simultánea con el nacional.

Tal parece que al gobierno federal no le importa lo que sucede en Durango, y lo que más inquieta, es que el Partido en el poder, Morena, al menos sus personajes centrales y directivos nacionales, tampoco muestran interés por la pugna que se traen los morenistas locales, ahora en el contexto de la renovación de la dirigencia estatal.

Tal escenario es motivo de reflexión y análisis en la clase política duranguense, a través de radio pasillo y en los cafés donde suelen reunirse con los politólogos y especialistas en prospectiva político-electoral, ya que todo lo que sucede se enfila, según dicen, hacia el 2021, como antesala del siguiente año en que terminará el sexenio de la actual gubernatura.

Dos indicadores son los que alientan a generar perspectivas medio nebulosas, desde visiones diversas, con variables y sobre todo actores políticos pasados, no tan pasados, y los que levantan la mano para decir aquí estamos, “ahora nos toca a nosotros”:

Para nadie es un secreto que la mayoría de las delegaciones federales están acéfalas, y además con circunstancias en que se despidió a personal, sin que haya quien responda a las inconformidades y manifestaciones de los afectados.

Enrique Novelo, el “súper delegado”, está convaleciente en la CDMX de un accidente del cual no se ha podido recuperar. No hay un funcionario o figura que represente a las instancias federales para atender las demandas de quienes fueron separados de sus cargos, ni para bajar los programas y recursos que se comprometieron. Y sin embargo, eso no parece importarles en Palacio Nacional.

El único que ha salido a los medios de comunicación, y eso cuando le conviene, cual viejo lobo de mar en manipular la información, es Gustavo Pedro Cortés, con un cargo secundario en la Secretaría de Bienestar, pero que a su forma de actuar, evidencia que lo pretende es quedarse con la súper delegación.

El coordinador nacional de los “súper delegados”, Gabriel García Hernández, está terco en esperar que se recupere Novelo, y mientras tanto crece en Durango la inconformidad por la ausencia de alguien que atienda los problemas de todas las delegaciones, y tome decisiones que eviten que las molestias se desarrollen y lleguen a otros ámbitos.

A la par con tal situación, la efervescencia por ocupar el espacio de Novelo, va en aumento, y entre los miembros de Morena en Durango, se afirma que son varios los aspirantes que mueven “sus influencias en la Ciudad de México” para llegar: Héctor Vela, Iván Ramírez, Otniel García, Ignacio Aguado, y el mismo Gustado Pedro. Pero “espérese”, se barajan otros nombres de priistas que quieren, pero que dado su protagonismo, es mejor dejar que hagan su trabajo.

Pero lo que preocupa, es que tampoco los encumbrados y directivos del Partido que ostenta el poder federal, “se acuerden lo que pasa en Durango”, situación que ha creado un panorama tenso, ya que después de la debacle electoral de junio pasado, nadie es responsable, no hay liderazgos, Rosendo Salgado desapareció, y Armando Navarro, ha salido a dar unas declaraciones, pero hasta ahí. Cuándo se pierde, nadie se acuerda ni sabe nada.

O sea, dicen “los fifís” que saben, que si al gobierno federal no le importa Durango, por lo que representa al tener que subsidiarlo más del 90 por ciento de su presupuesto, al Partido Morena, al menos al dueño y a sus personajes centrales y dirigentes, tampoco les mueve voltear a un estado que en votos apenas les significa el uno al dos por ciento.

Tanto lo del Gobierno Federal como del partido nacional, si dejan a la ligera lo que sucede en Durango, ojalá después no tengan que lamentarlo, porque en el caso de las delegaciones federales, la inconformidad se eleva por los despidos, y no hay quién resuelva las demandas ciudadanas. Y lo peor no hay quién baje los programas y recursos comprometidos por AMLO:

Mientras que en el Partido, la ausencia de liderazgos que aglutinen e impongan paz, se puede reflejar en una lucha fraterna en que el objetivo sea “destrozar” al adversario, y los militantes cada vez se decepcionan de lo que sucede, y que es de lo que huyeron o rengaron de otros partidos, como el PRI.

En el Partido de Morena en Durango hay una correlación de fuerzas desatada, por lo que se requiere un proceso de institucionalidad que solamente lo podrá generar un liderazgo con autoridad moral. Aldo Pacheco, un ex de Rosendo, y Armando Navarro, pelean por quedarse con el cargo directivo, cuyo proceso se llevará a cabo de manera simultánea con el nacional.