/ sábado 21 de septiembre de 2019

La reaparición de Marilyn

Decidieron hacer una película sobre Marilyn Monroe cuando tenía 30 años, y el otro mito de la actuación, el inglés Sir Lawrence Olivier la invitó. Era una mujer frágil y hermosa en ese momento, dulce y sensual como ninguna, pero no reflejaron su aspecto intelectual.

Estaba terminando su tercer matrimonio con el escritor Artur Miller y la filmación no fue nada fácil, pero Olivier y todo el equipo de filmación tuvieron paciencia con ella, y apareció por ahí un joven de apellido Collins que los salvó atendiendo a Marilyn.

Al parecer ella estaba embarazada y ese fue un gran problema, porque nunca pudo tener hijos aspecto que afectó toda su vida, recordándonos algo muy significativo, que “infancia es destino”, y ella nunca pudo superar lo que vivió de niña.

Lo interesante en la película que les recomiendo mucho, es que cada vez que se interrumpía la filmación, Marilyn llamaba al joven Collins para que la consolara, porque las pastillas de las que ella dependía no eran suficientes.

Olivier quería pasar a la historia habiendo filmando una película con ella, que insistía en faltar a las filmaciones con mucha pena y todo, pero faltaba y tenían que llamar a Collins.

Collins era un tercer ayudante de dirección de 23 años de edad y Marilyn tenía 30, y no tardó en enamorarse de la principal estrella del cine que ha existido, quien le decía que Olivier la odiaba, pero él le dio una explicación que la dejó conforme: que el tipo de actuación del inglés era del estilo anterior y el suyo era el nuevo.

Collins dejó a su hermosa novia que trabajaba en el departamento de vestuario que Marilyn le decía que estaba muy bonita, y era cierto, pero al mismo tiempo se la pasaba besando al joven, que le proponía dejar todo e irse los dos a empezar otra vida.

Y Olivier pidiéndole a Collins de convencer a Marilyn de cumplir con su contrato y presentarse a las filmaciones, lo cual nada más el joven lograba.

Pero la relación que se establece entre ellos fue muy bonita, muy cariñosa y muy sincera, la de “una chica cualquiera” con un “chico cualquiera”, no con Marilyn la estrella mundial.

Todo mundo se la pasaba advirtiéndole que no se fuera a enamorar, pero era inútil, el cariño entre ellos no tenía remedio y no podían dejar de verse porque ella no dejaba de llamarlo y ahí se hacía lo que Marilyn necesitaba. Y la relación era del tipo de las que ella rara vez tenía, aunque hubo una ocasión en que fue increíble que no hicieran el amor, ya que en una escapada a recorrer los alrededores, faltando a su trabajo como solía hacerlo, se desnuda Marilyn y se lanza al río, invitando a Collins a hacer lo mismo, y se acerca inventando que algo tiene en el ojo. Ese fue un momento de tensión.

Una película digna de que la busquen.

Decidieron hacer una película sobre Marilyn Monroe cuando tenía 30 años, y el otro mito de la actuación, el inglés Sir Lawrence Olivier la invitó. Era una mujer frágil y hermosa en ese momento, dulce y sensual como ninguna, pero no reflejaron su aspecto intelectual.

Estaba terminando su tercer matrimonio con el escritor Artur Miller y la filmación no fue nada fácil, pero Olivier y todo el equipo de filmación tuvieron paciencia con ella, y apareció por ahí un joven de apellido Collins que los salvó atendiendo a Marilyn.

Al parecer ella estaba embarazada y ese fue un gran problema, porque nunca pudo tener hijos aspecto que afectó toda su vida, recordándonos algo muy significativo, que “infancia es destino”, y ella nunca pudo superar lo que vivió de niña.

Lo interesante en la película que les recomiendo mucho, es que cada vez que se interrumpía la filmación, Marilyn llamaba al joven Collins para que la consolara, porque las pastillas de las que ella dependía no eran suficientes.

Olivier quería pasar a la historia habiendo filmando una película con ella, que insistía en faltar a las filmaciones con mucha pena y todo, pero faltaba y tenían que llamar a Collins.

Collins era un tercer ayudante de dirección de 23 años de edad y Marilyn tenía 30, y no tardó en enamorarse de la principal estrella del cine que ha existido, quien le decía que Olivier la odiaba, pero él le dio una explicación que la dejó conforme: que el tipo de actuación del inglés era del estilo anterior y el suyo era el nuevo.

Collins dejó a su hermosa novia que trabajaba en el departamento de vestuario que Marilyn le decía que estaba muy bonita, y era cierto, pero al mismo tiempo se la pasaba besando al joven, que le proponía dejar todo e irse los dos a empezar otra vida.

Y Olivier pidiéndole a Collins de convencer a Marilyn de cumplir con su contrato y presentarse a las filmaciones, lo cual nada más el joven lograba.

Pero la relación que se establece entre ellos fue muy bonita, muy cariñosa y muy sincera, la de “una chica cualquiera” con un “chico cualquiera”, no con Marilyn la estrella mundial.

Todo mundo se la pasaba advirtiéndole que no se fuera a enamorar, pero era inútil, el cariño entre ellos no tenía remedio y no podían dejar de verse porque ella no dejaba de llamarlo y ahí se hacía lo que Marilyn necesitaba. Y la relación era del tipo de las que ella rara vez tenía, aunque hubo una ocasión en que fue increíble que no hicieran el amor, ya que en una escapada a recorrer los alrededores, faltando a su trabajo como solía hacerlo, se desnuda Marilyn y se lanza al río, invitando a Collins a hacer lo mismo, y se acerca inventando que algo tiene en el ojo. Ese fue un momento de tensión.

Una película digna de que la busquen.