/ domingo 30 de junio de 2019

Los dueños del PRI no han entendido que la crisis es real

Los “propietarios” del PRI, tal parece que no han entendido que la crisis que los aventó al hoyanco en que se encuentran, aún no pasa, y simulan, como siempre, que ahora si van en busca de la revancha, cuando lo que el Partido requiere es una metamorfósis, y no simples fachadas para tratar de capitalizar lo que haga mal quien los arrojó al vacío, en este caso, el presidente de la República, y de Morena, Andrés Manuel López Obrador.

Y es que a pesar de las cuentas alegres que hacen directivos y personajes priistas entronizados en la vida pública, lo cierto es que el PRI se encuentra en la debacle, de la cual solamente podrá salir, si deja atrás las simulaciones, y realmente se somete a esa transformación política que le permita presentar perfiles frescos, pero sobre todo si se acerca a las bases, esas a las que descuidó y ahora son el sector que lo mantiene en el “fondo de la barranca”.

Esto viene a colación porque el proceso para renovar su dirigencia nacional, al parecer le ha imbuido de nuevos bríos a los militantes, sobre todo a esos que ocupan espacios en la vida pública, y que no quieren soltar. No les ha caído el veinte de que es necesaria la modernización.

En Durango, los directivos andan engallados, con el ejemplo de Luis Enrique Benítez Ojeda, quien magnifica los triunfos del pasado dos de junio en 16 municipios, porque sabe que eso distrae el objetivo de renovar de fondo al partido.

Y afirman los que están cercas de Benítez, que se demostró que Morena no es invencible, y que para el 2021 en las intermedias, incluso le pueden dar un susto al PAN, que mantiene su fuerza electoral en la capital del estado. No obstante, son palabrearías, porque en los hechos, sigue el enojo de los militantes, y de la sociedad en general contra este partido que no se mueve de lo mismo.

Desde la óptica de Benítez, según lo ha manifestado en la prensa local, y ante quien quiera escucharlo, el PRI en Durango va por la revancha con amplias expectativas de recuperar lo perdido. Lo cierto en el panorama político electoral, es que mientras los directivos y dueños del priismo, no entiendan lo que sucede, van a sufrir los mismos escenarios de las derrotas, con victorias parciales.

Alejandro Moreno, el “candidato de unidad” a nivel nacional para dirigir al PRI, tendrá que bregar en contra de la corriente, para llevar ya no a buen puerto, sino a tierra, al otrora partidazo que amenaza con hundirse en medio de las disputas internas que nunca han terminado, y que son la causa principal de las derrotas electorales.

Su candidatura sin lugar a dudas, le ha inyectado fuerza a un adormilado priismo que se mantenía a la expectativa, y en la mayoría de los casos, esperanzado de que pudiera suceder algo, ya no al interior del partido, sino para debilitar la figura emblema del morenismo en el país.

Y aunque los experimentados priistas esperan moverse para donde vayan las aguas, por lo pronto hay muchos que quisieran ver fuera de la silla principal de Domingo Arrieta, a Luis Enrique Benítez Ojeda, pero se dice con mucha seguridad, que de acuerdo al período estatutario que le corresponde, mínimo habrá de sacar lo relativo al proceso federal. Pero además tiene el visto bueno de “quienes mandan”.

Con ese colmillo que ha agudizado en los últimos años, Benítez, según confían sus más cercanos, no piensa ceder a las presiones y se mantendrá en la Presidencia del Directivo Estatal, con la variante de que pudiera aspirar a una de las candidaturas que estarán en juego durante los dos siguientes años.

Pero además los dos últimos gobernadores priistas lo apoyan, y andan a la brega de llevar correligionarios que fortalezcan la dirigencia estatal, con miras a que Benítez crezca social y políticamente para tratar de postularlo por cualquiera de los distritos federales en disputa en el 2021.

Con la perspectiva de ese año, en que se realizarán elecciones federales, y que serán previas a las del siguiente en que se renovará la gubernatura, en los círculos priistas ya hablan de los posibles candidatos que representarán al PRI.

Se coincide mucho en que los distritos federales, solamente el uno y tres ya tienen a los prospectos que pudieran ayudar a sacar al partido del fondo en que cayó: Esteban Villegas sería por el primero, mientras que Rubén Escajeda, encabezaría la fórmula por el tercero. Porque el dos y el cuatro son de Morena y el PAN.

Aunque existe lo relativo a la paridad de género en que los cuatro distritos federales tendrán que llevar 50% repartidos en mujeres y hombres. Entre las féminas, la que más se nombra es la actual diputada local, Gabriela Hernández López, aunque sus detractores afirman que no entregó buenas cuentas en las Presidencias Municipales de su distrito local.

Otro factor que habrá de influir en clarificar el escenario futuro, es la llegada del dirigente nacional, que si es “Alito” como le dicen al campechano, hay otros que afirman que estarán en los primeros círculos en que se tomarán las decisiones, y que ex gobernadores y otros personajes que han “hecho y desecho” en el tricolor, tendrán que esperar.

Los que saben de la prospectiva política, afirman que Alejandro Moreno es más de lo mismo del PRI, con Peña Nieto y Carlos Salinas atrás, y en Durango lo apoyan Ismael Hernández, Jorge Herrera, y lo que se acumule.

Los “propietarios” del PRI, tal parece que no han entendido que la crisis que los aventó al hoyanco en que se encuentran, aún no pasa, y simulan, como siempre, que ahora si van en busca de la revancha, cuando lo que el Partido requiere es una metamorfósis, y no simples fachadas para tratar de capitalizar lo que haga mal quien los arrojó al vacío, en este caso, el presidente de la República, y de Morena, Andrés Manuel López Obrador.

Y es que a pesar de las cuentas alegres que hacen directivos y personajes priistas entronizados en la vida pública, lo cierto es que el PRI se encuentra en la debacle, de la cual solamente podrá salir, si deja atrás las simulaciones, y realmente se somete a esa transformación política que le permita presentar perfiles frescos, pero sobre todo si se acerca a las bases, esas a las que descuidó y ahora son el sector que lo mantiene en el “fondo de la barranca”.

Esto viene a colación porque el proceso para renovar su dirigencia nacional, al parecer le ha imbuido de nuevos bríos a los militantes, sobre todo a esos que ocupan espacios en la vida pública, y que no quieren soltar. No les ha caído el veinte de que es necesaria la modernización.

En Durango, los directivos andan engallados, con el ejemplo de Luis Enrique Benítez Ojeda, quien magnifica los triunfos del pasado dos de junio en 16 municipios, porque sabe que eso distrae el objetivo de renovar de fondo al partido.

Y afirman los que están cercas de Benítez, que se demostró que Morena no es invencible, y que para el 2021 en las intermedias, incluso le pueden dar un susto al PAN, que mantiene su fuerza electoral en la capital del estado. No obstante, son palabrearías, porque en los hechos, sigue el enojo de los militantes, y de la sociedad en general contra este partido que no se mueve de lo mismo.

Desde la óptica de Benítez, según lo ha manifestado en la prensa local, y ante quien quiera escucharlo, el PRI en Durango va por la revancha con amplias expectativas de recuperar lo perdido. Lo cierto en el panorama político electoral, es que mientras los directivos y dueños del priismo, no entiendan lo que sucede, van a sufrir los mismos escenarios de las derrotas, con victorias parciales.

Alejandro Moreno, el “candidato de unidad” a nivel nacional para dirigir al PRI, tendrá que bregar en contra de la corriente, para llevar ya no a buen puerto, sino a tierra, al otrora partidazo que amenaza con hundirse en medio de las disputas internas que nunca han terminado, y que son la causa principal de las derrotas electorales.

Su candidatura sin lugar a dudas, le ha inyectado fuerza a un adormilado priismo que se mantenía a la expectativa, y en la mayoría de los casos, esperanzado de que pudiera suceder algo, ya no al interior del partido, sino para debilitar la figura emblema del morenismo en el país.

Y aunque los experimentados priistas esperan moverse para donde vayan las aguas, por lo pronto hay muchos que quisieran ver fuera de la silla principal de Domingo Arrieta, a Luis Enrique Benítez Ojeda, pero se dice con mucha seguridad, que de acuerdo al período estatutario que le corresponde, mínimo habrá de sacar lo relativo al proceso federal. Pero además tiene el visto bueno de “quienes mandan”.

Con ese colmillo que ha agudizado en los últimos años, Benítez, según confían sus más cercanos, no piensa ceder a las presiones y se mantendrá en la Presidencia del Directivo Estatal, con la variante de que pudiera aspirar a una de las candidaturas que estarán en juego durante los dos siguientes años.

Pero además los dos últimos gobernadores priistas lo apoyan, y andan a la brega de llevar correligionarios que fortalezcan la dirigencia estatal, con miras a que Benítez crezca social y políticamente para tratar de postularlo por cualquiera de los distritos federales en disputa en el 2021.

Con la perspectiva de ese año, en que se realizarán elecciones federales, y que serán previas a las del siguiente en que se renovará la gubernatura, en los círculos priistas ya hablan de los posibles candidatos que representarán al PRI.

Se coincide mucho en que los distritos federales, solamente el uno y tres ya tienen a los prospectos que pudieran ayudar a sacar al partido del fondo en que cayó: Esteban Villegas sería por el primero, mientras que Rubén Escajeda, encabezaría la fórmula por el tercero. Porque el dos y el cuatro son de Morena y el PAN.

Aunque existe lo relativo a la paridad de género en que los cuatro distritos federales tendrán que llevar 50% repartidos en mujeres y hombres. Entre las féminas, la que más se nombra es la actual diputada local, Gabriela Hernández López, aunque sus detractores afirman que no entregó buenas cuentas en las Presidencias Municipales de su distrito local.

Otro factor que habrá de influir en clarificar el escenario futuro, es la llegada del dirigente nacional, que si es “Alito” como le dicen al campechano, hay otros que afirman que estarán en los primeros círculos en que se tomarán las decisiones, y que ex gobernadores y otros personajes que han “hecho y desecho” en el tricolor, tendrán que esperar.

Los que saben de la prospectiva política, afirman que Alejandro Moreno es más de lo mismo del PRI, con Peña Nieto y Carlos Salinas atrás, y en Durango lo apoyan Ismael Hernández, Jorge Herrera, y lo que se acumule.