/ domingo 24 de marzo de 2019

Los retos de Pedro Silerio

Muy poco se ha publicitado el virtual nombramiento del dirigente estatal de la CNC, y a nadie extraña que a unas horas de tomar formalmente posesión, no suene ni truene.

Seguramente por el momento político que vive Durango, o en su defecto porque la organización ya no dispone del poder político y económico, que a decir verdad era lo que metía ruido en todos los pillos que, antaño la asediaban y que ahora solitos se han adaptado a la sentencia de que “Calladitos se ven más bonitos”.

Después de haber sido uno de los pilares más importantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), ahora sea la más abandonada y ninguneada por los hombres que le daban fuerza, sólo por la identidad que simbolizaba en el ánimo del campo duranguense.

Pero los pésimos liderazgos la han prostituido, a tal grado que basta que cualquier cacique o burgués, se ponga sombrero para mangonearla a sus anchas, con el único propósito de usufructuar las posiciones políticas y las regalías que obtienen por concepto de palomear los proyectos a sus cuates preferidos.

Desafortunadamente esas mieles se acabaron, dados los tumbos políticos que el sistema priista ha padecido. De ahí los recortes presupuestales que se aplicaban para someterla y mantener a las cúpulas que se acostumbraron a vivir sin trabajar, a costillas de los campesinos miserables.

La CNC siempre ha adolecido de la dependencia por una razón muy simple: En Durango, ninguna organización es libre. Todas postulan una verdad que tiene la abrumadora coartada del padrinazgo que las mantiene y al mismo tiempo el padrote que las utiliza, para obtener los beneficios que les allegan los mafiosos que las regentean.

Pero las cosas han cambiado y los padrinos y padrotes tienden a extinguirse, porque las partidas presupuestales que les daban la razón de ser, han desaparecido; salvo los programas de apoyo al campo, que pese al control que supuestamente están sometidos, dan para que algunos vivales hagan su agosto, en aras de una gestión balín que no reditúa a los campesinos, pero sí a los que la promueven en su calidad de “representantes legítimos”.

Esas malas acciones son un simple botón de muestra, de la podredumbre que ha dado al traste con la organización, y basta pasar por el edificio, que antaño era un recinto lleno de vida, que contrasta ahora con un cascarón inerte, donde sólo se inscriben los nombres de los corruptos que le dieron muerte y que una vez cometida su fechoría, la abandonaron a su suerte.

Ante ese escenario desolador, el gran reto del señor Pedro Silerio García, es parir una nueva CNC o revivir un cadáver que contamine nuevamente su mandato, y que vuelva a acumular la suficiente cantidad de pus, para continuar aplicándole el mismo tratamiento.

De ahí se deriva otro reto para el joven presidente, que dicho sea de paso, es digno reconocerle su gran arrojo, de pretender liderar en esas circunstancias a la CNC, ya que su afán es ostentar su representación, sin perder sus siglas, que aun carcomidas por el peso de la vergüenza son despojos de identidad.

Sin duda que el nombramiento del nuevo líder, se inscribe en una lógica disfuncional, por la falta de definición y convicción que parte a la organización en dos pedazos. Por un lado están aquellos que preferirían regresar a la silla cómoda y escuchar peticiones y guardar expedientes que jamás volverán a ver la luz del día.

Por otro lado está el bando de los activistas, de los que no piensan renunciar a su cuota de poder. Los que están dispuestos a hacer de todo con tal de conseguir “Por el amor de Dios”, aunque sea una Secretaría de membrete.

Esa es la cultura que matiza los espacios de la CNC, donde incursionará el nuevo líder, que afortunadamente pesa en su haber grandes ideas y mucha experiencia. El líder que tendrá que controlar filias y fobias, para estabilizar el ánimo de sus colaboradores. Porque no me cabe duda que dirigirá a la CNC no como su dueño, sino como un compañero más.

No como un constructor de futuros personales, sino como un gestor del bien común. Y dado que tiene grandes planes para la CNC, donde sobre él se irán imponiendo las agendas importantes.

El arribo de Pedro Silerio a la Presidencia de la CNC, representará una oportunidad para el protagonismo renovado de un dirigente joven, que no se conforma con serlo. De aquí en adelante, Pedro se montará en las siglas de la organización campesina y empujará ese cenecismo desganado, que ha perdido la esperanza por las pésimas hazañas de la burguesía, que bajo el disfraz de la redención han manchado las causas campesinas.

Por eso de aquí en adelante, Silerio García empezará una campaña tan intensa, como aquella que lo llevó a la Presidencia Municipal de su terruño. Tan mediática y tan centrada en su popularidad personal, como aquella que lo hizo diputado local. Se sabe el principal motivo de una CNC que languidece y se aprovechará de ello, para involucrar a la clase campesina más necesitada.

Esas son buenas noticias para una organización campesina, que siempre se preció de tener ideas; de tener principios; de tener una ideología que marcaba el camino y de qué manera emprender la larga marcha.

Esas son buenas noticias para quienes quieren recuperar una organización dividida y a la deriva. Porque ahora más que nunca se impondrán aquellos que quieren reivindicar a la CNC y saben perfectamente para qué. Porque ahora más que nunca la Liga de Comunidades Agrarias ya no enfrentará el dilema histórico: defender a los campesinos más vulnerables o servir al gobierno y a los latifundistas.

Muy poco se ha publicitado el virtual nombramiento del dirigente estatal de la CNC, y a nadie extraña que a unas horas de tomar formalmente posesión, no suene ni truene.

Seguramente por el momento político que vive Durango, o en su defecto porque la organización ya no dispone del poder político y económico, que a decir verdad era lo que metía ruido en todos los pillos que, antaño la asediaban y que ahora solitos se han adaptado a la sentencia de que “Calladitos se ven más bonitos”.

Después de haber sido uno de los pilares más importantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI), ahora sea la más abandonada y ninguneada por los hombres que le daban fuerza, sólo por la identidad que simbolizaba en el ánimo del campo duranguense.

Pero los pésimos liderazgos la han prostituido, a tal grado que basta que cualquier cacique o burgués, se ponga sombrero para mangonearla a sus anchas, con el único propósito de usufructuar las posiciones políticas y las regalías que obtienen por concepto de palomear los proyectos a sus cuates preferidos.

Desafortunadamente esas mieles se acabaron, dados los tumbos políticos que el sistema priista ha padecido. De ahí los recortes presupuestales que se aplicaban para someterla y mantener a las cúpulas que se acostumbraron a vivir sin trabajar, a costillas de los campesinos miserables.

La CNC siempre ha adolecido de la dependencia por una razón muy simple: En Durango, ninguna organización es libre. Todas postulan una verdad que tiene la abrumadora coartada del padrinazgo que las mantiene y al mismo tiempo el padrote que las utiliza, para obtener los beneficios que les allegan los mafiosos que las regentean.

Pero las cosas han cambiado y los padrinos y padrotes tienden a extinguirse, porque las partidas presupuestales que les daban la razón de ser, han desaparecido; salvo los programas de apoyo al campo, que pese al control que supuestamente están sometidos, dan para que algunos vivales hagan su agosto, en aras de una gestión balín que no reditúa a los campesinos, pero sí a los que la promueven en su calidad de “representantes legítimos”.

Esas malas acciones son un simple botón de muestra, de la podredumbre que ha dado al traste con la organización, y basta pasar por el edificio, que antaño era un recinto lleno de vida, que contrasta ahora con un cascarón inerte, donde sólo se inscriben los nombres de los corruptos que le dieron muerte y que una vez cometida su fechoría, la abandonaron a su suerte.

Ante ese escenario desolador, el gran reto del señor Pedro Silerio García, es parir una nueva CNC o revivir un cadáver que contamine nuevamente su mandato, y que vuelva a acumular la suficiente cantidad de pus, para continuar aplicándole el mismo tratamiento.

De ahí se deriva otro reto para el joven presidente, que dicho sea de paso, es digno reconocerle su gran arrojo, de pretender liderar en esas circunstancias a la CNC, ya que su afán es ostentar su representación, sin perder sus siglas, que aun carcomidas por el peso de la vergüenza son despojos de identidad.

Sin duda que el nombramiento del nuevo líder, se inscribe en una lógica disfuncional, por la falta de definición y convicción que parte a la organización en dos pedazos. Por un lado están aquellos que preferirían regresar a la silla cómoda y escuchar peticiones y guardar expedientes que jamás volverán a ver la luz del día.

Por otro lado está el bando de los activistas, de los que no piensan renunciar a su cuota de poder. Los que están dispuestos a hacer de todo con tal de conseguir “Por el amor de Dios”, aunque sea una Secretaría de membrete.

Esa es la cultura que matiza los espacios de la CNC, donde incursionará el nuevo líder, que afortunadamente pesa en su haber grandes ideas y mucha experiencia. El líder que tendrá que controlar filias y fobias, para estabilizar el ánimo de sus colaboradores. Porque no me cabe duda que dirigirá a la CNC no como su dueño, sino como un compañero más.

No como un constructor de futuros personales, sino como un gestor del bien común. Y dado que tiene grandes planes para la CNC, donde sobre él se irán imponiendo las agendas importantes.

El arribo de Pedro Silerio a la Presidencia de la CNC, representará una oportunidad para el protagonismo renovado de un dirigente joven, que no se conforma con serlo. De aquí en adelante, Pedro se montará en las siglas de la organización campesina y empujará ese cenecismo desganado, que ha perdido la esperanza por las pésimas hazañas de la burguesía, que bajo el disfraz de la redención han manchado las causas campesinas.

Por eso de aquí en adelante, Silerio García empezará una campaña tan intensa, como aquella que lo llevó a la Presidencia Municipal de su terruño. Tan mediática y tan centrada en su popularidad personal, como aquella que lo hizo diputado local. Se sabe el principal motivo de una CNC que languidece y se aprovechará de ello, para involucrar a la clase campesina más necesitada.

Esas son buenas noticias para una organización campesina, que siempre se preció de tener ideas; de tener principios; de tener una ideología que marcaba el camino y de qué manera emprender la larga marcha.

Esas son buenas noticias para quienes quieren recuperar una organización dividida y a la deriva. Porque ahora más que nunca se impondrán aquellos que quieren reivindicar a la CNC y saben perfectamente para qué. Porque ahora más que nunca la Liga de Comunidades Agrarias ya no enfrentará el dilema histórico: defender a los campesinos más vulnerables o servir al gobierno y a los latifundistas.