/ miércoles 25 de noviembre de 2020

No hay corresponsabilidad

La población, y menos las autoridades, pueden “doblar las manos” ante la incontenible propagación del coronavirus, hay que terminar con ese círculo vicioso de aventarse la bolita de la responsabilidad, y tratar de actuar de manera coordinada y con el ánimo corresponsable para contener los contagios, de lo contrario puede sobrevenir el desastre sanitario y económico que nadie desea.

El escenario de la pandemia es complicado, no es hora de repartir culpas, y menos con ánimos políticos. Las estrategias gubernamentales hasta ahora, no han dado los resultados deseados para disminuir los índices de contagio, mientras que una gran mayoría de la ciudadanía, ha subestimado la enfermedad del Covid 19, al hacer caso omiso de los protocolos de seguridad sanitarios.

Los más de 100 mil muertos a nivel nacional, no han influido para que los escépticos salgan de su indiferencia ante la emergencia, y se comporten a la altura de las circunstancias, cuando menos con la sana distancia, el uso del cubrebocas y lavarse las manos constantemente.

Las autoridades no han entendido que no basta con imponer restricciones unilaterales, que en la mayoría de los casos son desatendidas y causan malestar social. Ha faltado que los servidores públicos realmente actúen con empatía: Hay ciudadanos que no pueden darse el lujo de no trabajar, ya que ello les implicaría falta de recursos para alimentarse.

Pero también es necesario que se dialogue con aquellos que desconfían de las imposiciones, para que dimensionen lo que pasa. Se requiere de una estrategia de comunicación en la que los organismos intermedios juegan un papel importante para bajar la información que convenza a los jefes de familia, que a su vez tendrían que persuadir a los suyos a cumplir con los protocolos sanitarios.

A los emprendedores que son obligados a cerrar sus negocios, familiares en su mayoría, y de los que depende el sustento diario, si ya no se les apoyó con financiamientos para que sobrevivan, hay otros instrumentos con los que se les puede auxiliar, pero pareciera que las autoridades no quieren o están medio “aletargados” con los proyectos políticos.

Por ejemplo, pueden darse plazos flexibles en los pagos de impuestos y servicios, como el ISN, IMSS, Infonavit, agua potable, electricidad, de acuerdo a condiciones económicas específicas. Pero los funcionarios no quieren batallar, y lo más fácil es sancionar y hasta aumentar la recaudación con las multas.

La Secretaría de Salud ubicó nuevamente a Durango en el semáforo rojo para las próximas 2 semanas, con lo cual las restricciones que ya se aplican desde hace 3 semanas, se alargarían hasta el 7 de diciembre. Corresponderá a las autoridades locales decidirlo. Aunque hay disminución de movilidad, los contagios no menguan y sigue alta la tasa de letalidad.

El panorama se complica ante la proximidad de las festividades decembrinas. El gobierno tendrá que actuar con determinación para cancelar las tradicionales posadas. Todo en coordinación y corresponsabilidad con la población.

La población, y menos las autoridades, pueden “doblar las manos” ante la incontenible propagación del coronavirus, hay que terminar con ese círculo vicioso de aventarse la bolita de la responsabilidad, y tratar de actuar de manera coordinada y con el ánimo corresponsable para contener los contagios, de lo contrario puede sobrevenir el desastre sanitario y económico que nadie desea.

El escenario de la pandemia es complicado, no es hora de repartir culpas, y menos con ánimos políticos. Las estrategias gubernamentales hasta ahora, no han dado los resultados deseados para disminuir los índices de contagio, mientras que una gran mayoría de la ciudadanía, ha subestimado la enfermedad del Covid 19, al hacer caso omiso de los protocolos de seguridad sanitarios.

Los más de 100 mil muertos a nivel nacional, no han influido para que los escépticos salgan de su indiferencia ante la emergencia, y se comporten a la altura de las circunstancias, cuando menos con la sana distancia, el uso del cubrebocas y lavarse las manos constantemente.

Las autoridades no han entendido que no basta con imponer restricciones unilaterales, que en la mayoría de los casos son desatendidas y causan malestar social. Ha faltado que los servidores públicos realmente actúen con empatía: Hay ciudadanos que no pueden darse el lujo de no trabajar, ya que ello les implicaría falta de recursos para alimentarse.

Pero también es necesario que se dialogue con aquellos que desconfían de las imposiciones, para que dimensionen lo que pasa. Se requiere de una estrategia de comunicación en la que los organismos intermedios juegan un papel importante para bajar la información que convenza a los jefes de familia, que a su vez tendrían que persuadir a los suyos a cumplir con los protocolos sanitarios.

A los emprendedores que son obligados a cerrar sus negocios, familiares en su mayoría, y de los que depende el sustento diario, si ya no se les apoyó con financiamientos para que sobrevivan, hay otros instrumentos con los que se les puede auxiliar, pero pareciera que las autoridades no quieren o están medio “aletargados” con los proyectos políticos.

Por ejemplo, pueden darse plazos flexibles en los pagos de impuestos y servicios, como el ISN, IMSS, Infonavit, agua potable, electricidad, de acuerdo a condiciones económicas específicas. Pero los funcionarios no quieren batallar, y lo más fácil es sancionar y hasta aumentar la recaudación con las multas.

La Secretaría de Salud ubicó nuevamente a Durango en el semáforo rojo para las próximas 2 semanas, con lo cual las restricciones que ya se aplican desde hace 3 semanas, se alargarían hasta el 7 de diciembre. Corresponderá a las autoridades locales decidirlo. Aunque hay disminución de movilidad, los contagios no menguan y sigue alta la tasa de letalidad.

El panorama se complica ante la proximidad de las festividades decembrinas. El gobierno tendrá que actuar con determinación para cancelar las tradicionales posadas. Todo en coordinación y corresponsabilidad con la población.