/ martes 8 de diciembre de 2020

Opositores a Morena sin forma ni fondo

Cobra actualidad en México la crítica de M. Weber a los partidos de la social democracia que en 1919 querían ofrecer una opción distinta de los partidos comunistas impulsados por el auge de la revolución soviética.

Cuando hay cambios políticos, frente a organizaciones solidas y auténticas se forman otras oportunistas o mercenarias.

Víctor Hugo, en sus Miserables, dice: La desgracia une hasta a los enemigos. La alianza pactada del PAN, PRI y PRD se hace sin alternativa al electorado contra el carisma de López Obrador. Éste conserva su aceptación en la opinión la mayoría y confía cobijar a los candidatos de Morena. No será como en le 2018 pero le alcanzará para conservar la mayoría en la Cámara de Diputados y ganar más de la mitad de las gubernaturas a disputarse. Hipótesis previa a los imponderables que nunca faltan en política o los que amenazan la economía. El presidente ya está en campaña electoral, que no se vea alguien con calidad política para reclamarle, no se justifica.

El gobierno Bonapartista del presidente, sustentado en su arraigo en clases populares, es facilitado por la incapacidad de los partidos que lo critican. En la 4T se permiten críticas a López Obrador, se ventilan y se corrigen parcialmente casos de corrupción de burócratas y cercanos al presidente, se han permitido renuncias a secretarios del despacho que se retiran con fuertes señalamientos al gobierno, posturas que abonan en el ánimo ciudadano. La prensa se solaza en los cuestionamientos al gobierno en eso y no se conoce de actos que violen la libertad de expresión.

Hechos que el PRIAN y el leve PRD, como a la antigüita no discuten sus fallas y siguen actuando protegiendo a sus corruptos. Es infantil creer que con esa actitud acomodaticia y oportunista de la derecha partidista, como dijera O. Paz, y del cinismo del PRI, pretendan dominar la elección.

Las alianzas son parlamentarias, a los partidos los definen sus principios e ideales, sus militantes comparten lo sustantivo, convencidos les es posible negociar temporalmente en que ceden y que negocian. Con partidarios involucrados despliegan convencimiento en simpatizantes e indecisitos, sin esas condiciones no se puede convencer a simpatizantes de un partido que voten por otro y menos cuando el voto se compraba o se cooptaba hacia el PRI con el manejo indirecto del presupuesto público. Maniobras que el PAN en los gobiernos de Martha Sahagún y Calderón, no supieron maniobrar, ganas nos les faltaron.

Sabemos con Norberto Bobbio “que aún cuando se califique de santa o grande, una alianza sigue siendo limitada en el tiempo y en sus objetivos, y sobre todo en los sujetos que la integran”. Se cuenta que los ex gobernadores panistas pidieron la alianza de su partido con PRI carrereados por Salinas de Gortari, éste aplicó el ideario del PAN.

La formalidad del PRIAN es natural, el PAN viene perdiendo militantes de ideología, quedan fieles que no aceptaran la unión, no se olvide que es un partido más de simpatizantes que de militantes, que la derecha en México en cultural no política, y a veces coincide con ellos. El PRI tiene practica en el doblés, aquí hicieron candidato a Herrera Caldera, en el país a Meade Ocaranza, los dos panistas y de derecha. Contra la marea la alianza, no es alternativa, encubren la corrupción y carece de lo elemental: Ni partidos estructurados, ni programa, ni candidatos.

Cobra actualidad en México la crítica de M. Weber a los partidos de la social democracia que en 1919 querían ofrecer una opción distinta de los partidos comunistas impulsados por el auge de la revolución soviética.

Cuando hay cambios políticos, frente a organizaciones solidas y auténticas se forman otras oportunistas o mercenarias.

Víctor Hugo, en sus Miserables, dice: La desgracia une hasta a los enemigos. La alianza pactada del PAN, PRI y PRD se hace sin alternativa al electorado contra el carisma de López Obrador. Éste conserva su aceptación en la opinión la mayoría y confía cobijar a los candidatos de Morena. No será como en le 2018 pero le alcanzará para conservar la mayoría en la Cámara de Diputados y ganar más de la mitad de las gubernaturas a disputarse. Hipótesis previa a los imponderables que nunca faltan en política o los que amenazan la economía. El presidente ya está en campaña electoral, que no se vea alguien con calidad política para reclamarle, no se justifica.

El gobierno Bonapartista del presidente, sustentado en su arraigo en clases populares, es facilitado por la incapacidad de los partidos que lo critican. En la 4T se permiten críticas a López Obrador, se ventilan y se corrigen parcialmente casos de corrupción de burócratas y cercanos al presidente, se han permitido renuncias a secretarios del despacho que se retiran con fuertes señalamientos al gobierno, posturas que abonan en el ánimo ciudadano. La prensa se solaza en los cuestionamientos al gobierno en eso y no se conoce de actos que violen la libertad de expresión.

Hechos que el PRIAN y el leve PRD, como a la antigüita no discuten sus fallas y siguen actuando protegiendo a sus corruptos. Es infantil creer que con esa actitud acomodaticia y oportunista de la derecha partidista, como dijera O. Paz, y del cinismo del PRI, pretendan dominar la elección.

Las alianzas son parlamentarias, a los partidos los definen sus principios e ideales, sus militantes comparten lo sustantivo, convencidos les es posible negociar temporalmente en que ceden y que negocian. Con partidarios involucrados despliegan convencimiento en simpatizantes e indecisitos, sin esas condiciones no se puede convencer a simpatizantes de un partido que voten por otro y menos cuando el voto se compraba o se cooptaba hacia el PRI con el manejo indirecto del presupuesto público. Maniobras que el PAN en los gobiernos de Martha Sahagún y Calderón, no supieron maniobrar, ganas nos les faltaron.

Sabemos con Norberto Bobbio “que aún cuando se califique de santa o grande, una alianza sigue siendo limitada en el tiempo y en sus objetivos, y sobre todo en los sujetos que la integran”. Se cuenta que los ex gobernadores panistas pidieron la alianza de su partido con PRI carrereados por Salinas de Gortari, éste aplicó el ideario del PAN.

La formalidad del PRIAN es natural, el PAN viene perdiendo militantes de ideología, quedan fieles que no aceptaran la unión, no se olvide que es un partido más de simpatizantes que de militantes, que la derecha en México en cultural no política, y a veces coincide con ellos. El PRI tiene practica en el doblés, aquí hicieron candidato a Herrera Caldera, en el país a Meade Ocaranza, los dos panistas y de derecha. Contra la marea la alianza, no es alternativa, encubren la corrupción y carece de lo elemental: Ni partidos estructurados, ni programa, ni candidatos.

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