Incertidumbres y certezas
La experiencia indica que el mercado interno antes que dinero, necesita una oferta más flexible, más creadora, más atenta a las necesidades de un ambiente de pobreza.- Gabriel Zaid; El progreso improductivo
Se habló demasiado de los primeros 100 días del gobierno de López Obrador. Un ritual costoso en publicidad de los gobiernos y el aparato priista para adular al presidente y resaltar algunos programas del asistencialismo oficial, que cada sexenio cambiada de nombre, Solidaridad, Oportunidades, etc.
En el lapso del gobierno de la cuarta transformación, ha modificado las relaciones con la prensa escrita y la televisión. Se adoptaron medidas plausibles de austeridad, de transparencia en información. Se fijó una postura propia ante banca internacional y las calificadoras que adoctrinaron a los gobiernos tecnócratas postulados por el PRI y el PAN. Los tecnócratas y su gobernanza -término rechazado por estudiosos de la economía política y de la lengua- creen que el gobierno es una máquina y que la sociedad obedece a reflejos condicionados.
Los excesos de Peña Nieto y los actuales gobernadores en corrupción, prepotencia y mediocridad, no deben confundirse en méritos de López Obrador. No se desdeña su decisión de responder al clamor absoluto de queja y castigo a la corrupción. Muchas corruptelas que el mismo presidente señala, nada más señala, en sus conferencias mañaneras anida en la opinión pública molestia por la falta de consecuencia en la ley que él juró cumplir y hacer cumplir. La historia enseña que las trasformaciones empiezan con limitaciones porque falta el pan, y si no hay pan hay que hacer circo, darle respuesta a la población en justica contra ladrones del erario. De los héroes de la 4 transformación sólo Francisco I. Madero perdonó a militares a los porfiristas, y así le fue.
Se polarizan las opiniones sobre los programas de entrega directa de dinero, se juzgan clientelares y que no ayudan al crecimiento porque el problema del país es de oferta accesible que de demanda. Que los beneficiarios si compraran ropa y alimentos de poca calidad y sin precios accesibles.
La inversión federal se concentrará en el Tren Maya o refinerías y se dice que empleará mano obra local e insumos de la región y participarán inversionistas locales. Se tilda medida de control político, que es inevitable, que lo que debe hacerse al parejo es la creación de medios de producción o bienes de capital intermedio que faciliten el trabajo industrial y la capitalización en zonas de subdesarrollo. Son condiciones que pueden complementarse con importaciones de maquinaria para no con en poca producción y mayores importaciones.
En los extremos nos amenazan la disyuntiva de la sociedad del conocimiento de alta productividad e intercambio, y las políticas patrimonialistas y subsidiadas. Nada más países de sólida capacidad industrial y productividad pueden sostener economías nacionalistas.
Irma Sandoval, secretaria de la Función Pública declaró que López Obrador es el Estado, y le asiste algo de razón. En la historia han existido gobiernos de excepción o bonapartista. La popularidad y el genio de Napoleón le permitió gobernar Francia después de la Revolución sin compromiso con clases social alguna, sin los militares, la aristocracia, los artesanos o campesinos.
Fue un Estado y gobierno transitorio porque ningún gobierno puede hacerlo sin el apoyo y correspondencia con la clase social dominante. López Obrador se desenvuelve casi igual, porque resulta que nuestra democracia y sus partidos eran burócratas como las televisoras y los sacerdotes católicos, alejados del sentir de la población.
Que los grupos de presión y factores de poder, por el subdesarrollo social, subdesarrollo en toda su extensión, dependen del erario o socios extranjeros. López Mateos se acercó a esa figura de gobierno transitorio y de excepción. La democracia presumida resultó una caricatura, lo mismo que las instituciones autónomas por ley hoy vilipendiadas.
P.D. El doctor Enríquez hizo gala de ubicuidad en política con malos resultados, inexperiencia al ignorar la tradición del PAN y su residuo ideológico, de no medir los vaivenes y la conformación de Morena. Una perla de esa política del escopetazo, es que Claudio Herrera Noriega por su formación artística está relacionado a nivel internacional en el medio. Pues ahora lo desplaza Víctor Hugo Castañeda, jefe de relaciones internacionales del Ayuntamiento, sí, leyó usted bien: Internacionales. A Castañeda lo distingue la retórica y es rimbombante, qué tal si con ese cargo contribuye a un arreglo entre Maduro y Guaidó en Venezuela. Digo.
