Errores disfrazados de principios
Más por interés de la oposición que por publicidad de López Obrador y su empleado Mario Delgado, conocimos de la elección interna de Morena, accidentada, con acarreo y vicios del viejo PRI, al estribillo presidencial de que “no somos iguales”, los hechos lo contradicen.
Morena no funciona como partido, sin ruta ni mapa orgánico, sin estructura territorial, sin doctrina, sin proyecto económico e ideología.
Como dice el sociólogo y economista Gustavo Gordillo, practica tres reglas heredadas del PRI: El dedazo, el madruguete y el ninguneo. La autodefinición de movimiento social es un eufemismo. Morena se formó afiliando miembros indiscriminadamente y ajenos a la causa, y no hay doctrina ni ideario político, el jefe lo es todo. De la consulta para juzgar expresidentes, a la revocación del mandato donde fue figura principal, por el maximalismo, sin recuperación económica y la violencia fuera de control, el presidente con su estilo pintoresco ha reducido su popularidad.
Inició con mucha popularidad-muy distinto es el carisma- dirige mensajes a masas y sectores populares, y tenía más eco ironizando con las apariencias del presidencialismo del PRIAN y hacia mofa de prejuicios públicos. Su auditorio por condición socioeconómica no es susceptible convicciones firmes, la mayoría de los necesitados piensa en el gasto del día siguiente. Esa dificultad de concientizar demandas populares fue analizada por C. Marx y F, Engels en el 18 de Brumario de Luis Bonaparte y en la Lucha de Clases en Francia, respectivamente, denominando la acción de masas como ejércitos decembristas.
Que el presidente no cuente con una masa crítica de apoyo ideológico y de trabajo debe preocuparnos a todos. Su aparato es predominante, y sin embargo se le puede objetar no dar certeza de visualizar el horizonte de problemas y estar en esa tesitura. La oposición tampoco, las dirigencias partidistas son burócratas acomodaticios y oportunista, dijera Octavio Paz. Ninguno de los dos bandos da seguridad de mantener la gobernabilidad en caso de problemas que pueden agudizarse en la carrera de la sucesión del 2024.
El presidente perdió años en capacitar a sus seguidores en planes de investigación en ciencia y tecnología, de imponer ideas-fuerza que borren la simulación, meritocracia y despilfarro de las universidades públicas, que ya vimos que en la pandemia se evidenciaron sin investigación en química cuántica para elaborar vacunas.
No hay partidarios con vocación para idealizar fabricar maquinaria agrícola, insumos-Fertilizantes de calidad, abonos, plaguicidas, riego computarizado y asistencia satelital. Que exijan elevar en 400% la producción de trigo, arroz, maíz, o leche en polvo para aligerar nuestra dependencia. El campo es el talón de Aquiles de México, si no hay alimentos suficientes y baratos el salario no rinde. Personalmente creo en los fines de López Obrador, de lo que dudo son de los medios para lograrlo, sólo en ciencia y tecnología necesitamos dos siglos para nivelarnos.
Falta mística de trabajo en la burocracia, el magisterio, las clases medias, nuestra tarea es ser demócratas para ser productivos.
A propósito, Lázaro Cárdenas, con un gobierno débil frente a una derecha fuerte y un clero político chantajista y absoluto, con su reparto agrario a fondo hizo justicia y abrió el mercado interno, entregando armas a los ejidos para defender sus tierras. Cuando los empresarios de Monterrey cerraron fabricas por su política social y de base a la industria nacional, y por la reforma socialista al art, 3 constitucional, Cárdenas, que tenía carisma por sus directrices políticas, se trasladó a Monterrey con varios ejércitos y convoca a los trabajadores a redoblar esfuerzos.
En 4 meses las fábricas produjeron más que con sus dueños, los empresarios regresaron a dirigir sus empresas.