/ domingo 20 de enero de 2019

Sigue en entredicho liderazgo de Alfonso Cepeda en el SNTE

Por si algo le faltara a esta etapa crítica que vive el país, la complementarían las declaraciones que sin ambages ni tibiezas, vertiera el propio Secretario de Educación el día 17 de enero del presente año, bajo la advertencia siguiente:

SEP respetará el posible regreso de la maestra Elba Esther Gordillo Morales. Dicho encabezado lo porta en sus principales páginas el periódico Excélsior, esbozado nada menos que por el titular de la Secretaría de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, quien en un estilo poco común y contundente, aseguró que la maestra cuenta con todos los derechos legales y políticos para contender por la dirigencia nacional del sindicato de maestros.

Además, sostuvo que en su administración de la SEP no sólo tendrá relación con el SNTE, sino con los más de ochenta sindicatos de maestros que hay en el país. Inclusión que rompe tajantemente con el monopolio voraz que controla y manipula el gremio magisterial. Dando por hecho que se acabarán las preferencias y privilegios mal habidos de los líderes charros, acostumbrados no sólo a tenerlos, sino a compartirlos con sus amigos y familiares.

Agregando además, que esperaba que la elección que surgiera en el SNTE fuera democrática. Dando a entender que la convocatoria para dicho evento está muy próxima y si no cumple con dicho requisito, las consecuencias pueden ser nefastas para quienes acostumbran manipular la democracia bajo el pretexto de la autonomía.

Dichas declaraciones fueron un tanto lacónicas, pero muy precisas y sin desperdicio en torno a la posición que guarda y presume Alfonso Cepeda, ya que él se ha declarado electo legítimamente por un remedo de elección, donde un puñado de incondicionales lo votó en el mes de noviembre, bajo un proceso amañado, a manera de madruguete que a todas luces contraviene la intención del nuevo gobierno, la de sacudir los cochineros sindicales y aplicar la voluntad universal de todos los agremiados, que han sido entregados por un profesional de Judas, que pretende prolongar sus oficios de traidor, aclamando al presidente la misericordia que nunca tuvo con aquellos que él y Juan condujeron al patíbulo.

Esas son las contradicciones que posan en el nopal de nuestros prejuicios dejándonos exangües. ¿Cómo pueden líderes venales producir algo de valía? Si son capaces de trocar su dignidad por mendrugos de poder. Si uno los encuentra vendiendo los derechos de los agremiados y mendigando las treinta monedas a cambio.

¿Cómo es posible que responsabilidades tan delicadas cubran la investidura de malandrines? ¿Cómo es posible que merezcan respeto individuos que viven entre las cacofonías de los aduladores, la mezquindad de los colegas y el aprecio de las conciencias frívolas?

Las respuestas a dichas cuestiones no tienen vuelta de hoja, y sin duda, son los manjares que disfrutan. Por eso tales declaraciones han cimbrado el ánimo de los charros sindicales y puesto en entredicho el liderazgo de Alfonso Cepeda, ya que éste ha pretendido sorprender a propios y extraños con aquella expresión vulgar: “Lo caído, caído”, sentencia que identifica y caracteriza a los tramposos, que sin dificultades aprendieron la máxima de Felipe Calderón: Gané “haiga sido como haiga sido”.

Pero dichos artilugios poco se mantienen en la falacia temporal, donde impera el logro de los fines sin importar los medios. De ahí que Cepeda sostenga que él llegó primero, y ahora ilusamente piense que el 2024 es la tabla de salvación, que por seis años le ayudará a cruzar el pantano de aguas sucias, que Juan y él han revuelto, para confundir a la opinión pública, sobre una legitimidad y un plazo que no corresponden a las exigencias de los nuevos tiempos.

Tiempos que exigen “No mentir, no robar, no traicionar”. Filtros que no ha pasado Alfonso Cepeda. Y es una aberración que ahora quiera colarse a la política del actual presidente, quien por mera cortesía lo ha recibido, pero no le ha enviado ninguna señal que legitime su deseo de permanencia, en esa organización cuyas mañas alfonsinas no convencen a quien pretende limpiarla.

Y no va a cambiar de opinión, pese a la estrategia servil y rodillera que ha recibido de Alfonso Cepeda, quien hasta ahora no ha escatimado en granjear rastreramente la gracia presidencial, bajo la cantaleta institucional, de que “el SNTE siempre ha estado con el presidente”, sin importar las condiciones en que sacrifique a las ovejas, de cuya evidencia da cuenta la experiencia pasada, donde la conducción del magisterio al matadero no tuvo un ápice de consideración, pero si grandes cantidades de dinero para sus tratantes.

Después de esa página negra que obligaron a los maestros a escribir con tinta de su propia dignidad. Ahora retoman su defensa pero no de aquellos que los vilipendiaron, sino de la víctima que los defendió; de la víctima que no se doblegó y que muy caro tuvo que pagar la osadía de no hacerlo; la víctima que rechazó las treinta monedas, cuyo sonido sedujo a Juan a recogerlas y las desquitó empuñando la daga envenenada y clavarla en el pecho abierto de los trabajadores de la educación.

Eso es lo que aprendió a hacer muy bien Alfonso Cepeda, y no duda ni tantito en ofrecerle al presidente dichos oficios a cambio de su permanencia fraudulenta en el poder, que sólo bastó que su padre putativo como cheque en blanco se lo endosara y que el beneficiario en cantidad y plazo pusiera los números que le convinieran. De ahí el año 2024, fecha que dispuso para que hasta entonces caducara dicho documento, sin suscribir los riesgos de la inequidad democrática que la operación implicaba.

Regla que no estaba y de encontrarse tal vez se hallaba con letra chiquita. Pero para obviar tiempos y despejar cualquier duda, ahí están con letra grande y una sintaxis perfecta, las declaraciones del Secretario de Educación, donde le marcan al portador del cheque, que la fecha de caducidad adolece de un error garrafal, dado que su beneficiario puso el plazo a escondidas de los dueños de la propiedad sindical.

De ahí que el ajuste de cuentas no se tarde, ya que la advertencia del Secretario de Educación va encaminada a exigir que la mafia empoderada del SNTE, haga entrega inmediata de la organización a sus dueños legítimos y que su custodia pase a quien sea garantía de su defensa bajo un proceso limpio y democrático, donde el INE sea el responsable de su organización.

La suerte está echada y el magisterio debe cobrar la afrenta. Hacer valer su voto y enfrentar a aquellos que osen manipularlo a favor de sus verdugos. Aquellos que durante seis años los olvidaron y permitieron que los pisotearan y ahora disfrazados de corderos intentan recuperar la confianza de las ovejas que desafortunadamente muchas no escarmientan, porque gozan cuando la fiera les cobra por atacarlas.

Por si algo le faltara a esta etapa crítica que vive el país, la complementarían las declaraciones que sin ambages ni tibiezas, vertiera el propio Secretario de Educación el día 17 de enero del presente año, bajo la advertencia siguiente:

SEP respetará el posible regreso de la maestra Elba Esther Gordillo Morales. Dicho encabezado lo porta en sus principales páginas el periódico Excélsior, esbozado nada menos que por el titular de la Secretaría de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, quien en un estilo poco común y contundente, aseguró que la maestra cuenta con todos los derechos legales y políticos para contender por la dirigencia nacional del sindicato de maestros.

Además, sostuvo que en su administración de la SEP no sólo tendrá relación con el SNTE, sino con los más de ochenta sindicatos de maestros que hay en el país. Inclusión que rompe tajantemente con el monopolio voraz que controla y manipula el gremio magisterial. Dando por hecho que se acabarán las preferencias y privilegios mal habidos de los líderes charros, acostumbrados no sólo a tenerlos, sino a compartirlos con sus amigos y familiares.

Agregando además, que esperaba que la elección que surgiera en el SNTE fuera democrática. Dando a entender que la convocatoria para dicho evento está muy próxima y si no cumple con dicho requisito, las consecuencias pueden ser nefastas para quienes acostumbran manipular la democracia bajo el pretexto de la autonomía.

Dichas declaraciones fueron un tanto lacónicas, pero muy precisas y sin desperdicio en torno a la posición que guarda y presume Alfonso Cepeda, ya que él se ha declarado electo legítimamente por un remedo de elección, donde un puñado de incondicionales lo votó en el mes de noviembre, bajo un proceso amañado, a manera de madruguete que a todas luces contraviene la intención del nuevo gobierno, la de sacudir los cochineros sindicales y aplicar la voluntad universal de todos los agremiados, que han sido entregados por un profesional de Judas, que pretende prolongar sus oficios de traidor, aclamando al presidente la misericordia que nunca tuvo con aquellos que él y Juan condujeron al patíbulo.

Esas son las contradicciones que posan en el nopal de nuestros prejuicios dejándonos exangües. ¿Cómo pueden líderes venales producir algo de valía? Si son capaces de trocar su dignidad por mendrugos de poder. Si uno los encuentra vendiendo los derechos de los agremiados y mendigando las treinta monedas a cambio.

¿Cómo es posible que responsabilidades tan delicadas cubran la investidura de malandrines? ¿Cómo es posible que merezcan respeto individuos que viven entre las cacofonías de los aduladores, la mezquindad de los colegas y el aprecio de las conciencias frívolas?

Las respuestas a dichas cuestiones no tienen vuelta de hoja, y sin duda, son los manjares que disfrutan. Por eso tales declaraciones han cimbrado el ánimo de los charros sindicales y puesto en entredicho el liderazgo de Alfonso Cepeda, ya que éste ha pretendido sorprender a propios y extraños con aquella expresión vulgar: “Lo caído, caído”, sentencia que identifica y caracteriza a los tramposos, que sin dificultades aprendieron la máxima de Felipe Calderón: Gané “haiga sido como haiga sido”.

Pero dichos artilugios poco se mantienen en la falacia temporal, donde impera el logro de los fines sin importar los medios. De ahí que Cepeda sostenga que él llegó primero, y ahora ilusamente piense que el 2024 es la tabla de salvación, que por seis años le ayudará a cruzar el pantano de aguas sucias, que Juan y él han revuelto, para confundir a la opinión pública, sobre una legitimidad y un plazo que no corresponden a las exigencias de los nuevos tiempos.

Tiempos que exigen “No mentir, no robar, no traicionar”. Filtros que no ha pasado Alfonso Cepeda. Y es una aberración que ahora quiera colarse a la política del actual presidente, quien por mera cortesía lo ha recibido, pero no le ha enviado ninguna señal que legitime su deseo de permanencia, en esa organización cuyas mañas alfonsinas no convencen a quien pretende limpiarla.

Y no va a cambiar de opinión, pese a la estrategia servil y rodillera que ha recibido de Alfonso Cepeda, quien hasta ahora no ha escatimado en granjear rastreramente la gracia presidencial, bajo la cantaleta institucional, de que “el SNTE siempre ha estado con el presidente”, sin importar las condiciones en que sacrifique a las ovejas, de cuya evidencia da cuenta la experiencia pasada, donde la conducción del magisterio al matadero no tuvo un ápice de consideración, pero si grandes cantidades de dinero para sus tratantes.

Después de esa página negra que obligaron a los maestros a escribir con tinta de su propia dignidad. Ahora retoman su defensa pero no de aquellos que los vilipendiaron, sino de la víctima que los defendió; de la víctima que no se doblegó y que muy caro tuvo que pagar la osadía de no hacerlo; la víctima que rechazó las treinta monedas, cuyo sonido sedujo a Juan a recogerlas y las desquitó empuñando la daga envenenada y clavarla en el pecho abierto de los trabajadores de la educación.

Eso es lo que aprendió a hacer muy bien Alfonso Cepeda, y no duda ni tantito en ofrecerle al presidente dichos oficios a cambio de su permanencia fraudulenta en el poder, que sólo bastó que su padre putativo como cheque en blanco se lo endosara y que el beneficiario en cantidad y plazo pusiera los números que le convinieran. De ahí el año 2024, fecha que dispuso para que hasta entonces caducara dicho documento, sin suscribir los riesgos de la inequidad democrática que la operación implicaba.

Regla que no estaba y de encontrarse tal vez se hallaba con letra chiquita. Pero para obviar tiempos y despejar cualquier duda, ahí están con letra grande y una sintaxis perfecta, las declaraciones del Secretario de Educación, donde le marcan al portador del cheque, que la fecha de caducidad adolece de un error garrafal, dado que su beneficiario puso el plazo a escondidas de los dueños de la propiedad sindical.

De ahí que el ajuste de cuentas no se tarde, ya que la advertencia del Secretario de Educación va encaminada a exigir que la mafia empoderada del SNTE, haga entrega inmediata de la organización a sus dueños legítimos y que su custodia pase a quien sea garantía de su defensa bajo un proceso limpio y democrático, donde el INE sea el responsable de su organización.

La suerte está echada y el magisterio debe cobrar la afrenta. Hacer valer su voto y enfrentar a aquellos que osen manipularlo a favor de sus verdugos. Aquellos que durante seis años los olvidaron y permitieron que los pisotearan y ahora disfrazados de corderos intentan recuperar la confianza de las ovejas que desafortunadamente muchas no escarmientan, porque gozan cuando la fiera les cobra por atacarlas.