/ lunes 27 de diciembre de 2021

Sucedió lo que ya se esperaba

No es ninguna novedad, observar los acontecimientos de inconformidad que se están dando alrededor de la candidatura de Marina Vitela, por considerarla una pieza impuesta por encima de los resultados que arrojaron las encuestas.

Ese es un punto que yo no podría discutir dado que desconozco cuál fue el mecanismo para que el principio de la equidad de género rebasara dichos resultados. Pero al margen de todas las especulaciones lo cierto es, que todo lo que se esperaba, antes de que Rubén Cárdenas anunciara la venida del niño, sus llantos ya se escuchaban.

Es muy fácil opinar sobre las pasiones de los demás y muy difícil aceptar lo que a matacaballo nos quieren imponer. Porque en el caso que nos ocupa, entendemos que desde un principio tal vez las reglas no eran claras y los riesgos eran inminentes para todos los que le entraron a ese juego, que una vez que los árbitros muestran los resultados, inconforma y conlleva a la rebelión de aquellos que no aceptan.

Dicha película ya la conocemos y su final es la despedida de las estrellas que se van, porque no les dieron el estelar, sumándose dicho precedente a los muchos que Morena ha sabido consecuentar, a sabiendas del desprestigio que le causan los asiduos al poder y que no vacilan en llevarse entre las espuelas, a aquellos que no les cumplieron el capricho de treparlos al caballo que deseaban.

Con las manifestaciones de descontento, los inconformes provocan reacciones encontradas. Con sus inminentes éxodos producen posiciones polarizadas. Las minorías les aplauden por su protagonismo; pero las mayorías les apedrean por su oportunismo: Se les carga en hombros por defender su proyecto individual; pero se les golpea por desafiar el interés general.

De ahí que resulte intrascendente el carro bomba con que amenazan destruir lo que Morena con Marina ha construido, porque es el mismo con que piensan levantarse en otro terreno. O dicho más claro: cerrarán la puerta de su casa para intentar abrir la de la ajena, salvo que le apuesten a calar su llave a la intemperie de la independencia, donde el ridículo es el infalible seguidor.

Así que lo que estamos viendo no era predecible, sino un hecho que sin anunciarse ya estaba dado, porque sus actores son muy obvios y no es la primera vez que los vemos protestando contra las instituciones, porque sus caprichos no son satisfechos a la medida de sus deseos.

Quienes no aceptan el desenlace de los acontecimientos lo hacen por distintos motivos: resentimiento o frustración, oportunismo o rencor, envida o avaricia, compromiso ante sus seguidores o deseo de echar abajo una candidatura tramposa e imponer la suya por impoluta. Pero a final de cuentas el resultado es el mismo, porque exhiben al partido al cual ayer juraron quererlo y 24 horas después su desprecio es manifiesto por no imponer su ley de: “llegando y tumbando caña”,

En su desesperación por perder lo que ya tenían en la bolsa, los transforma de cuerpo entero y no tienen recato al ofrecer un vistazo crítico a lo que ocurre tras bambalinas e invitan a sus seguidores a que odien lo que ahí ocurre. Pintan un retrato frontal de las decisiones que se toman mal y a ellos no les favorece.

Conocemos los alcances de los que hoy se rebelan; pero su audacia no alcanzará para llevarse el penacho a la testa con las pocas plumas que le arranquen a la polla, a la que denuestan porque se montó en una candidatura a la que no tenía derecho.

Sin duda que a la presunta candidata las cosas se le complicarán, pero más a los que le apuestan a que eso suceda, porque sus opciones están muy agotadas, ya que la cobija que pudieran ofrecerle a sus seguidores está muy desgastada por los tirones que ha sufrido cuando intentaron acurrucarse bajo los tufos del PRIAN.

No es ninguna novedad, observar los acontecimientos de inconformidad que se están dando alrededor de la candidatura de Marina Vitela, por considerarla una pieza impuesta por encima de los resultados que arrojaron las encuestas.

Ese es un punto que yo no podría discutir dado que desconozco cuál fue el mecanismo para que el principio de la equidad de género rebasara dichos resultados. Pero al margen de todas las especulaciones lo cierto es, que todo lo que se esperaba, antes de que Rubén Cárdenas anunciara la venida del niño, sus llantos ya se escuchaban.

Es muy fácil opinar sobre las pasiones de los demás y muy difícil aceptar lo que a matacaballo nos quieren imponer. Porque en el caso que nos ocupa, entendemos que desde un principio tal vez las reglas no eran claras y los riesgos eran inminentes para todos los que le entraron a ese juego, que una vez que los árbitros muestran los resultados, inconforma y conlleva a la rebelión de aquellos que no aceptan.

Dicha película ya la conocemos y su final es la despedida de las estrellas que se van, porque no les dieron el estelar, sumándose dicho precedente a los muchos que Morena ha sabido consecuentar, a sabiendas del desprestigio que le causan los asiduos al poder y que no vacilan en llevarse entre las espuelas, a aquellos que no les cumplieron el capricho de treparlos al caballo que deseaban.

Con las manifestaciones de descontento, los inconformes provocan reacciones encontradas. Con sus inminentes éxodos producen posiciones polarizadas. Las minorías les aplauden por su protagonismo; pero las mayorías les apedrean por su oportunismo: Se les carga en hombros por defender su proyecto individual; pero se les golpea por desafiar el interés general.

De ahí que resulte intrascendente el carro bomba con que amenazan destruir lo que Morena con Marina ha construido, porque es el mismo con que piensan levantarse en otro terreno. O dicho más claro: cerrarán la puerta de su casa para intentar abrir la de la ajena, salvo que le apuesten a calar su llave a la intemperie de la independencia, donde el ridículo es el infalible seguidor.

Así que lo que estamos viendo no era predecible, sino un hecho que sin anunciarse ya estaba dado, porque sus actores son muy obvios y no es la primera vez que los vemos protestando contra las instituciones, porque sus caprichos no son satisfechos a la medida de sus deseos.

Quienes no aceptan el desenlace de los acontecimientos lo hacen por distintos motivos: resentimiento o frustración, oportunismo o rencor, envida o avaricia, compromiso ante sus seguidores o deseo de echar abajo una candidatura tramposa e imponer la suya por impoluta. Pero a final de cuentas el resultado es el mismo, porque exhiben al partido al cual ayer juraron quererlo y 24 horas después su desprecio es manifiesto por no imponer su ley de: “llegando y tumbando caña”,

En su desesperación por perder lo que ya tenían en la bolsa, los transforma de cuerpo entero y no tienen recato al ofrecer un vistazo crítico a lo que ocurre tras bambalinas e invitan a sus seguidores a que odien lo que ahí ocurre. Pintan un retrato frontal de las decisiones que se toman mal y a ellos no les favorece.

Conocemos los alcances de los que hoy se rebelan; pero su audacia no alcanzará para llevarse el penacho a la testa con las pocas plumas que le arranquen a la polla, a la que denuestan porque se montó en una candidatura a la que no tenía derecho.

Sin duda que a la presunta candidata las cosas se le complicarán, pero más a los que le apuestan a que eso suceda, porque sus opciones están muy agotadas, ya que la cobija que pudieran ofrecerle a sus seguidores está muy desgastada por los tirones que ha sufrido cuando intentaron acurrucarse bajo los tufos del PRIAN.