Desde una perspectiva diferente de la que hace gala a diario el presidente de la República
sobre la “nueva normalidad”, en Durango surge una propuesta ciudadana para la
recuperación económica, a partir de la coordinación del gobierno con las asociaciones
privadas y sociales, todo con el objetivo de generar un clima de estabilidad laboral,
seguridad y paz social.
No se trata de una ocurrencia que aflore al “botepronto” en respuesta al escenario complejo
que afecta la salud y economía de México y el mundo, y en particular a Durango, sino un
estudio elaborado por un grupo de estudiosos de las ciencias sociales y económicas,
preocupados por las repercusiones negativas de la pandemia que resienten los duranguenses
desde ahora.
“Entendamos que este es un bache, no un precipicio”, es el lema (autoría del doctor Jaime
Parada), de la propuesta “Futuro Durango”, cuya construcción tiene los cimientos en foros
y encuentros virtuales con especialistas y representantes de 47 organismos sociales,
laborales y de la Iniciativa Privada. Destaca la participación de los “webinars”, Rogelio
Garza, Roberto Martínez y Enrique de la Madrid.
Con la reflexión de que “estamos solos, de que hay una nueva conciencia social y
ecológica, pero con la idea de salir adelante”, el grupo de consultores diseñó las estrategias
a ejecutar para que en Durango se recupere la actividad económica, que ya desde ahora
quedó desmantelada a causa de los efectos de la epidemia mundial del Covid-19.
Mientras que a nivel nacional, el “jefe de la nación” no esconde su animadversión por los
grandes empresarios y las proyecciones económicas que contradigan sus pronósticos
iniciales de crecimiento y bienestar, en Durango hay confianza en la gobernanza que se
aplica para la instrumentación de las políticas y prestaciones de servicio.
Se trata de un estudio que enarbola como premisas fundamentales, la protección de la vida
y las fuentes de empleo; renovar la conciencia social; que haya disposición para aprender
del proceso; reconocer una realidad económica diferente y sobre todo que haya solidaridad
y colaboración de todos los sectores.
Es un documento que identifica los sectores y plazos en que paulatinamente podrían llevar
a cabo su respectiva recuperación económica, a partir de que existan los factores que
distingan a la nueva normalidad, entre los que señalan: que la distancia este de vuelta; que
haya resiliencia y eficiencia; una economía sin contacto; mayor intervención del gobierno;
que exista más escrutinio público para los negocios y que se haya dado un cambio
estructural en la industria.
El proyecto prevé una recuperación en forma de “V”, gradual, progresiva y focalizada, de
entre 6 a 18 meses, de los sectores automotriz, aeroespacial y metalmecánico, y de entre 6 a
24 meses, en forma de “U”, a restaurantes, hoteles, comercio y servicios. Mientras que por
regiones sería de 24 a 36 meses, pero en forma de “W”, que significa doble declive.
Las perspectivas están fundamentadas en la pérdida de los espacios laborales y fuentes de
empleo, a consecuencia de la contingencia sanitaria, a partir de marzo en que inicia a
percibirse el impacto. Según el estudio, desaparecieron 4 mil 953 generadoras de ocupación
formal, que significa 5 veces más que lo que sucedió en 2019.
La industria de la construcción es la más afectada con 2 mil 436 empleos perdidos, con mil
63 en servicios, de la transformación 1429, y el resto se distribuye en el comercio,
transporte y comunicaciones, eléctrica, extractivas y el sector primario, según los datos que
se aportan.
Se propone que haya una participación ciudadana orientada a resultados, que se desarrolle
la capacidad institucional y ciudadana, de adaptación a la nueva realidad, conocer y reducir
riesgos, que se incentive la conciencia pública. Y asegurarse de que las medidas para
revitalizar la economía no socaven las legítimas preocupaciones ambientales.
En uno de los 5 ejes estratégicos que incluye la propuesta, se pronuncia por garantizar a las
empresas condiciones de libertad, certeza jurídica y confianza para su permanencia y
desarrollo. “La consolidación de un ecosistema de emprendimiento que incentive el
surgimiento de una nueva generación de empresarios”, establece.
Se trata de llevar a Durango “a la consolidación de un nuevo modelo económico que
fortalezca y potencialice sus sectores tradicionales, y nos conecte con las tendencias del
mercado y nos permita construir alianzas estratégicas”.
El trabajo en que participaron especialistas de la talla de Jaime Parada, Adrián Gallardo y
Oliver Torres, contempla formar capital humano con altos estándares de calidad y que
responda a las necesidades de la nueva economía.
Contiene 3 ejes transversales, 5 estratégicos, 10 líneas de acción y 45 acciones, programas
y proyectos, lleva la ruta de la gestión y planificación, la ejecución y desarrollo de
programas, con el seguimiento y evaluación. Se buscará la empatía de las autoridades con
el fin de que encabecen la puesta en práctica de lo que se propone.