/ lunes 8 de febrero de 2021

Todo lo que va es PRIAN con los mismos

El título del presente artículo, es un simple parafraseo de la expresión que se refiere a aquellos que ascienden al poder y que no los marca ninguna diferencia con respecto a los que sustituyen. De ahí el origen de la muy conocida y desgastada frase: “Es pan con lo mismo”

Pero ahora en el caso del Prian hay que observar no el uso, sino el abuso de que hicieron víctimas a sus siglas en la designación de candidaturas, donde figuran los mismos, con la variante de que ahora a la gata no la revolcaron, pero la atendieron con la cuchara grande, donde sus comensales fueron servidos en la primera mesa, cuyos invitados fueron amigos íntimos y familiares del primer orden.

Hablaban de un Prian nuevo y mejorado y hasta ahora me cayó el veinte, de que efectivamente tenían razón, porque en ese proceso del reparto reciclaron los despojos de los dinosaurios indeseables, los cuales matizaron con aquellos que no sólo conservan la especie, sino la superan en las malas artes de cuya genética hacen gala y ostentación.

El apetito fue tan desmedido que dejaron fuera a Carlos Salinas, a Diego Fernández de Cevallos, Felipe Calderón y Vicente Fox, cuyas luminarias no les hubiera importado bajar de canónigos a perreros, con tal de demostrar a los electores que al Prian le sobran ganas y a los dinosaurios deseos de regresar al paraíso del presupuesto, del que sólo uno cobrará a través de su consorte.

Con dichas candidaturas la oposición ya siente el triunfo en la bolsa, aunque las encuestas no dicen eso. Pero concedámosles el beneficio de la duda, sin dejar de cuestionar la forma tan graciosa y generosa en que se las adjudicaron, aquellos que han hecho de la política un negocio y que en momentos tan difíciles enseñan las mismas caras y las largas uñas que los hicieron perder.

Pero ahora veamos lo que sucedió aquí en Durango, donde el esquema no varió, ya que los mandamases impusieron la agenda, pero llevó mano el del PRI y sus socios del PAN como anfitriones tuvieron que aceptar, ya que al invitado había que concederle lo que exigiera. De ahí que tuvieron que conformarse con ser plato de segunda mesa y quedarse con apetito, ante la obligada esplendidez que las circunstancias requerían.

De ahí que el ex gobernador se la está jugando en serio y arropar al mandamás en turno no es poca cosa. Por eso la cuestión parte de que si ahora podrá resucitar al PRI o llevarlo a su perdición total? Esa es la pregunta que al mismo tiempo se hacen quienes le aman y quienes le odian. Porque nadie ignora que él está metido en el PT, PRD y MC lo que consideran éxito sin garantía.

Hoy la fuerza del PRI no está en las dirigencias ni en las estructuras, sino en la pantalla de las siglas y el colmillo retorcido de quien usa los viejos modos, las viejas maneras y la vida que en grande a pocos benefició. Ese triunvirato de colores desprestigiados augura su restauración, a la que el gobernador y ex gobernador quieren rescatar de la intemperie y orfandad presupuestal.

Y así, utilizando todos los medios a su alcance, según los críticos de oficio, la jugada del ex gobernador le ha permitido a él y a su vástago el camino a la reelección. De ahí que sobren los aplausos a su muy peculiar estilo de obtener las cosas y ahora por partida doble en su caso muy particular.

Después de todo lo que ha pasado y que ya pocos apostaban por él, hace apenas un año habría sido difícil predecir que el experimentado político se convirtiera en el actor principal de la coalición “Durango va” donde él opera la nave y su socio le limpia las gafas.

Hoy nadie sabe si esto funcionará, si el enojo contra la 4t será suficiente para ganarle, si la ventaja de uno sobre el otro será la salvación del PRIAN o la derrota. Nadie sabe si ser un gandalla al estilo PRI es más electoralmente viable que ser un comodino al estilo PAN. Nadie sabe si el interés del fenómeno priista es realmente seguro y exitoso o sólo una repetición de la alianza PAN PRD, donde el primero inhibe la confianza y el segundo asoma al precipicio de su extinción.

El título del presente artículo, es un simple parafraseo de la expresión que se refiere a aquellos que ascienden al poder y que no los marca ninguna diferencia con respecto a los que sustituyen. De ahí el origen de la muy conocida y desgastada frase: “Es pan con lo mismo”

Pero ahora en el caso del Prian hay que observar no el uso, sino el abuso de que hicieron víctimas a sus siglas en la designación de candidaturas, donde figuran los mismos, con la variante de que ahora a la gata no la revolcaron, pero la atendieron con la cuchara grande, donde sus comensales fueron servidos en la primera mesa, cuyos invitados fueron amigos íntimos y familiares del primer orden.

Hablaban de un Prian nuevo y mejorado y hasta ahora me cayó el veinte, de que efectivamente tenían razón, porque en ese proceso del reparto reciclaron los despojos de los dinosaurios indeseables, los cuales matizaron con aquellos que no sólo conservan la especie, sino la superan en las malas artes de cuya genética hacen gala y ostentación.

El apetito fue tan desmedido que dejaron fuera a Carlos Salinas, a Diego Fernández de Cevallos, Felipe Calderón y Vicente Fox, cuyas luminarias no les hubiera importado bajar de canónigos a perreros, con tal de demostrar a los electores que al Prian le sobran ganas y a los dinosaurios deseos de regresar al paraíso del presupuesto, del que sólo uno cobrará a través de su consorte.

Con dichas candidaturas la oposición ya siente el triunfo en la bolsa, aunque las encuestas no dicen eso. Pero concedámosles el beneficio de la duda, sin dejar de cuestionar la forma tan graciosa y generosa en que se las adjudicaron, aquellos que han hecho de la política un negocio y que en momentos tan difíciles enseñan las mismas caras y las largas uñas que los hicieron perder.

Pero ahora veamos lo que sucedió aquí en Durango, donde el esquema no varió, ya que los mandamases impusieron la agenda, pero llevó mano el del PRI y sus socios del PAN como anfitriones tuvieron que aceptar, ya que al invitado había que concederle lo que exigiera. De ahí que tuvieron que conformarse con ser plato de segunda mesa y quedarse con apetito, ante la obligada esplendidez que las circunstancias requerían.

De ahí que el ex gobernador se la está jugando en serio y arropar al mandamás en turno no es poca cosa. Por eso la cuestión parte de que si ahora podrá resucitar al PRI o llevarlo a su perdición total? Esa es la pregunta que al mismo tiempo se hacen quienes le aman y quienes le odian. Porque nadie ignora que él está metido en el PT, PRD y MC lo que consideran éxito sin garantía.

Hoy la fuerza del PRI no está en las dirigencias ni en las estructuras, sino en la pantalla de las siglas y el colmillo retorcido de quien usa los viejos modos, las viejas maneras y la vida que en grande a pocos benefició. Ese triunvirato de colores desprestigiados augura su restauración, a la que el gobernador y ex gobernador quieren rescatar de la intemperie y orfandad presupuestal.

Y así, utilizando todos los medios a su alcance, según los críticos de oficio, la jugada del ex gobernador le ha permitido a él y a su vástago el camino a la reelección. De ahí que sobren los aplausos a su muy peculiar estilo de obtener las cosas y ahora por partida doble en su caso muy particular.

Después de todo lo que ha pasado y que ya pocos apostaban por él, hace apenas un año habría sido difícil predecir que el experimentado político se convirtiera en el actor principal de la coalición “Durango va” donde él opera la nave y su socio le limpia las gafas.

Hoy nadie sabe si esto funcionará, si el enojo contra la 4t será suficiente para ganarle, si la ventaja de uno sobre el otro será la salvación del PRIAN o la derrota. Nadie sabe si ser un gandalla al estilo PRI es más electoralmente viable que ser un comodino al estilo PAN. Nadie sabe si el interés del fenómeno priista es realmente seguro y exitoso o sólo una repetición de la alianza PAN PRD, donde el primero inhibe la confianza y el segundo asoma al precipicio de su extinción.