/ jueves 13 de agosto de 2020

Atención al trastorno de ansiedad

El trastorno de ansiedad es la enfermedad mental más común en México, se estima que en nuestro país al menos 14.3% de los ciudadanos padece trastornos de ansiedad generalizada, enfermedad de salud mental más común en el país, le sigue la depresión y adicciones, ambas en un porcentaje del 9 por ciento.

La ignorancia que prevalece en torno a estos males ha llevado a estigmatizar a quienes lo padecen, por lo que dos terceras partes de las personas que padecen enfermedades mentales piensan que su mal es producto de una debilidad de carácter y no de una enfermedad neurobiológica.

Así como existe un área de la corteza cerebral para mover ciertas partes del cuerpo, existe un área que regula las emociones, las percepciones y la estabilización de las emociones, y si estas áreas están comprometidas en el funcionamiento de los neurotransmisores, se manifiestan estos males.

Las causas son multifactoriales, pero un componente hereditario está demostrado en todas, aunque también influye la combinación de los genes de los padres y cómo se fusionen en la persona y el medio ambiente, por lo que se recomienda llevar una vida saludable que cuide el cerebro, lo que puede hacer que se retarde el mal o que, incluso, no se reúna toda la carga de factores para manifestarla.

En el continente americano, casi 7 de cada 10 personas con depresión no reciben el tratamiento que necesitan. De los trastornos de ansiedad el 50% se presentan antes de los 25 años; la depresión, la mitad lo hacen entre los 20 y los 30 y la esquizofrenia en hombres entre los 15 y los 25 y en mujeres entre los 25 y 35 años.

El trastorno bipolar y las adicciones se presentan entre los 20 y los 30 años. Las enfermedades cognitivas, degenerativas, las demencias propiamente son enfermedades del adulto mayor y se presentan después de los 55 años de edad.

Para su atención, en diciembre del 2017 se aprobaron reformas a la Ley General de Salud sobre indicadores para seguimiento y evaluación del Sistema Nacional de Salud, ya que considera que la prevención y atención de los trastornos mentales y del comportamiento del carácter prioritario, deberán iniciar en el primer nivel de atención médica.

Considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como prioridad sanitaria, económica y social, por lo que ayudarán a que las personas que sufren estos trastornos sean atendidas de forma obligatoria en el primer nivel de atención en salud.

El tratamiento de la depresión y la ansiedad tiene sentido desde el punto de vista de la salud y el bienestar, pero también lo tiene desde una perspectiva económica; la falta de acción es costosa y de acuerdo a un estudio dirigido por la OMS, bajos niveles de reconocimiento y acceso a la atención de la depresión y otros trastornos mentales comunes, como la ansiedad, resultan en una pérdida económica global de un billón de dólares cada año.

Las pérdidas son incurridas por los hogares, los empleadores y los gobiernos, ya que los hogares pierden financieramente cuando la gente no puede trabajar, los empleadores sufren cuando los empleados se vuelven menos productivos y son incapaces de trabajar, mientras que los gobiernos tienen que pagar mayores gastos de salud y bienestar.

De esta manera, la salud mental también forma parte de los esquemas que debemos atender para nuestro bienestar.

El trastorno de ansiedad es la enfermedad mental más común en México, se estima que en nuestro país al menos 14.3% de los ciudadanos padece trastornos de ansiedad generalizada, enfermedad de salud mental más común en el país, le sigue la depresión y adicciones, ambas en un porcentaje del 9 por ciento.

La ignorancia que prevalece en torno a estos males ha llevado a estigmatizar a quienes lo padecen, por lo que dos terceras partes de las personas que padecen enfermedades mentales piensan que su mal es producto de una debilidad de carácter y no de una enfermedad neurobiológica.

Así como existe un área de la corteza cerebral para mover ciertas partes del cuerpo, existe un área que regula las emociones, las percepciones y la estabilización de las emociones, y si estas áreas están comprometidas en el funcionamiento de los neurotransmisores, se manifiestan estos males.

Las causas son multifactoriales, pero un componente hereditario está demostrado en todas, aunque también influye la combinación de los genes de los padres y cómo se fusionen en la persona y el medio ambiente, por lo que se recomienda llevar una vida saludable que cuide el cerebro, lo que puede hacer que se retarde el mal o que, incluso, no se reúna toda la carga de factores para manifestarla.

En el continente americano, casi 7 de cada 10 personas con depresión no reciben el tratamiento que necesitan. De los trastornos de ansiedad el 50% se presentan antes de los 25 años; la depresión, la mitad lo hacen entre los 20 y los 30 y la esquizofrenia en hombres entre los 15 y los 25 y en mujeres entre los 25 y 35 años.

El trastorno bipolar y las adicciones se presentan entre los 20 y los 30 años. Las enfermedades cognitivas, degenerativas, las demencias propiamente son enfermedades del adulto mayor y se presentan después de los 55 años de edad.

Para su atención, en diciembre del 2017 se aprobaron reformas a la Ley General de Salud sobre indicadores para seguimiento y evaluación del Sistema Nacional de Salud, ya que considera que la prevención y atención de los trastornos mentales y del comportamiento del carácter prioritario, deberán iniciar en el primer nivel de atención médica.

Considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como prioridad sanitaria, económica y social, por lo que ayudarán a que las personas que sufren estos trastornos sean atendidas de forma obligatoria en el primer nivel de atención en salud.

El tratamiento de la depresión y la ansiedad tiene sentido desde el punto de vista de la salud y el bienestar, pero también lo tiene desde una perspectiva económica; la falta de acción es costosa y de acuerdo a un estudio dirigido por la OMS, bajos niveles de reconocimiento y acceso a la atención de la depresión y otros trastornos mentales comunes, como la ansiedad, resultan en una pérdida económica global de un billón de dólares cada año.

Las pérdidas son incurridas por los hogares, los empleadores y los gobiernos, ya que los hogares pierden financieramente cuando la gente no puede trabajar, los empleadores sufren cuando los empleados se vuelven menos productivos y son incapaces de trabajar, mientras que los gobiernos tienen que pagar mayores gastos de salud y bienestar.

De esta manera, la salud mental también forma parte de los esquemas que debemos atender para nuestro bienestar.