/ lunes 17 de mayo de 2021

Ballenas y delfines

En los océanos procelosos de la política, emergen dos animales que gozan de múltiples simpatías; la ballena y los delfines, ambos mamíferos, unos atraen las miradas por su gran tamaño y peso, los otros por su figura simpática, sus juegos y empatías con el ser humano.

Pues en la semana, ambos vertebrados, saltaron al escenario nacional, el trágico colapso de estructura de soporte de la línea 12 del metro, mejor conocida como ballena, enlutó a 26 familias, con un impacto social sin precedente, que no sólo se constriñe al día del evento, sino a miles de personas, que habían hecho de ese transporte, de esa línea 12, su ir y venir diario, de su casa al trabajo y viceversa, este impacto social, permanecerá por varios meses, o quizá por un par de años, pues la rehabilitación de ese tramo “olivos” pone al descubierto entre otras cosas.

1.- Construcción deficiente e inadecuada a las características propias de una ciudad donde son frecuentes los sismos. Trazo, curvas, desniveles inapropiados.

2.- Presunción evidente de corrupción, desde la construcción misma, el uso y el mantenimiento.

3.- Probables actos que pueden ubicarse dentro del ámbito penal, por omisiones, ejercicio indebido de la función pública, entre otros.

Es aquí donde aparecen los delfines, sí los delfines del presidente; Marcelo Ebrard, quien en su momento se exilió en París, Francia, para evadir las responsabilidades que le señalaban.

El otro delfín presidencial, Claudia Sheinbaum, actual jefa del gobierno de la Ciudad de México, a quien se le dirigen las competencias del mantenimiento omiso, a pesar de múltiples avisos, escritos y gráficos, como catástrofe anunciada, quien por razones que no se entienden, sostiene contra viento y marea directora general del sistema Metro, Florencia Serranía Soto, que lleva en su haber, varios accidentes en las instalaciones ferroviarias.

Todavía nos falta mucho por ver, entre ellos a los tiburones y las mantarrayas, que logran percibirse a tres semanas de las votaciones.

En los océanos procelosos de la política, emergen dos animales que gozan de múltiples simpatías; la ballena y los delfines, ambos mamíferos, unos atraen las miradas por su gran tamaño y peso, los otros por su figura simpática, sus juegos y empatías con el ser humano.

Pues en la semana, ambos vertebrados, saltaron al escenario nacional, el trágico colapso de estructura de soporte de la línea 12 del metro, mejor conocida como ballena, enlutó a 26 familias, con un impacto social sin precedente, que no sólo se constriñe al día del evento, sino a miles de personas, que habían hecho de ese transporte, de esa línea 12, su ir y venir diario, de su casa al trabajo y viceversa, este impacto social, permanecerá por varios meses, o quizá por un par de años, pues la rehabilitación de ese tramo “olivos” pone al descubierto entre otras cosas.

1.- Construcción deficiente e inadecuada a las características propias de una ciudad donde son frecuentes los sismos. Trazo, curvas, desniveles inapropiados.

2.- Presunción evidente de corrupción, desde la construcción misma, el uso y el mantenimiento.

3.- Probables actos que pueden ubicarse dentro del ámbito penal, por omisiones, ejercicio indebido de la función pública, entre otros.

Es aquí donde aparecen los delfines, sí los delfines del presidente; Marcelo Ebrard, quien en su momento se exilió en París, Francia, para evadir las responsabilidades que le señalaban.

El otro delfín presidencial, Claudia Sheinbaum, actual jefa del gobierno de la Ciudad de México, a quien se le dirigen las competencias del mantenimiento omiso, a pesar de múltiples avisos, escritos y gráficos, como catástrofe anunciada, quien por razones que no se entienden, sostiene contra viento y marea directora general del sistema Metro, Florencia Serranía Soto, que lleva en su haber, varios accidentes en las instalaciones ferroviarias.

Todavía nos falta mucho por ver, entre ellos a los tiburones y las mantarrayas, que logran percibirse a tres semanas de las votaciones.