/ jueves 3 de enero de 2019

El EZLN y el Tren Maya

El proyecto del Tren Maya les dio el pretexto para decir: Aquí estamos, no permitiremos que López Obrador construya el Tren Maya por nuestro territorio y eso, aquí y en China se llama: El que avisa no engaña.

A 25 años del levantamiento zapatista, considerado por muchos, como la última guerrilla del siglo XX, hace unos días fijo su posición por la construcción del Tren Maya en Chiapas: “Aunque hagan millones de consultas no lo vamos a permitir”.

AMLO se refirió a estas declaraciones como un derecho legítimo de opinar de los temas nacionales agregó que habrá diálogo con ellos para tal efecto.

Haciendo un poco de historia, hace 25 años el 1° de enero de 1994 siendo presidente de México Carlos Salinas de Gortari, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, le declaró la guerra al Estado Mexicano.

El argumento: 500 años de olvido a los pueblos indígenas del país, no estar de acuerdo con las políticas neoliberales, las injusticias, pobreza, y marginación del que habían sido objeto el mundo indigenista de México.

Pocos días duró el enfrentamiento, entre el Ejército y los zapatistas. Se iniciaron las negociaciones de paz en San Cristóbal de las Casas, hubo una Ley de Amnistía para el EZLN y después, Vicente Fox Quezada prometió acabar con el problema zapatista “en 15 minutos” y ya, encarrerado el gato, el subcomandante Marcos realizó la Marcha Zapatista en gran parte del territorio nacional.

Los dejaron hablar en la tribuna del Congreso de la Unión; Julio Scherer García entrevistó al subcomandante. A partir de ahí, Marcos y los zapatistas entraron en lo que tanto les ha dado resultados: El silencio. Sólo para interrumpirlo recientemente, con la candidatura de una mujer indígena a la Presidencia de la República.

El proyecto del Tren Maya les dio el pretexto para decir: Aquí estamos, no permitiremos que López Obrador construya el Tren Maya por nuestro territorio y eso, aquí y en China se llama: El que avisa no engaña.

No somos Walter Mercado o Florencio Rodríguez, para hacer un pronóstico del desenlace de la advertencia de los zapatistas. A raíz de las reformas hechas a nuestra Constitución del 2011 a la fecha, el Artículo 2° debería ser la base para el dialogo entre el gobierno federal y las Comunidades Indígenas de Chiapas.

En este artículo podemos leer, el reconocimiento a los derechos de los pueblos indígenas, a su libre organización social económica, política y cultural. El Artículo 2° establece las formas y modalidades de propiedad y tenencia de la tierra. El uso y el disfrute de los recursos naturales, salvo aquellos, que corresponden a áreas estratégicas.

El respeto a sus usos y costumbres, normas y prácticas para elegir sus formas de gobierno interno. Conservar y mejorar su hábitat y la integridad de sus tierras, en los términos que establece la Constitución. La soluciones que requiere este país, están en nuestras leyes y ellas son, la base para ser algún día la nación de la legalidad.

En todo su contexto, la autonomía no se puede confundir con un ente independiente, libertinaje o la anarquía. Las comunidades indígenas no son por mucho, con el argumento de su autonomía, un estado dentro de otro estado. Hace 25 años, no teníamos las leyes de ahora.

Para construir el Tren Maya existe la Ley de Equilibrio Ecológico, de Desarrollo Sustentable, leyes y reglamentos de impacto ambiental entre otras. Si la construcción del Tren Maya, cumple con toda la normatividad debe hacerse si no, suspenderse. Parafraseando a William Shakespeare: Construirlo o no construirlo.

El proyecto del Tren Maya les dio el pretexto para decir: Aquí estamos, no permitiremos que López Obrador construya el Tren Maya por nuestro territorio y eso, aquí y en China se llama: El que avisa no engaña.

A 25 años del levantamiento zapatista, considerado por muchos, como la última guerrilla del siglo XX, hace unos días fijo su posición por la construcción del Tren Maya en Chiapas: “Aunque hagan millones de consultas no lo vamos a permitir”.

AMLO se refirió a estas declaraciones como un derecho legítimo de opinar de los temas nacionales agregó que habrá diálogo con ellos para tal efecto.

Haciendo un poco de historia, hace 25 años el 1° de enero de 1994 siendo presidente de México Carlos Salinas de Gortari, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, le declaró la guerra al Estado Mexicano.

El argumento: 500 años de olvido a los pueblos indígenas del país, no estar de acuerdo con las políticas neoliberales, las injusticias, pobreza, y marginación del que habían sido objeto el mundo indigenista de México.

Pocos días duró el enfrentamiento, entre el Ejército y los zapatistas. Se iniciaron las negociaciones de paz en San Cristóbal de las Casas, hubo una Ley de Amnistía para el EZLN y después, Vicente Fox Quezada prometió acabar con el problema zapatista “en 15 minutos” y ya, encarrerado el gato, el subcomandante Marcos realizó la Marcha Zapatista en gran parte del territorio nacional.

Los dejaron hablar en la tribuna del Congreso de la Unión; Julio Scherer García entrevistó al subcomandante. A partir de ahí, Marcos y los zapatistas entraron en lo que tanto les ha dado resultados: El silencio. Sólo para interrumpirlo recientemente, con la candidatura de una mujer indígena a la Presidencia de la República.

El proyecto del Tren Maya les dio el pretexto para decir: Aquí estamos, no permitiremos que López Obrador construya el Tren Maya por nuestro territorio y eso, aquí y en China se llama: El que avisa no engaña.

No somos Walter Mercado o Florencio Rodríguez, para hacer un pronóstico del desenlace de la advertencia de los zapatistas. A raíz de las reformas hechas a nuestra Constitución del 2011 a la fecha, el Artículo 2° debería ser la base para el dialogo entre el gobierno federal y las Comunidades Indígenas de Chiapas.

En este artículo podemos leer, el reconocimiento a los derechos de los pueblos indígenas, a su libre organización social económica, política y cultural. El Artículo 2° establece las formas y modalidades de propiedad y tenencia de la tierra. El uso y el disfrute de los recursos naturales, salvo aquellos, que corresponden a áreas estratégicas.

El respeto a sus usos y costumbres, normas y prácticas para elegir sus formas de gobierno interno. Conservar y mejorar su hábitat y la integridad de sus tierras, en los términos que establece la Constitución. La soluciones que requiere este país, están en nuestras leyes y ellas son, la base para ser algún día la nación de la legalidad.

En todo su contexto, la autonomía no se puede confundir con un ente independiente, libertinaje o la anarquía. Las comunidades indígenas no son por mucho, con el argumento de su autonomía, un estado dentro de otro estado. Hace 25 años, no teníamos las leyes de ahora.

Para construir el Tren Maya existe la Ley de Equilibrio Ecológico, de Desarrollo Sustentable, leyes y reglamentos de impacto ambiental entre otras. Si la construcción del Tren Maya, cumple con toda la normatividad debe hacerse si no, suspenderse. Parafraseando a William Shakespeare: Construirlo o no construirlo.