/ viernes 17 de diciembre de 2021

El informe y el rumbo de la UJED

En fechas cercanas al tercer informe del rector Rubén Solís, grupos dentro y fuera de la UJED aprovecharon algunos incidentes para llevar agua a su molino. Por ejemplo, mucho le apostaban a que no se comprobaran los recursos públicos que le solicitó la Auditoría Superior de la Federación (ASF).

Como todo salió bien por enésima vez, los mariachis callaron. El otro caso es el de Isaac Cisneros, que por un error de información se le trató de impedir participar en la FEUD.

Sin embargo, aclaradas las cosas por las instancias competentes de la UJED, se dio marcha atrás, y quienes querían aprovechar eso para que el rector se fuera y se violara desde el Congreso del Estado la autonomía universitaria, en esta ocasión el gobierno estatal no se prestó para ello.

En el tercer informe el rector habló sobre los logros, pero también reconoció que el déficit financiero que padece la Universidad ha impedido tener mejores resultados en lo académico y en otros rubros. Comentó que se necesita buscar fórmulas financieras que le den

equilibrio a la UJED, sin dejar de cumplir sus compromisos. El presupuesto de nuestra alma máter es de 1,700 millones de pesos. El aumento del próximo año es de sólo el 3%, y así no se puede tener una universidad competitiva, productiva y que comience a generar sus propios ingresos. Hoy más que nunca la comunidad universitaria está comprometida a poner su granito de arena para no matar la gallina de los huevos de oro.

En este contexto, la Secretaría de Educación Pública (SEP) envió al Senado de la República, donde se plantea un esquema de financiamiento para “acabar con la geografía política de la desigualdad”. Luciano Concheiro, subsecretario de Educación Superior, afirma que no podemos seguir teniendo universidades públicas donde un alumno recibe 170 mil pesos y otro 16 mil pesos.

Declaró: “Vamos a pisar callos por montones, pero lo vamos a hacer”. También dijo que ya no se repartirían recursos públicos por razones políticas o ideológicas. Esta idea nos parece buena, para así ya no tener universidades públicas de primera, de segunda o de tercera.

Pero no todo es negro en la UJED. Con crisis o sin crisis, no puede dejar de existir. Se ha, reactivado de manera significativa la movilidad de los estudiantes que reúnen los requisitos académicos para que puedan hacer sus estancias en el extranjero. Ha sido importante que la UJED haya cumplido en el tema de la transparencia, donde cualquier ciudadana o ciudadano puede solicitar información sobre lo que sucede en la UJED.

Se ha dado respuesta rápida al 90% de este tipo de solicitudes. La matrícula actual es de más de 20 mil estudiantes, cuya población abarca desde la preparatoria, licenciatura, maestría y doctorado. Esto son sólo algunos datos para darnos cuenta de la responsabilidad y la complejidad académica, financiera y administrativa de la UJED. Nuestra alma máter necesita a la sociedad y la sociedad a la UJED. Es algo que no se debe perder de vista.

La figura del rector en cualquier universidad pública es muy importante. Pero el rector es sólo una parte de la comunidad. Por eso, autoridades, maestros, trabajadores y alumnos deben agarrar al toro por los cuernos y enfrentar la crisis financiera que vive la universidad.

No deben de olvidar de que en la medida que la universidad se ve envuelta en problemas financieros ellos serán los más afectados. La comunidad universitaria debe dejar atrás la cultura paternalista de que sea el rector quién les dé y les resuelva todo. Se debe terminar también con los privilegios que económicamente le cuestan mucho a la universidad. En el futuro se debe de pensar que lo más importante es salvar a la UJED.

En fechas cercanas al tercer informe del rector Rubén Solís, grupos dentro y fuera de la UJED aprovecharon algunos incidentes para llevar agua a su molino. Por ejemplo, mucho le apostaban a que no se comprobaran los recursos públicos que le solicitó la Auditoría Superior de la Federación (ASF).

Como todo salió bien por enésima vez, los mariachis callaron. El otro caso es el de Isaac Cisneros, que por un error de información se le trató de impedir participar en la FEUD.

Sin embargo, aclaradas las cosas por las instancias competentes de la UJED, se dio marcha atrás, y quienes querían aprovechar eso para que el rector se fuera y se violara desde el Congreso del Estado la autonomía universitaria, en esta ocasión el gobierno estatal no se prestó para ello.

En el tercer informe el rector habló sobre los logros, pero también reconoció que el déficit financiero que padece la Universidad ha impedido tener mejores resultados en lo académico y en otros rubros. Comentó que se necesita buscar fórmulas financieras que le den

equilibrio a la UJED, sin dejar de cumplir sus compromisos. El presupuesto de nuestra alma máter es de 1,700 millones de pesos. El aumento del próximo año es de sólo el 3%, y así no se puede tener una universidad competitiva, productiva y que comience a generar sus propios ingresos. Hoy más que nunca la comunidad universitaria está comprometida a poner su granito de arena para no matar la gallina de los huevos de oro.

En este contexto, la Secretaría de Educación Pública (SEP) envió al Senado de la República, donde se plantea un esquema de financiamiento para “acabar con la geografía política de la desigualdad”. Luciano Concheiro, subsecretario de Educación Superior, afirma que no podemos seguir teniendo universidades públicas donde un alumno recibe 170 mil pesos y otro 16 mil pesos.

Declaró: “Vamos a pisar callos por montones, pero lo vamos a hacer”. También dijo que ya no se repartirían recursos públicos por razones políticas o ideológicas. Esta idea nos parece buena, para así ya no tener universidades públicas de primera, de segunda o de tercera.

Pero no todo es negro en la UJED. Con crisis o sin crisis, no puede dejar de existir. Se ha, reactivado de manera significativa la movilidad de los estudiantes que reúnen los requisitos académicos para que puedan hacer sus estancias en el extranjero. Ha sido importante que la UJED haya cumplido en el tema de la transparencia, donde cualquier ciudadana o ciudadano puede solicitar información sobre lo que sucede en la UJED.

Se ha dado respuesta rápida al 90% de este tipo de solicitudes. La matrícula actual es de más de 20 mil estudiantes, cuya población abarca desde la preparatoria, licenciatura, maestría y doctorado. Esto son sólo algunos datos para darnos cuenta de la responsabilidad y la complejidad académica, financiera y administrativa de la UJED. Nuestra alma máter necesita a la sociedad y la sociedad a la UJED. Es algo que no se debe perder de vista.

La figura del rector en cualquier universidad pública es muy importante. Pero el rector es sólo una parte de la comunidad. Por eso, autoridades, maestros, trabajadores y alumnos deben agarrar al toro por los cuernos y enfrentar la crisis financiera que vive la universidad.

No deben de olvidar de que en la medida que la universidad se ve envuelta en problemas financieros ellos serán los más afectados. La comunidad universitaria debe dejar atrás la cultura paternalista de que sea el rector quién les dé y les resuelva todo. Se debe terminar también con los privilegios que económicamente le cuestan mucho a la universidad. En el futuro se debe de pensar que lo más importante es salvar a la UJED.