/ miércoles 10 de julio de 2019

El mezcal de Durango

El Mezcal de Durango es un libro que nos ofrece una visión extensa sobre las tradiciones que enmarcan la elaboración de esta bebida que nos permite sentirnos orgullosos debido a que nos representa en muchos países del extranjero, y es resultado de la pluma de Víctor Campa Mendoza.

En el texto, a través de El Mezcal de Durango: Las Rutas y Marcas del Mezcal y de Nombre de Dios, Pueblo Mágico, el autor nos da cuenta de las normas que rigen la producción del mezcal, de la denominación de origen del mezcal para nuestro estado, así como el proceso artesanal de obtención de este líquido.

Así, nos da a conocer que el mezcal de Durango se fabrica con la penca del agave una vez que la planta de maguey de la variedad de agave cenizo duranguensis, localmente llamado “cenizo”, crece de manera silvestre en tierras áridas y abundantes en roca volcánica, que requiere entre 10 y 14 años de maduración para ser cosechado y entre 15 y 18 kilogramos para producir un litro de mezcal.

La planta se cosecha y se cortan las hojas, dejando solamente el corazón al que también se le conoce como piña por su forma, la cual es cocida y después molida. Después de la cocción, se procede a moler las piñas, y la masa obtenida se coloca en tinas de madera, donde se deja fermentar.

Una vez terminada la etapa de fermentación, se procede a separar el agua y el alcohol producido; la mezcla se vacía en un alambique y luego, se da paso a la destilación.

A través de la leyenda de la creación del mezcal, Víctor Campa Mendoza nos traslada a las tradiciones indígenas, donde el dios Metl refaló a los seres humanos su secreto: El licor de los Dioses.

Así, nos da un recorrido por las leyendas donde los pueblos antiguos dan cuenta de la descripción de la planta, su floración y las tradiciones de los huicholes wixáricas con relación al mezcal, para dar paso a la gastronomía regional y al maridaje con esta bebida.

Posteriormente, el autor da un paso al proceso histórico de elaboración del mezcal, desde la época prehispánica, el periodo colonial y actualmente, el doble proceso de destilación y la norma de la denominación de origen.

Para situarnos en la actualidad y llevarnos por los caminos que producen este licor, nos da cuenta de la Ruta del Mezcal, proyecto impulsado en el sur del país para identificar los lugares de producción artesanal, herederos de los conocimientos ancestrales y que aún bajo esas técnicas antiguas se elaboraba esta bebida, que se ha convertido en un referente de nuestro país, y en Durango, nos refiere a la Ruta del Mezcal comprende la región de la Breña y el municipio de Nombre de Dios.

Luego, nos da la referencia de mezcales producidos en la región, desde sus nombres hasta sus características físicas y las recomendaciones de como tomarlos.

Así, este libro se convierte en una guía ampliamente recomendada para quien gusta del mezcal, nos pone en las manos las leyendas, la historia y sobre todo, la relación de marcas que se producen y que ahora, ya forma parte del orgullo duranguense, debido a que son enviadas al mundo entero, donde son altamente cotizadas por su sabor y calidad.

El Mezcal de Durango es un libro que nos ofrece una visión extensa sobre las tradiciones que enmarcan la elaboración de esta bebida que nos permite sentirnos orgullosos debido a que nos representa en muchos países del extranjero, y es resultado de la pluma de Víctor Campa Mendoza.

En el texto, a través de El Mezcal de Durango: Las Rutas y Marcas del Mezcal y de Nombre de Dios, Pueblo Mágico, el autor nos da cuenta de las normas que rigen la producción del mezcal, de la denominación de origen del mezcal para nuestro estado, así como el proceso artesanal de obtención de este líquido.

Así, nos da a conocer que el mezcal de Durango se fabrica con la penca del agave una vez que la planta de maguey de la variedad de agave cenizo duranguensis, localmente llamado “cenizo”, crece de manera silvestre en tierras áridas y abundantes en roca volcánica, que requiere entre 10 y 14 años de maduración para ser cosechado y entre 15 y 18 kilogramos para producir un litro de mezcal.

La planta se cosecha y se cortan las hojas, dejando solamente el corazón al que también se le conoce como piña por su forma, la cual es cocida y después molida. Después de la cocción, se procede a moler las piñas, y la masa obtenida se coloca en tinas de madera, donde se deja fermentar.

Una vez terminada la etapa de fermentación, se procede a separar el agua y el alcohol producido; la mezcla se vacía en un alambique y luego, se da paso a la destilación.

A través de la leyenda de la creación del mezcal, Víctor Campa Mendoza nos traslada a las tradiciones indígenas, donde el dios Metl refaló a los seres humanos su secreto: El licor de los Dioses.

Así, nos da un recorrido por las leyendas donde los pueblos antiguos dan cuenta de la descripción de la planta, su floración y las tradiciones de los huicholes wixáricas con relación al mezcal, para dar paso a la gastronomía regional y al maridaje con esta bebida.

Posteriormente, el autor da un paso al proceso histórico de elaboración del mezcal, desde la época prehispánica, el periodo colonial y actualmente, el doble proceso de destilación y la norma de la denominación de origen.

Para situarnos en la actualidad y llevarnos por los caminos que producen este licor, nos da cuenta de la Ruta del Mezcal, proyecto impulsado en el sur del país para identificar los lugares de producción artesanal, herederos de los conocimientos ancestrales y que aún bajo esas técnicas antiguas se elaboraba esta bebida, que se ha convertido en un referente de nuestro país, y en Durango, nos refiere a la Ruta del Mezcal comprende la región de la Breña y el municipio de Nombre de Dios.

Luego, nos da la referencia de mezcales producidos en la región, desde sus nombres hasta sus características físicas y las recomendaciones de como tomarlos.

Así, este libro se convierte en una guía ampliamente recomendada para quien gusta del mezcal, nos pone en las manos las leyendas, la historia y sobre todo, la relación de marcas que se producen y que ahora, ya forma parte del orgullo duranguense, debido a que son enviadas al mundo entero, donde son altamente cotizadas por su sabor y calidad.