/ lunes 11 de septiembre de 2023

¿Elecciones competitivas o clientelares?

Apenas hace tres meses se pensaba por muchas personas, y entre ellos el propio presidente, que las elecciones del próximo año serían para Morena prácticamente un día se campo.

Se confiaban de que la forma clientelar de operar los programas sociales y el gasto público sería más que suficiente para ganar; la soberbia de López Obrador y su personalísima forma de ejercer autoritaria y unilateralmente el poder y su liderazgo con los suyos lo llevó a adelantar los tiempos electorales aún por encima de la ley y del calendario electoral del Instituto Nacional Electoral (INE) y con ello llevó, seguramente sin pensarlo, a la lucha intestina de Morena y tuvo que acceder a meter en esta pantomima de definición de la candidatura presidencial a sus acólitos, el PT y Verde.

Para la inmensa mayoría de analistas y de los propios militantes de Morena, creo que las señales que López Obrador mandó siempre fueron claras de que su “heredera del movimiento” era Sheinbaum creo salvo los ingenuos interesados en que algo grave pasara y entonces alguno de los inscritos fuera la “opción b”, no sucedió así y en ese sentido la decisión presidencial se mantuvo.

El adelanto del proceso para la definición de la candidatura presidencial evidenció también la mansedumbre de los nuevos consejeros del INE y del mismo Tribunal Electoral que han mostrado ser pusilánimes frente a la clara violación de la ley pero además frente a las denuncias de los mismos contendientes dentro de Morena de uso de recursos públicos para realizar propaganda para una de las contendientes que violan abiertamente el artículo 19 de la Constitución y la autoridad electoral sin inmutarse.

Hoy la pantomima ha terminado y Ebrard y Monreal que permanentemente estuvieron denunciando el uso de recursos públicos no han llegado hasta la autoridad electoral para hacer sus denuncias, y la autoridad por supuesto sigue nadando de “muertito”.

Con lo que López y sus incondicionales no contaban fue que su lengua suelta y sus actitudes de intolerancia hacia una senadora de la República llevaran a esta última a cambiar su ruta rumbo a la candidatura a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México para saltar a la aspiración de la Presidencia de la República.

La construcción del Frente Opositor con PAN, PRI y PRD no sólo no se desvaneció sino que la presión de la sociedad civil y la irrupción de Xóchitl Gálvez lo consolidó (y a la vez descolocó a López Obrador ) y le dio el oxígeno que las viejas maquinarias partidistas necesitaban. Al igual que el frente morenista también se brincaron la ley y fueron capaces de armar unas elecciones primarias que si bien no logró culminar en la consulta que además de las encuestas y foros tenían programado, si lograron mantener la unidad y finalmente elegir con legitimidad y acuerdo político a Xóchitl como la coordinadora del Frente Opositor, eufemismo que busca eludir nombrar las cosas como son, que será la candidata a la Presidencia de la República.

En contraste con el Frente Opositor, Sheinbaum fue la elegida como se esperaba pero con una ruptura en Morena con la descalificación que del proceso hizo Ebrard, no es un dato menor, aún y con las denuncias hechas durante el proceso y al final de este Ebrard se situó en el segundo lugar y su esperada definición para hoy lunes de sus opciones a seguir abren un espacio de incertidumbre para la unidad de Morena, pero también una expectativa para el proceso electoral si al final decide participar como abanderado de MC o si se retira de la política.

En ambos escenarios su decisión tendrá impacto en comportamiento no sólo de sus seguidores dentro de Morena, sino de sus simpatizantes en la sociedad.

Ahora bien, en donde López Obrador no se aparta de su guión es del uso de los recursos públicos como instrumento clientelar para posicionar a sus candidatos de Morena y sus acólitos el próximo año, y así lo deja ver el proyecto de presupuesto 2024.

Por su parte Xóchitl tiene el reto de mantener unido al frente y seguir sumando a su proyecto más sociedad civil, pero también de acelerar el paso para ampliar su conocimiento en los votantes, seguir la ruta del progresismo, armar un programa coherente, atractivo y viable para enfrentar el desastre que deja el obradorato, conectar con las emociones que hoy tienen los mexicanos construyendo una narrativa popular, insistir en la unidad de los mexicanos y condenar la polarización, así como seguir siendo el cemento que una a los partidos, pero sobre todo seguir de la mano de la sociedad civil para denunciar y evitar que López haga unas elecciones clientelares y que éstas al contarlo sean competitivas y con apego a las normas democráticas. El reto no es sencillo, pero ¿quién dijo que lo sería y quién dice que no se le puede ganar al populismo para reencauzar a la ruta de la democracia mexicana?

Apenas hace tres meses se pensaba por muchas personas, y entre ellos el propio presidente, que las elecciones del próximo año serían para Morena prácticamente un día se campo.

Se confiaban de que la forma clientelar de operar los programas sociales y el gasto público sería más que suficiente para ganar; la soberbia de López Obrador y su personalísima forma de ejercer autoritaria y unilateralmente el poder y su liderazgo con los suyos lo llevó a adelantar los tiempos electorales aún por encima de la ley y del calendario electoral del Instituto Nacional Electoral (INE) y con ello llevó, seguramente sin pensarlo, a la lucha intestina de Morena y tuvo que acceder a meter en esta pantomima de definición de la candidatura presidencial a sus acólitos, el PT y Verde.

Para la inmensa mayoría de analistas y de los propios militantes de Morena, creo que las señales que López Obrador mandó siempre fueron claras de que su “heredera del movimiento” era Sheinbaum creo salvo los ingenuos interesados en que algo grave pasara y entonces alguno de los inscritos fuera la “opción b”, no sucedió así y en ese sentido la decisión presidencial se mantuvo.

El adelanto del proceso para la definición de la candidatura presidencial evidenció también la mansedumbre de los nuevos consejeros del INE y del mismo Tribunal Electoral que han mostrado ser pusilánimes frente a la clara violación de la ley pero además frente a las denuncias de los mismos contendientes dentro de Morena de uso de recursos públicos para realizar propaganda para una de las contendientes que violan abiertamente el artículo 19 de la Constitución y la autoridad electoral sin inmutarse.

Hoy la pantomima ha terminado y Ebrard y Monreal que permanentemente estuvieron denunciando el uso de recursos públicos no han llegado hasta la autoridad electoral para hacer sus denuncias, y la autoridad por supuesto sigue nadando de “muertito”.

Con lo que López y sus incondicionales no contaban fue que su lengua suelta y sus actitudes de intolerancia hacia una senadora de la República llevaran a esta última a cambiar su ruta rumbo a la candidatura a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México para saltar a la aspiración de la Presidencia de la República.

La construcción del Frente Opositor con PAN, PRI y PRD no sólo no se desvaneció sino que la presión de la sociedad civil y la irrupción de Xóchitl Gálvez lo consolidó (y a la vez descolocó a López Obrador ) y le dio el oxígeno que las viejas maquinarias partidistas necesitaban. Al igual que el frente morenista también se brincaron la ley y fueron capaces de armar unas elecciones primarias que si bien no logró culminar en la consulta que además de las encuestas y foros tenían programado, si lograron mantener la unidad y finalmente elegir con legitimidad y acuerdo político a Xóchitl como la coordinadora del Frente Opositor, eufemismo que busca eludir nombrar las cosas como son, que será la candidata a la Presidencia de la República.

En contraste con el Frente Opositor, Sheinbaum fue la elegida como se esperaba pero con una ruptura en Morena con la descalificación que del proceso hizo Ebrard, no es un dato menor, aún y con las denuncias hechas durante el proceso y al final de este Ebrard se situó en el segundo lugar y su esperada definición para hoy lunes de sus opciones a seguir abren un espacio de incertidumbre para la unidad de Morena, pero también una expectativa para el proceso electoral si al final decide participar como abanderado de MC o si se retira de la política.

En ambos escenarios su decisión tendrá impacto en comportamiento no sólo de sus seguidores dentro de Morena, sino de sus simpatizantes en la sociedad.

Ahora bien, en donde López Obrador no se aparta de su guión es del uso de los recursos públicos como instrumento clientelar para posicionar a sus candidatos de Morena y sus acólitos el próximo año, y así lo deja ver el proyecto de presupuesto 2024.

Por su parte Xóchitl tiene el reto de mantener unido al frente y seguir sumando a su proyecto más sociedad civil, pero también de acelerar el paso para ampliar su conocimiento en los votantes, seguir la ruta del progresismo, armar un programa coherente, atractivo y viable para enfrentar el desastre que deja el obradorato, conectar con las emociones que hoy tienen los mexicanos construyendo una narrativa popular, insistir en la unidad de los mexicanos y condenar la polarización, así como seguir siendo el cemento que una a los partidos, pero sobre todo seguir de la mano de la sociedad civil para denunciar y evitar que López haga unas elecciones clientelares y que éstas al contarlo sean competitivas y con apego a las normas democráticas. El reto no es sencillo, pero ¿quién dijo que lo sería y quién dice que no se le puede ganar al populismo para reencauzar a la ruta de la democracia mexicana?