/ sábado 19 de octubre de 2019

Estuvo bien lo que se hizo, falló la estrategia: Edgardo Buscaglia

Escuchar a Edgardo Buscaglia de lo que pasó en Culiacán, Sinaloa es para tomarse en cuenta como un referente de alguien que sabe sobre el tema de la violencia que genera el narco.

Por supuesto que lo se vivió en esa ciudad divide y polariza a la opinión pública. Un ejemplo, Francisco Labastida Ochoa, exgobernador de ese estado, dijo lo siguiente en una entrevista radiofónica: “…Me puse una corbata negra, estoy de luto, porque en México el estado mexicano ha claudicado”. Palabras graves en un político que estuvo cerca de ser presidente de la República. Gobernó su estado natal Sinaloa, donde desde hace muchos años el crimen organizado sembró raíces haciendo una industria de esta actividad, y hoy la maneja el cartel de Sinaloa, que de acuerdo a los estudiosos en el tema, es una de las tres organizaciones más importantes a nivel mundial.

Si bien es cierto que dicho cartel acaba de dar una muestra de capacidad, movilidad, organización, fuerza, armamento, logística y manejo de las redes sociales, estamos lejos de una claudicación del Estado mexicano como lo afirma Labastida Ochoa.

El Dr. Buscaglia afirma: “…El gobierno mexicano hizo lo indicado para evitar una masacre, pero le falló la estrategia”. Opina que liberar al hijo del “Chapo” Guzmán evitó un baño de sangre, pero los califica de aficionados por la forma en que se ejecutó la orden de aprehensión. El especialista en derecho y economía tiene muchos años insistiendo a los gobiernos que tienen este problema, que más que detener a un capo de la droga deberían desmantelarlos de manera radical, quitarles sus bienes patrimoniales, recursos financieros, empresas fachadas que utilizan para lavar dinero y pagar ejércitos de sicarios a quienes califica como organizaciones paramilitares, es decir, un Estado dentro de otro Estado.

El Doctor aporta datos de la fuerza del cartel de Sinaloa en todo el mundo. Otra de sus teorías, es que mientras el Estado mexicano esté infiltrado por el crimen organizado, seguirá ganando con actos terroristas como el que vivió en Sinaloa. Es uno de los estados de la República donde se tiene agricultura de primer mundo, y el dato que da Buscaglia es preocupante: 40 empresas agrícolas producen con dinero del cartel.

Ante la luz de los acontecimientos, quiere decir que cualquier organización criminal puede infiltrar, comprar y corromper en cualquier parte del mundo.

Lo de Culiacán es un ejemplo, la reacción que tuvieron para lograr la liberación del hijo del “Chapo” Guzmán a quien ellos se refieren como “Patrón”, requiere de financiamiento constante todos los días; como resultado, y en pocas palabras, ser dueño de Culiacán no es gratis.

Otro tema que no es cosa menor, el Dr. Buscaglia puso en la mesa la siguiente frase: “La raíz de la delincuencia organizada mexicana es política”. Y por si fuera poco, explica la intervención vertical del crimen organizado en las economías locales. ¿Y si fuera cierto lo que dice Francisco Labastida? Sería terrible.

El Estado mexicano debe aprender de la lección de Culiacán, Sinaloa, escuchar a personajes como el Dr. Buscaglia y que si han fallado en la estrategia es tiempo de comenzar a diseñarla, en especial el Presidente de la República y su gabinete de seguridad. No se trata de enviar a las fuerzas armadas a masacrar.

Para solucionar el problema tan grave se requiere lo que siempre ha faltado: que funcionen los aparatos de inteligencia del Estado, para ya no seguir siendo infiltrados, quitarles el poder económico y financiero; sin ellos, no podrán corromper a nadie.

Escuchar a Edgardo Buscaglia de lo que pasó en Culiacán, Sinaloa es para tomarse en cuenta como un referente de alguien que sabe sobre el tema de la violencia que genera el narco.

Por supuesto que lo se vivió en esa ciudad divide y polariza a la opinión pública. Un ejemplo, Francisco Labastida Ochoa, exgobernador de ese estado, dijo lo siguiente en una entrevista radiofónica: “…Me puse una corbata negra, estoy de luto, porque en México el estado mexicano ha claudicado”. Palabras graves en un político que estuvo cerca de ser presidente de la República. Gobernó su estado natal Sinaloa, donde desde hace muchos años el crimen organizado sembró raíces haciendo una industria de esta actividad, y hoy la maneja el cartel de Sinaloa, que de acuerdo a los estudiosos en el tema, es una de las tres organizaciones más importantes a nivel mundial.

Si bien es cierto que dicho cartel acaba de dar una muestra de capacidad, movilidad, organización, fuerza, armamento, logística y manejo de las redes sociales, estamos lejos de una claudicación del Estado mexicano como lo afirma Labastida Ochoa.

El Dr. Buscaglia afirma: “…El gobierno mexicano hizo lo indicado para evitar una masacre, pero le falló la estrategia”. Opina que liberar al hijo del “Chapo” Guzmán evitó un baño de sangre, pero los califica de aficionados por la forma en que se ejecutó la orden de aprehensión. El especialista en derecho y economía tiene muchos años insistiendo a los gobiernos que tienen este problema, que más que detener a un capo de la droga deberían desmantelarlos de manera radical, quitarles sus bienes patrimoniales, recursos financieros, empresas fachadas que utilizan para lavar dinero y pagar ejércitos de sicarios a quienes califica como organizaciones paramilitares, es decir, un Estado dentro de otro Estado.

El Doctor aporta datos de la fuerza del cartel de Sinaloa en todo el mundo. Otra de sus teorías, es que mientras el Estado mexicano esté infiltrado por el crimen organizado, seguirá ganando con actos terroristas como el que vivió en Sinaloa. Es uno de los estados de la República donde se tiene agricultura de primer mundo, y el dato que da Buscaglia es preocupante: 40 empresas agrícolas producen con dinero del cartel.

Ante la luz de los acontecimientos, quiere decir que cualquier organización criminal puede infiltrar, comprar y corromper en cualquier parte del mundo.

Lo de Culiacán es un ejemplo, la reacción que tuvieron para lograr la liberación del hijo del “Chapo” Guzmán a quien ellos se refieren como “Patrón”, requiere de financiamiento constante todos los días; como resultado, y en pocas palabras, ser dueño de Culiacán no es gratis.

Otro tema que no es cosa menor, el Dr. Buscaglia puso en la mesa la siguiente frase: “La raíz de la delincuencia organizada mexicana es política”. Y por si fuera poco, explica la intervención vertical del crimen organizado en las economías locales. ¿Y si fuera cierto lo que dice Francisco Labastida? Sería terrible.

El Estado mexicano debe aprender de la lección de Culiacán, Sinaloa, escuchar a personajes como el Dr. Buscaglia y que si han fallado en la estrategia es tiempo de comenzar a diseñarla, en especial el Presidente de la República y su gabinete de seguridad. No se trata de enviar a las fuerzas armadas a masacrar.

Para solucionar el problema tan grave se requiere lo que siempre ha faltado: que funcionen los aparatos de inteligencia del Estado, para ya no seguir siendo infiltrados, quitarles el poder económico y financiero; sin ellos, no podrán corromper a nadie.