/ viernes 18 de septiembre de 2020

Otra pandemia, el hostigamiento y acoso laboral

Como diría el clásico, el hostigamiento sexual y el acoso laboral en contra de las mujeres es un asunto cultural. Corridos como “Rosita Alvirez” o “El preso número 9” nos narran desde entonces, historias de feminicidios en nuestro país.

Por cierto, en este tema tuvo que llegar el siglo XXI para que en algunas entidades federativas haya estado en el código penal este delito tipificado como feminicidio, pero es verdad que se han quedado cortos, pues se requieren varios agravantes para calificarlo como tal, cuando este delito debería serlo desde el momento en que un hombre priva de la vida a una mujer, sin más factores para calificarlo.

Todos los días leemos que una mujer es privada de la vida, una persona que lleva relación de noviazgo o algún otro tipo de relación o parentesco, pero no todos estos delitos son considerados como feminicidios.

“Haiga sido como haiga sido”, lo cierto es que estamos en deuda con las mujeres desde hace siglos, y no hemos podido superar el síndrome del machismo cultural, que nos hace ver a la mujer como un objeto y no como sujeto. Aquí en Durango, en fechas recientes se ha dado a conocer que varias mujeres han sido víctimas de hostigamiento sexual y acoso laboral en sus centros de trabajo.

El hostigamiento sexual se da por quien, valiéndose de una posición jerárquica de poder derivada de sus relaciones laborales, profesionales, religiosas, docentes, domésticas o de subordinación, incurren en la práctica de estas conductas. Las sanciones y penas para quienes cometen este tipo de delitos están contempladas en el Código Penal Federal, cuando se ocasiona un daño o perjuicio en una posición laboral.

Este mismo Código establece la pena cuando el hostigamiento sexual es en contra de una persona menor de 18 años.

Este tipo de actos ya no pueden ser ocultados por quienes los cometen o sus cómplices. Las mujeres víctimas de estos supuestos ilícitos han alzado la voz y sus quejas han sido escuchadas, como es el caso de la diputada local Sandra Amaya, la que en días pasados en una sesión del Congreso del Estado, se pronunció porque de una vez por todas, se investigue por parte de la Fiscalía estatal la presunta responsabilidad de quienes han sido señalados por sus víctimas.

La diputada ha dejado muy claro que las mujeres agraviadas no estarán solas, que se harán las denuncias correspondientes ante el Ministerio Público para que integre las carpetas de investigación, con la finalidad de llevar a cabo un cabo un cabo hasta un juez de control este tipo de abusos cometidos por aquellos que aprovechan su estatus jerárquico para realizarlos.

Ojalá que la intervención de la diputada Sandra Amaya sirva para que no suceda lo que en muchas ocasiones, que las denuncias quedan en el olvido o en el escritorio de quienes tienen la obligación de integrar las carpetas de investigación. Parafraseando a Andrés Manuel López Obrador, sólo la mujer puede salvar a la mujer. Julieta Hernández Camargo tiene muchos años defendiendo a mujeres víctimas de violencia, lo mismo, su organización “Sí hay mujeres en Durango”. Este es un lugar donde las mujeres pueden acudir en busca de apoyo o asesoría jurídica.

Personas como Sandra y Julieta son garantía de que estos delitos en contra de las mujeres serán atendidos por las instancias correspondientes para que, llegado el momento, se haga justicia.

ELEMENTO 01 (sólo si es necesario)

ELEMENTO 02 (sólo si es necesario)

La diputada Sandra Amaya ha dejado muy claro que las mujeres agraviadas no estarán solas, que se harán las denuncias correspondientes ante el Ministerio Público para que integre las carpetas de investigación,con la finalidad de llevar a cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo hasta un juez de control este tipo de abusos cometidos por aquellos que aprovechan su estatus jerárquico pararealizarlos.

“Haiga sido como haiga sido”, lo cierto es que estamos en deuda con las mujeres desde hace siglos, y no hemos podido superar el síndrome del machismo cultural, que nos hace ver a la mujer como un objeto y no como sujeto.

Como diría el clásico, el hostigamiento sexual y el acoso laboral en contra de las mujeres es un asunto cultural. Corridos como “Rosita Alvirez” o “El preso número 9” nos narran desde entonces, historias de feminicidios en nuestro país.

Por cierto, en este tema tuvo que llegar el siglo XXI para que en algunas entidades federativas haya estado en el código penal este delito tipificado como feminicidio, pero es verdad que se han quedado cortos, pues se requieren varios agravantes para calificarlo como tal, cuando este delito debería serlo desde el momento en que un hombre priva de la vida a una mujer, sin más factores para calificarlo.

Todos los días leemos que una mujer es privada de la vida, una persona que lleva relación de noviazgo o algún otro tipo de relación o parentesco, pero no todos estos delitos son considerados como feminicidios.

“Haiga sido como haiga sido”, lo cierto es que estamos en deuda con las mujeres desde hace siglos, y no hemos podido superar el síndrome del machismo cultural, que nos hace ver a la mujer como un objeto y no como sujeto. Aquí en Durango, en fechas recientes se ha dado a conocer que varias mujeres han sido víctimas de hostigamiento sexual y acoso laboral en sus centros de trabajo.

El hostigamiento sexual se da por quien, valiéndose de una posición jerárquica de poder derivada de sus relaciones laborales, profesionales, religiosas, docentes, domésticas o de subordinación, incurren en la práctica de estas conductas. Las sanciones y penas para quienes cometen este tipo de delitos están contempladas en el Código Penal Federal, cuando se ocasiona un daño o perjuicio en una posición laboral.

Este mismo Código establece la pena cuando el hostigamiento sexual es en contra de una persona menor de 18 años.

Este tipo de actos ya no pueden ser ocultados por quienes los cometen o sus cómplices. Las mujeres víctimas de estos supuestos ilícitos han alzado la voz y sus quejas han sido escuchadas, como es el caso de la diputada local Sandra Amaya, la que en días pasados en una sesión del Congreso del Estado, se pronunció porque de una vez por todas, se investigue por parte de la Fiscalía estatal la presunta responsabilidad de quienes han sido señalados por sus víctimas.

La diputada ha dejado muy claro que las mujeres agraviadas no estarán solas, que se harán las denuncias correspondientes ante el Ministerio Público para que integre las carpetas de investigación, con la finalidad de llevar a cabo un cabo un cabo hasta un juez de control este tipo de abusos cometidos por aquellos que aprovechan su estatus jerárquico para realizarlos.

Ojalá que la intervención de la diputada Sandra Amaya sirva para que no suceda lo que en muchas ocasiones, que las denuncias quedan en el olvido o en el escritorio de quienes tienen la obligación de integrar las carpetas de investigación. Parafraseando a Andrés Manuel López Obrador, sólo la mujer puede salvar a la mujer. Julieta Hernández Camargo tiene muchos años defendiendo a mujeres víctimas de violencia, lo mismo, su organización “Sí hay mujeres en Durango”. Este es un lugar donde las mujeres pueden acudir en busca de apoyo o asesoría jurídica.

Personas como Sandra y Julieta son garantía de que estos delitos en contra de las mujeres serán atendidos por las instancias correspondientes para que, llegado el momento, se haga justicia.

ELEMENTO 01 (sólo si es necesario)

ELEMENTO 02 (sólo si es necesario)

La diputada Sandra Amaya ha dejado muy claro que las mujeres agraviadas no estarán solas, que se harán las denuncias correspondientes ante el Ministerio Público para que integre las carpetas de investigación,con la finalidad de llevar a cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo un cabo hasta un juez de control este tipo de abusos cometidos por aquellos que aprovechan su estatus jerárquico pararealizarlos.

“Haiga sido como haiga sido”, lo cierto es que estamos en deuda con las mujeres desde hace siglos, y no hemos podido superar el síndrome del machismo cultural, que nos hace ver a la mujer como un objeto y no como sujeto.