/ martes 8 de marzo de 2022

Paty, Marina, Esteban

Sin lugar a dudas, cada proceso electoral es único, las circunstancias económicas y sociales, los propios candidatos, el peso del ejercicio del poder, son los que lo inédito tenga escritura, una vez agotada la elección.

Las coaliciones o alianzas, no son ajenas a los duranguenses, se presentaron de una u otra forma, con los asegunes de la ley electoral vigente en el momento, pero siempre con el mismo propósito, sumar sufragios, dejando a un lado ideologías y doctrinas.

Hace tres años, arriba al poder ejecutivo federal, partido y candidato, que fueron la válvula de escape, a la irritación generada por la galopante corrupción de las administraciones anteriores.

La principal bandera cuasi imán, fue el combate a la impunidad, sin embargo, conforme avanzan los meses, los escándalos de abuso, los han llevado a apropiarse de la frase “hambre vieja”.

La lista es larga, mencionaré los más conocidos; los embutes al hermano del presidente, las adjudicaciones millonarias de obras y servicios, sin mediar proceso de transparencia alguna, obras en proceso apartadas de toda consideración ambiental, devastando manglares y selvas.

Por si lo anterior fuera poco, la inclusión en la función pública y poder legislativo de personajes totalmente repudiados por su pasado y presente, como es Manuel Bartlett Díaz y Napoleón Gómez Urrutia.

El asalto a las arcas públicas, “a ojos vistas” con una población, según datos de CEPAL 2021, cerca al 50% hace posible la compra de votos por una despensa o un billete de dos ceros. Este es el mayor lastre para la candidata de Morena, la enfermera de profesión Marina Vitela.

Mientras que en la Alianza por Durango, con su candidato Esteban Villegas, tiene ante sí el reto interno de sumar voluntades de hecho, no de fotografía, de los agraviados por las decisiones cupulares que lo fabricaron candidato, ante un partido que históricamente nace y transitaba por sus procesos democráticos internos, lo que ante la sociedad duranguense en general, lo acreditaba para su confianza, no olvidemos, y lo saben los dirigentes, el “voto duro” del PAN, no es el de la membresía, sino el de los simpatizantes sin rostro, que no portan filiación alguna, pero que razonan de acuerdo a candidatos honorables y propuestas viables.

A Patricia Flores la relegaron con el pretexto de no tener arraigo en Durango, sin dificultad Movimiento Ciudadano la invita como su candidata, a sabiendas que puede convertirse en la tercera vía, como sucedió en el estado mas pujante del país, Nuevo León, las encuestas le otorgan entre un 6 a 0% en las preferencias, pese a “lo desarraigado” sin campaña política, como los mencionados párrafos arriba, no tengo la menor duda, que varios votos azules, se decidirán por esta opción.

Sin lugar a dudas, cada proceso electoral es único, las circunstancias económicas y sociales, los propios candidatos, el peso del ejercicio del poder, son los que lo inédito tenga escritura, una vez agotada la elección.

Las coaliciones o alianzas, no son ajenas a los duranguenses, se presentaron de una u otra forma, con los asegunes de la ley electoral vigente en el momento, pero siempre con el mismo propósito, sumar sufragios, dejando a un lado ideologías y doctrinas.

Hace tres años, arriba al poder ejecutivo federal, partido y candidato, que fueron la válvula de escape, a la irritación generada por la galopante corrupción de las administraciones anteriores.

La principal bandera cuasi imán, fue el combate a la impunidad, sin embargo, conforme avanzan los meses, los escándalos de abuso, los han llevado a apropiarse de la frase “hambre vieja”.

La lista es larga, mencionaré los más conocidos; los embutes al hermano del presidente, las adjudicaciones millonarias de obras y servicios, sin mediar proceso de transparencia alguna, obras en proceso apartadas de toda consideración ambiental, devastando manglares y selvas.

Por si lo anterior fuera poco, la inclusión en la función pública y poder legislativo de personajes totalmente repudiados por su pasado y presente, como es Manuel Bartlett Díaz y Napoleón Gómez Urrutia.

El asalto a las arcas públicas, “a ojos vistas” con una población, según datos de CEPAL 2021, cerca al 50% hace posible la compra de votos por una despensa o un billete de dos ceros. Este es el mayor lastre para la candidata de Morena, la enfermera de profesión Marina Vitela.

Mientras que en la Alianza por Durango, con su candidato Esteban Villegas, tiene ante sí el reto interno de sumar voluntades de hecho, no de fotografía, de los agraviados por las decisiones cupulares que lo fabricaron candidato, ante un partido que históricamente nace y transitaba por sus procesos democráticos internos, lo que ante la sociedad duranguense en general, lo acreditaba para su confianza, no olvidemos, y lo saben los dirigentes, el “voto duro” del PAN, no es el de la membresía, sino el de los simpatizantes sin rostro, que no portan filiación alguna, pero que razonan de acuerdo a candidatos honorables y propuestas viables.

A Patricia Flores la relegaron con el pretexto de no tener arraigo en Durango, sin dificultad Movimiento Ciudadano la invita como su candidata, a sabiendas que puede convertirse en la tercera vía, como sucedió en el estado mas pujante del país, Nuevo León, las encuestas le otorgan entre un 6 a 0% en las preferencias, pese a “lo desarraigado” sin campaña política, como los mencionados párrafos arriba, no tengo la menor duda, que varios votos azules, se decidirán por esta opción.