Estamos a días de conocer la determinación que tomarán los diferentes partidos políticos y sus respectivas coaliciones en cuanto a la designación de las candidaturas para la elección que definirá al próximo titular del poder ejecutivo estatal. Estas últimas dos semanas han sido turbulentas como era de esperarse, pues son muchos los que quieren, pero pocos los que en verdad pueden.
En cuanto al Movimiento de Regeneración Nacional y sus aliados, el contexto es muy claro. El Consejo Nacional de este instituto político votó hace unas semanas para proponer a cuatro aspirantes, dichas propuestas fueron enviadas a la comisión de elecciones que podrá agregar hasta dos candidatos más en la encuesta final. Quedaron fuera en esta primera ronda actores relevantes de la política local como Manuel Espino Barrientos y el eterno candidato Alejandro González Yáñez, lo que generó que sus equipos de trabajo se molestaran y que, en algunos casos, amagaran con no apoyar a Morena.
En el caso del partido de la 4T si el género corresponde al masculino, será candidato el senador José Ramón Enríquez; si corresponde al femenino, la viabilidad de la candidatura se inclina hacia la alcaldesa con licencia de Gómez Palacio, Alma Marina Vitela. El único problema que tienen en este partido político es que en múltiples ocasiones y de manera sospechosa han designado candidatos con pocas posibilidades de triunfo.
En cuanto a la coalición del PRIANRD se presentaron manotazos en la mesa, araños y patadas por debajo de ésta. Corrió la versión de que Esteban Villegas Villarreal estaba a nada de ser el candidato, lo que generó molestia en lo público y privado al interior del PAN, pues al ser gobierno quieren ser ellos los que encabecen la alianza a cómo de lugar.
Incluso, parece que no les importa ser derrotados con uno de los suyos antes que salir “victoriosos” con un extraño.
La estrategia de Villegas dio frutos. Levantó polvareda no sólo en Acción Nacional.
También en el PRI hubo reacciones, aunque fiel a la costumbre fueron más las que se dieron en lo corto. En lo público, sólo Luis Enrique Benítez protestó y calificó como impositiva la decisión de que Esteban llegara a ser candidato en el futuro inmediato.
Siempre hay que dar una percepción de fortaleza. Nos encontramos en el tiempo en el que todos los aspirantes dicen que serán ellos. En los que vieron señales o, casualmente, todos están arriba en las encuestas. En los jaloneos, dimes y diretes. Lo cierto es que, únicamente Esteban Villegas Villarreal representa competitividad y tiene compactado a su equipo de trabajo tanto en lo territorial como en lo estratégico.
En la misma tesitura, José Ramón Enríquez Herrera representa el único bloque realmente opositor no sólo al gobierno, sino a “la mafia en el poder”, a todo aquello por lo que se votó para que quienes actualmente deciden lo cambiaran y que quedó sólo en el discurso. Es por esto que al primer acto de esta obra partidista podría titulársele “todos contra Enríquez”, pues es más fácil que existan acuerdos entre los demás aspirantes que lleven a pactos de impunidad. Esta situación le favorece al galeno, pues está acostumbrado a navegar en aguas turbulentas en las que parece, incluso, crecerse.
Falta casi nada para que se dé inicio al nuevo capítulo en el que sólo un par de aspirantes tendrán una “noche buena” y el resto melancolía.