Los obstáculos de Esteban Villegas
Esteban Villegas Villarreal arribará a la titularidad del poder ejecutivo estatal con una gran legitimidad después de haber obtenido una aplastante victoria en los comicios próximos pasados a pesar de tener en contra todo el aparato gubernamental tanto federal como local.
Llegar en estas condiciones es alentador, pero implica una enorme responsabilidad, sobretodo porque las expectativas son altas y los resultados tienen que ser prácticamente inmediatos.
Sabedor de la dura situación en la que le toca iniciar, desde el primer momento ha echado mano de su olfato político y ha puesto en marcha la mejor herramienta que tendrá que es la palabra y el convencimiento. Por ello se ha enfocado en prácticamente radicar en la ciudad de México para fortalecer sus relaciones políticas, mientras que en lo local ha designado un equipo de alto perfil para que se encargue de la entrega recepción y esté maniobrando las coyunturas políticas de casa.
Al sentarse en la silla principal del Bicentenario su primera labor será la de recoger las sobras que le hereda José Rosas Aispuro Torres, es decir, un Durango sin capacidad de endeudamiento y sin la posibilidad de obtener recursos extraordinarios. Los primeros dos años de su gobierno tendrá un panorama poco alentador que se puede sacar de encima con política, política y más política. Se enfrentará a decisiones complejas por su estrecha relación con Alejandro “Alito” Moreno, dirigente nacional del PRI y la necesidad de ser cobijado por el presidente López Obrador para cumplir con las altas expectativas de su arribo al poder.
Es así que en casa requiere de todo el apoyo posible y aunque conoce a plenitud la máxima que versa: “El poder se ejerce, no se comparte”, tendrá que hacer conciencia de que nadie más que él tendrá los hilos conductores, pero requerirá de operadores que le auxilien en la gobernabilidad, aunque no se encuentren netamente en la estructura de gobierno, pero sí en la del poder. Parte de su equipo le llama a esto -erradamente- cogobernar, y se resisten a ello, pero los tiempos han cambiado y si no lo aceptan serán más un obstáculo que agentes de ayuda y de cambio para el próximo gobernador.
EN EL TINTERO… La convocatoria para la renovación del sindicato de Salud está próxima a salir. Muchos son los tiradores, pero pocos los que tienen posibilidades reales. En salud la responsabilidad de la operatividad política está recayendo en Ramón García, que le sabe a estos menesteres. Ramón tiene asegurada su posición como director de los servicios de salud, aunque su perfil da para más. Será pieza fundamental para establecer la tan esperada “línea”.
Por último, quiero aprovechar este espacio para agradecer a la vida por darme la oportunidad de tener a mi padre a mi lado por 40 años, a Dios por permitirnos conservarlo por casi 80 y a él, mi papá, por entregar lo mejor de sí toda la vida. Don Robert, siempre estarás presente en mi memoria y corazón. Gracias a todos los que estuvieron al pendiente en todo momento.