”Enseguida el rey le preguntó: —¿Hay alguien de la familia de Saúl que todavía viva? De ser así, quisiera mostrarle la bondad de Dios. Siba le contestó: —Sí, uno de los hijos de Jonatán sigue con vida. Está lisiado de ambos pies. —¿Dónde está? —preguntó el rey. . . Entonces David mandó a buscarlo ... A partir de ese momento, Mefiboset comió a la mesa de David, como si fuera uno de los hijos del rey.“
2 Samuel 9:3-5, 7, 11, 13 NTV
Anny llegó a Joshua House cuando tenía apenas tres añitos. A causa del maltrato físico que había recibido por parte de sus progenitores la niña no podía valerse por sí mismo para caminar, eso sin contar los moretones en su frágil cuerpo, el alto grado de desnutrición y el profundo daño emocional. Fue dada en adopción por el gobierno Ucraniano. Sus papás adoptivos la recibieron con la condición de que estarían dispuestos a criar a una persona lisiada.
Era difícil acercarse a Anny, el abuso la había marcado no solo física sino emocionalmente. Era muy difícil “conectar”. Con el transcurrir del tiempo Jim y Sandy se dieron cuenta que el lenguaje del amor era la comida. A Anny le “encantaba” comer, así que cada día en el regazo de Jim ella degustaba cada cucharada de avena. Un día ocurrió el milagro: “Gracias Papi”. La niña había sanado, aún no de sus pies, pera si de su alma. La fisioterapia hizo el resto y al poco tiempo comenzó a caminar.
Pero la historia no termina ahí. Esta niña guerita de hermosos ojos azules pronto se convirtió en una señorita y conquistó el corazón de un joven americano quien estuvo dispuesto a dejar su tierra para formar una familia con ella. Al poco tiempo de casarse tuvo una hija y sirven junto a su esposo en la casa hogar. Así hace Dios con nosotros. Nos busca, nos recoge, nos sana, y nos trata como hijos de un rey, todo para mostrarnos su bondad y su gran amor, como los McCann lo hicieron con Anny.
